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¿Qué hay detrás de la detención domiciliaria a Leopoldo López?

La salida de la cárcel de Ramo Verde demuestra que la calle sí cuenta y que las protestas pueden seguir teniendo efecto en el futuro. Decisión del tribunal tiene varias coincidencias.

Julio Londoño Paredes*
8 de julio de 2017

Sorpresivamente el jefe opositor venezolano Leopoldo López fue transferido de la cárcel a su casa para seguir cumpliendo la pena que se le impuso en arresto domiciliario. Según el gobierno, su traslado se adoptó por “problemas de salud”.

Aunque la decisión puede ser interpretada por algunos como “un ramo de olivo” que envía el régimen, de todas maneras, merece algunas consideraciones, porque resulta extraño que de la noche a la mañana -acusado por todos los ángulos por violaciones reiteradas a los derechos humanos y por mantener presos políticos, en especial a Leopoldo López, por inspiración del “pajarito chavista”- Maduro haya cambiado de opinión.

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Ante todo, la presencia multitudinaria y permanente de la oposición en las calles de Caracas y otras ciudades de Venezuela, ha alcanzado un logro. Nunca en el vecino país se había visto tan generalizada y persistente reacción, que implica además que la calle sí cuenta y puede seguir teniendo efecto en el futuro.

Para la OEA con su Secretario General a la cabeza y para la mayoría de los países latinoamericanos -entre ellos Colombia- que han promovido las reuniones del organismo y han formulado declaraciones respecto a los presos políticos sin necesidad de resoluciones, es una satisfacción. Al igual que para los exmandatarios y líderes de países latinoamericanos y de España, que han sido críticos, especialmente del encarcelamiento de Leopoldo López.

Pero surgen algunas coincidencias. El próximo 16 de julio está programada una gran marcha, con todas las características de un paro nacional y generalmente esos paros tienen nefastos efectos para algunos regímenes. Igualmente se fijó para el próximo 30 de julio las elecciones para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, aunque esta ha merecido el rechazo generalizado del pueblo venezolano y de la comunidad internacional.

Se abre, además, un capítulo que estaba temporalmente cerrado. La presencia nuevamente de Leopoldo López, aunque sea en arresto domiciliario, con Henrique Capriles, como líderes de la oposición podría hacer aparecer nuevamente el fantasma de la división, que influyó para que Maduro continúe aún en el poder. Es de esperarse que, en esta coyuntura, los líderes opositores en un gesto de grandeza resuelvan unir sus esfuerzos. Ya se conoce la historia y se sabe que, si eso no sucede, será muy difícil que el régimen madurista pueda ser derrotado.

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Es bien sabida la inmensa influencia cubana en Venezuela y para nadie es un secreto que los cubanos han asesorado permanentemente, primero a Chávez y luego a su pupilo Maduro, en el manejo de la situación interna y en la política internacional. Los cubanos, a diferencia del presidente de Venezuela y del conocido círculo que lo acompaña, si saben de política y así lo demostraron por más de 50 años en que prevalecieron frente a la nación más poderosa del planeta que movió todos los hilos para tratar de lograr su aislamiento.

Algunos olvidan, que la llave que abrió el cambio de la nueva actitud del gobierno de Obama frente a Cuba, fue el sorpresivo anuncio de la liberación en diciembre de 2014 del especialista en inteligencia norteamericano, Alan Gross, tras permanecer casi 20 años olvidado en las prisiones de la isla. En contraprestación, los Estados Unidos, liberaron a “los héroes” que aún se encontraban presos, que era la condición que Fidel y Raúl Castro habían puesto para entablar diálogos con los Estados Unidos.

Por eso, sobre la situación de Venezuela, “amanecerá y veremos”… ojalá que amanezca y los venezolanos vean un futuro…

(*) Profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario