
Opinión
Crecimiento que asfixia, la confesión que todo CEO debe leer antes de quedarse sin caja
Si su empresa crece rápido y todos lo felicitan, cuidado. Podría estar al borde del ahogo financiero sin notarlo. Se aprende tarde, pero a tiempo para compartirlo: la caja es el oxígeno que sostiene cualquier negocio.
Las empresas no mueren por falta de ventas, sino asfixiadas por falta de caja. Suele ocurrir justo cuando todos aplauden el crecimiento como el mayor logro del año. Lo viví en carne propia: hace dos años, la empresa que lideraba crecía al 30 por ciento. Sumábamos premios y reconocimientos, pero llegó diciembre y nos quedamos sin aire. Los recaudos no llegaban y teníamos que pagar todo. Esa ironía –el éxito que amenaza con ahogarte– es más común de lo que muchos CEOs queremos admitir.
Lo peor de esa sensación no es la angustia diaria, sino darse cuenta de que no lo viste venir por estar demasiado ocupado celebrando las cifras. Se habla de expansión, metas y récords, pero muy poco de las facturas pendientes, los proveedores inquietos o la nómina que se convierte en una carrera contrarreloj. El verdadero termómetro del éxito no son solo las ventas, sino la respiración que te da el flujo de caja.
¿Cómo sobrevivir, entonces, a ese ‘límite invisible’ entre el crecimiento sano y la administración de la caja para cumplir?
He entendido una lección que hoy defiendo abiertamente: ningún CEO puede permitirse crecer sin una estrategia de oxigenación a la altura del reto. Descubrí que, mientras en Colombia cruzamos los dedos para cobrar a tiempo, en Europa o Japón ya no esperan. Allá, el factoring –anticipar ingresos antes de quedarse sin aire– es parte del manual de las empresas que realmente compiten. En España, Francia, Alemania o China no lo consideran una alternativa, sino una rutina de supervivencia que mueve cerca del 20 por ciento de su PIB anual. Optan por la agilidad, la prevención, por estar un paso adelante de la siguiente crisis de caja.
El factoring y el confirming son parte del manual de quienes quieren jugar en la liga mayor: convertir facturas en liquidez inmediata, acelerar cobros sin deudas adicionales y mantener la confianza de todo el ecosistema empresarial.
¿Por qué no hacerlo en Colombia? Hoy entiendo que hacer factoring no es una señal de que la empresa esté en problemas, sino de que el CEO cuida su oxígeno para poder acelerar cuando haga falta. Porque, antes de crecer, debe asegurarse de que todos puedan respirar: clientes, equipo, proveedores.
Plantearse en serio estas preguntas transforma el liderazgo. ¿Realmente sé en qué momento entra y sale la caja? ¿Me anticipé al desbalance de fin de año o solo crucé los dedos? ¿Mi organización puede acelerar las ventas sin estrellarse por falta de aire? Mientras en Colombia muchos esperan que la caja alcance, en los países desarrollados se aseguran de que nunca falte. Por eso duermen mejor.
Adoptar el factoring fue, para mí, dejar de improvisar y asumir la administración del flujo de caja como una verdadera estrategia de competencia. No solo es convertir facturas en liquidez inmediata, sino recuperar el control, evitar discusiones innecesarias, dormir mejor y mirar el futuro con la tranquilidad de que la máquina puede seguir en marcha aunque aumente la velocidad.
Hoy cierro el año con un mantra distinto: ‘Cultura financiera global’. ¿Su empresa está preparada para crecer sin perder el aire? La respuesta está en la caja que sostiene a todo el equipo cuando más lo necesita. Exijamos resultados, sí, pero aprendamos de los líderes globales: anticipar la caja no es signo de debilidad, sino de visión.
¿Tiene el oxígeno listo para su próximo gran salto? El éxito sostenible empieza por ahí.
María Camila Muñoz, CEO de la fintech Mente
