MUNDO
Informe especial: La escalada del conflicto en Medio Oriente hace temer una guerra civil entre judíos y palestinos. ¿Cómo se llegó a esta crisis?
Esta fue la semana más violenta entre israelíes y palestinos en siete años. El saldo de los miles de misiles que cayeron de lado y lado es de por lo menos 190 muertos, entre ellos 31 niños. Esta vez los árabes-israelíes se sumaron a las protestas. Ante este nuevo escenario, el presidente israelí Reuven Rivlin advirtió sobre una posible guerra civil.
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Se volvió a prender la llama del conflicto bélico más antiguo del mundo: el árabe-israelí. El peor escalamiento de violencia en esa zona desde el 2014, deja por lo menos 190 muertos, entre ellos 31 niños y revive viejos odios y miedos que dispararon las alarmas de la comunidad internacional que hace un llamado al diálogo. La nueva ola de ataques por cielo y tierra comenzó en un barrio en Jerusalén Oriental llamado Sheikh Jarrah y al mejor estilo de la ley bíblica del talión, que cobra ojo por ojo y diente por diente, judíos y musulmanes se agredieron y se vengaron hasta quedar ambos manchados de sangre y dolor.
Sheikh Jarrah es un barrio que ilustra bien la historia de Jerusalén. Hasta 1948 hacía parte de Palestina bajo el mandato británico, ese año, con la creación del estado de Israel, pasó a estar bajo control de Jordania que instaló ahí a familias de refugiados palestinos que habían sido desplazados de sus casas por la guerra árabe-israelí. En el año 1967, Israel retomó en control de esa zona y los antiguos dueños judíos de las propiedades -que dicen haberlas comprado en 1876- las quieren de vuelta. La noticia de que la corte suprema de justicia obligaría a cuatro familias a evacuar los hogares donde llevaban generaciones, desató la violencia . Para los palestinos no es un asunto de finca raíz, sino uno político.






A pocas cuadras de Sheikh Jarrah se encuentra la ciudad amurallada y en ella la mezquita de Al Aqsa donde celebraban el día más importante del mes de Ramadán cuando se dio la noticia de la inminente evicción de cuatro familias del barrio en Jerusalén oriental. A la indignación por la eventual expulsión, se sumó el malestar que produjo entre los palestinos una marcha de sionistas que celebraban “el dia de Jerusalén” para conmemorar que retomaron el control de la ciudad en 1967. Con los ánimos caldeados, se prendió la mecha que resultó en enfrentamientos entre la policía israelí y musulmanes, los cuales dejaron más de 200 heridos y decenas de detenidos, pero sobretodo provocaron la ira de la comunidad palestina que ante la presencia de los militares en el tercer lugar más sagrado de su religión decidió vengarse.



Ojo por ojo y diente por diente. Así lo dice la ley del talión y en oriente medio desafortunadamente conocen ese principio muy bien. Tras los disturbios en la mezquita de Al Aqsa, que además dejaron más de 30 soldados israelíes heridos, el grupo Hamas lanzó desde Gaza 130 cohetes en cinco minutos. Israel reaccionó lanzando ataques contra 700 blancos en la franja de Gaza y destruyendo un edificio de doce pisos que albergaba oficinas de Hamas, el grupo político que gobierna en Gaza y que es considerado una organización terrorista por la mayoría de los países del mundo. Hamas vengó los ataques contra Gaza que dejan por lo menos 120 muertos, lanzando más de 1,800 misiles contra Israel matando a seis civiles y un soldado.



Si bien el mundo está acostumbrado a la violencia crónica en esa zona del mundo, esta vez es distinto: por primera vez se registraron serios disturbios entre judíos y árabes israelíes en las calles de Israel. “Estamos peleando en dos frentes”, dijo el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu durante una visita a Lod, una de las ciudades en las que vivían ambas comunidades en paz. El levantamiento de los árabes israelíes significa para su gobierno un conflicto interno y de ahí que se esté usando por primera vez en ese país terminó “guerra civil”. Los árabes israelíes son palestinos cuyas familias se quedaron en Israel tras la creación del estado judío en 1948 y que obtuvieron ciudadanía israelí. Son casi dos millones de personas, 21 % de la población de ese país. Se quejan de ser “ciudadanos de segundo grado”, en especial desde que Netanyahu, decretó la llamada ley del Estado Judío, que otorga mayores derechos a los judíos por encima de los musulmanes.




El alcalde de Lod, Yair Revivo comparó la violencia contra hogares, sinagogas y vehículos como “la noche de los cristales de Lod”, haciendo referencia a los pogromos contra los judíos en la Alemania nazi. Por su parte el presidente israelí Reuven Rivlin dijo “Estamos lidiando con una guerra civil sin razón. Por favor detengan esta locura”. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu reconoció que es la violencia interna la que más le preocupa, “no tenemos mayor amenaza que estos pogromos, no tenemos más opción que restaurar el orden usando la fuerza necesaria” Rivlin, su presidente fue aún más dramático al expresar su miedo ante un conflicto interno que en su opinión pone en peligro la existencia del estado judío.


El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebrará este domingo una reunión sobre el conflicto palestino-israelí. Se espera que asistan el enviado de la ONU para Oriente Medio, el noruego Tor Wennesland, así como representantes de Israel y los palestinos. Esta semana se dieron dos reuniones a puerta cerrada que no lograron una resolución pues Estados Unidos rechazó dos declaraciones conjuntas en las que se pedía el cese de las hostilidades por considerarlas “contraproducentes” en esta fase, según los diplomáticos. Por lo pronto no hay señales de un acuerdo entre las partes lo cual deja en evidencia que décadas de diplomacia para resolver el conflicto más viejo del planeta, por ahora, no ha resuelto nada.
