Opinión

Liderar desde el crecimiento interior: un llamado a los líderes de Colombia

Liderar una organización no es simplemente un rol estratégico o financiero. Es un compromiso profundo con el desarrollo de las personas, la sostenibilidad del entorno y la transformación de un país lleno de desafíos y posibilidades.

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Alexa Oviedo
5 de mayo de 2025, 9:03 p. m.
Liderar es un compromiso con el desarrollo de las personas, las organizaciones y la transformación social.
El verdadero liderazgo significa crecer primero como líder para inspirar a otros. | Foto: 123RF

En mi experiencia como empresaria en el sector energético, he comprobado que el verdadero liderazgo no se sostiene solo en la ejecución o en la capacidad de inspirar a otros, sino en la decisión personal y consciente de crecer primero por dentro para luego influir afuera.

Estamos entrando en una nueva era del liderazgo, en la que no basta con escalar cifras o cumplir metas. El liderazgo que Colombia necesita —y que cada vez más organizaciones están exigiendo— es un liderazgo transformacional, consciente y orientado a un propósito. Es aquí donde el crecimiento personal se convierte en una pieza clave, no solo para el bienestar del líder, sino también para el desarrollo de su equipo y el impacto sostenible de su empresa.

Brendon Burchard dice: “El éxito no se mide por lo que logras, sino por cómo creces y a quién ayudas en el proceso”. Esta frase resuena profundamente en quienes lideramos equipos en entornos retadores, donde la presión por los resultados puede fácilmente desconectarnos del “por qué” que nos trajo hasta aquí.

Liderar con intención implica reconocer que cada día es una oportunidad para crecer en claridad, energía; coraje, productividad, influencia y propósito —los seis hábitos del alto desempeño según Burchard. Estos hábitos no son teoría vacía, son prácticas reales que pueden transformar la manera en que dirigimos nuestras empresas y acompañamos a nuestros equipos.

Claves para liderar desde el alto desempeño

Claridad: un líder sin visión clara se convierte en una brújula desorientada. La claridad no solo es saber qué queremos lograr como empresa, sino quién necesitamos ser para hacerlo posible. Tener claridad sobre nuestros valores, nuestras fortalezas y nuestras debilidades nos permite tomar decisiones más conscientes y auténticas.

Energía: el ritmo acelerado del mundo empresarial en Colombia exige líderes con energía sostenida, no solo física sino emocional y espiritual. Cuidar nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestros espacios de descanso no es un lujo, es una estrategia de liderazgo. Cuando estamos bien, lideramos mejor.

Coraje: en un país como el nuestro, el coraje no se trata de arriesgarlo todo, sino de ser valientes para conversar lo incómodo, tomar decisiones difíciles y actuar desde la verdad, aunque incomode. El coraje es el puente entre la intención y la transformación.

Productividad: no se trata de hacer más, sino de hacer lo que realmente importa. Brendon propone vivir con “intención deliberada”, es decir, priorizar lo que tiene un impacto real, soltar lo accesorio y delegar lo que otros pueden hacer mejor que nosotros. Un líder productivo es aquel que maximiza su impacto, no su ocupación.

Influencia: liderar no es imponer, es inspirar. La influencia real viene del ejemplo, de la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. En Colombia, donde aún existen brechas de confianza en las instituciones, liderar con integridad puede ser el mayor acto de transformación social.

Propósito: finalmente, el propósito lo es todo. Sin propósito, los resultados no tienen alma. Las empresas que hoy marcan la diferencia son las que logran alinear su impacto económico con una causa mayor. Y ese propósito debe nacer del líder, de su historia, de su fe, de su visión para el país.

Cuando un líder crece, su equipo crece. Y cuando un equipo crece, la organización se transforma. El crecimiento personal no es un acto egoísta, es un acto generoso. Es entender que no podemos llevar a otros a donde no hemos ido nosotros primero.

Por eso, uno de los mayores regalos que podemos dar a nuestros colaboradores es convertirnos en ejemplos vivos de lo que predicamos: líderes que se reinventan, que se forman, que piden ayuda, que sanan; que se perdonan, que se retan y que siguen soñando, incluso cuando ya han logrado mucho.

Estamos llamados a elevar el estándar del liderazgo en Colombia. No solo por nuestras empresas, sino por nuestro país. Cada decisión consciente, cada hábito de alto desempeño que integramos a nuestra vida, cada conversación honesta que tenemos con nuestro equipo, es una semilla sembrada en el tejido social.

Nuestro país necesita más líderes que entiendan que el desarrollo económico sin desarrollo humano es una fórmula incompleta. Y que el crecimiento organizacional comienza cuando decidimos crecer por dentro.

No se trata solo de cambiar resultados. Se trata de cambiar vidas. Y todo empieza con la tuya.

Alexa Oviedo, gerente de O3 Smart Cities