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Los ataques cibernéticos salían de este edificio del Ejército chino en Shanghái.

GEOPOLÍTICA

China al ataque cibernético

Las revelaciones de la existencia de una unidad de piratas informáticos del Ejército chino hacen entrar al mundo en la era de la ciberguerra fría.

23 de febrero de 2013

Hasta la semana pasada la calle Datong, Shanghái, parecía ser como cualquier otra. Pero un informe de la empresa de seguridad Mandiant reveló que ahí funciona la Unidad 61398, un proyecto militar ultrasecreto que ha liderado cientos de ataques cibernéticos en Estados Unidos. Aunque Beijing se apresuró a negarlo todo, la investigación es una bomba, pues por primera vez se prueban los nexos entre hackers chinos y el gobierno.


La Unidad 61398 llevaba siete años saqueando los secretos de 140 organizaciones comerciales, políticas y militares. Uno de los objetivos era robar propiedad intelectual. Los piratas se infiltraron en Coca Cola, en la firma de ciberseguridad RSA, cuyos códigos protegen bases de datos del gobierno norteamericano y en el gigante de la aeronáutica militar Lockheed Martin. También entraron a diarios como The New York Times y The Wall Street Journal justo después de que publicaron artículos críticos sobre el régimen chino. Pero lo más preocupante es que los hackers lograron operar a distancia infraestructura eléctrica, acueductos y oleoductos. 

Los chinos invadieron los sistemas con correos electrónicos que enviaban a nombre del jefe o un colega del objetivo. La operación era replicada millones de veces hasta que alguien abriera el email, lo que instalaba un programa espía que daba acceso a contactos, bases de datos, documentos y redes internas. La información era después comprimida y enviada a China. En 2012 se calcula que Estados Unidos perdió 300.000 millones de dólares en secretos industriales por estos robos.

Hace años que Estados Unidos es víctima de este tipo de ataques y siempre se señaló a Beijing, pero nadie lo había probado. Mandiant explicó que rastreó las direcciones IP de cientos de ataques, y todos salieron del edificio de la Unidad 61398, que pertenece al Ejército Popular de Liberación. 

Sin embargo, esta es solo la última batalla en una guerra silenciosa que lleva ya varios años y donde todas las potencias están involucradas. El problema es que los niveles de agresividad aumentan y muchos se preguntan si un ataque informático será considerado como un casus belli y se trasladará a un conflicto convencional. Como le dijo a SEMANA Vivek Mohan de la Universidad de Harvard, “la mayoría de las operaciones son ultrasecretas. Washington dice que todas están en el marco de las leyes. Pero no se sabe exactamente cómo se aplican al ciberespacio”. 

La semana pasada el presidente Barack Obama firmó un decreto que le otorga poderes especiales para responder a cualquier ataque cibernético y dijo que estos serán tratados como un “acto de guerra”. Pero es poco probable que Washington tome represalias directas contra Beijing. Tal vez contraataque en la sombra o a través de un agente interpuesto. Se trata de una situación más parecida a la de la Guerra Fría que a la de un conflicto abierto. Pero muestra que el mundo entró en la era de la ciberguerra y que las batallas con virus y códigos de programación ya no son ciencia ficción.

Javier de la Torre Galvis