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| Foto: A.F.P.

VENEZUELA

El relevo de Maduro si lo llegan a revocar

El presidente reforzó su gobierno con los más fieles aliados de su partido para blindarse frente al duro año que se inicia para el régimen venezolano.

7 de enero de 2017

Entre los múltiples cambios, el más rechazado por la oposición ha sido el nombramiento del nuevo vicepresidente, Tareck El Aissami, quien se describe en su cuenta de Twitter como “militante del PSUV –Partido Socialista Unido de Venezuela-. Radicalmente CHAVISTA”. De ascendencia sirio-libanesa, Aissami se ha consolidado como una de las figuras jóvenes más importantes de la ultraizquierda de ese país.

Con solo 42 años ya fue diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela y dirigió el Ministerio de Interior durante el segundo mandato de Hugo Chávez. Sin embargo, el puesto que determinó su ascenso al estrellato político fue la Gobernación de Aragua, el estado más violento de Venezuela y por el que, de acuerdo con el diario The Wall Street Journal, la justicia estadounidense adelanta investigaciones en su contra por presuntas ayudas a narcotraficantes.

Haciendo caso omiso de estas acusaciones, el presidente del país vecino desplegó su estrategia para prolongar la influencia del chavismo en el gobierno, pues El Aissami lo reemplazaría en caso de un eventual referendo revocatorio. Del otro lado, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, eligió como presidente a Julio Borges del partido Primero Justicia, del que se espera una gestión más efectiva que la de su antecesor Henry Ramos Allup.