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| Foto: Cortesía de Ejército

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Hidroituango: riesgo de nueva inundación en Puerto Valdivía

La creciente del Cauca del sábado, causada por el destaponamiento del túnel que obstruido por un derrumbe, dejó más de 600 damnificados en el corregimiento del bajo Cauca antioqueño.

13 de mayo de 2018

Parada a la orilla del embravecido río Cauca, Stella, de 49 años, señala los maderos sobre los que se parapetaba su casa en Puerto Valdivia. Vive con su marido y los hijos de su marido, y dice: “Vea como quedó mi casa. ¿Ya qué vamos a hacer con la casita así? Tiene que haber alguien que responda”. La voz se le quiebra y prefiere callar. Como los 600 damnificados de lo que parece, para ellos, una tragedia anunciada. Aunque pudo ser peor.

La creciente del río Cauca por cuenta del destaponamiento de uno de los túneles del proyecto hidroeléctrico Hidroituango a las dos de la tarde de este sábado —y que se volvió a taponar naturalmente a las seis de la tarde—, terminó afectando a Puerto Valdivia, corregimiento del municipio Valdivia, en el bajo cauca antioqueño, quizá uno de los parajes más conocidos para los paisas, pues es un punto de referencia en la vía que va de Medellín a la costa Caribe.

Después de una alerta que se divulgó por las emisoras locales, todo el caserío buscó un lugar para resguardarse. Luego vieron lo que la furia del río represado había dejado: 19 casas arrasadas, dos salones del colegio en el suelo, el centro de salud destruido.

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“Vivo aquí en el barrio Remolinos y pertenezco a la asociación de mineros y pescadores. Me encuentro demasiado afectada, nos quedamos sin comida, sin dónde dormir, el río del proyecto de Hidroituango acabó con todos los enseres que teníamos. Todo esto se debe a lo de EPM, porque hace muchos años vivimos aquí y no nos había pasado esto. No tenemos absolutamente nada. Le pedimos al Gobierno que mire a ver qué va a hacer con nosotros, que no nos dejen tirados”, dijo Rosario, una anciana de más de 60 años que solo quedó con la ropa que tenía puesta.  

Jesús Antonio Martínez, un líder importante del pueblo, aseguró: “La problemática de nosotros aquí es por culpa de EPM, nos dijeron que era una creciente suavecita, y suavecita fue que se nos llevó casi el pueblo entero. Se nos llevó el puente de casi 200 años, un puente histórico. Se nos llevó las casitas que estaban a orillas del río, se llevó marranos, gallinas, neveras, los botes, dos motos, un motocarro. En el matadero había como diez marranos y se perdieron también, se ahogaron. Que hagan presencia que la gente está casi que se enloquece”.

Por ahora, son pocos los partes entregados por las autoridades, desde el Puesto de Mando Unificado —conformado por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Dapard, Cruz Roja, Ejército, Policía y EPM—. Se informó de las 600 personas evacuadas para atenderlas en albergues, “las primeras ayudas de la Gobernación de Antioquia llegaron a la medianoche. En el corregimiento no se reportan personas desaparecidas, lesionadas o fallecidas por esta contingencia. Los puentes peatonales de Palestina y el que estaba ubicado a la altura de Puerto Valdivia fueron destruidos por la fuerza de la corriente. En este momento se evalúa la afectación del puente peatonal de Turcó, a la altura de la desembocadura de la quebrada El Arito”.

Pese a la atención, los damnificados pudieron comer algo hacia las 3 de la mañana y desayunaron temprano este domingo aguapanela con pan. Diana Giraldo, una de las integrantes de la coordinación regional del Movimiento Ríos Vivos Antioquia, dijo que desde el  primer momento se han manifestado sobre los riesgos que construir Hidroituango podría traer. Dijo que hubo desidia por parte de las autoridades, pues se declaró la alerta de manera tardía, por lo que los damnificados no pudieron salvar sus enseres y muchos perdieron cosechas de plátano, yuca, maíz y cultivos de pescado, así como animales de engorde, cerdos y pollos y vacas.

“Vemos que falta planeación, porque esto no es un desastre natural, es un desastre que le corresponde a la empresa por falta de rigor técnico en la forma en cómo se construyó el embalse. Desde los años ochenta están los estudios que dicen que en el territorio hay varias fallas geológicas. Algunos geólogos dicen que la casa de máquinas no se debió ubicar donde está, porque justo ahí se encuentran dos fallas geológicas. Ellos sabían que las montañas presentaban altas pendientes en algunos lugares con ángulos de más de 90 grados”, dijo Giraldo.

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Mientras tanto, los habitantes pagan las consecuencias. Mauricio Madrigal, uno de los líderes que en Puerto Valdivia ha estado más atento a los signos que advertían el desastre, asegura que la situación está bastante "maluca" por el número de damnificados. "Hay muchas casas caídas, hay gente que quedó sin nada, sin papeles. Mucho dolor por ese puente que tiene 200 años. En Puerto Valdivia pasaron la alarma muy tarde. La activaron porque la gente bravió a las autoridades. La gente corrió. Hay un albergue que está en el coliseo, que queda en las laderas del río, y por eso la gente no quiere estar ahí. Se está necesitando urgente alimentación, ropa, agua, colchonetas, plástico. Y ahora hay otro problema, ya hay ladrones robando lo que quedó en las casas”.

Por su parte, desde EPM se dijo que en este momento hay movimientos en la montaña, debido a la presión del agua, que no se pueden controlar. El vicepresidente de Gestión de Negocios de EPM, John Alberto Maya Salazar, dijo: “Los tres túneles están taponados. Son movimientos que se están presentando al interior de la montaña que nosotros no podemos controlar en este momento. En un principio queríamos volar los tapones y pretapones para poder evacuar, eso hoy no lo estamos haciendo dado a lo que se presentó el día de ayer. No podemos determinar porque son fenómenos que están ocurriendo que no los tenemos muy claros”.

Maya Salazar también explicó por qué se presentó una creciente tan fuerte: “El embalse ha subido paulatinamente, hay un volumen muy importante de agua que sale ahí del orden de unos 4.800 metros cúbicos por segundo que sumado a la evacuación de la casa de máquinas de 1.200 metros cúbicos por segundo sumaron alrededor de 6.000. Esa fue la creciente que se presentó en el río Cauca y afectó a Puerto Valdivia”. Además, el vicepresidente advirtió que la creciente podría volver a suceder.

El contexto

La mala hora para Hidroituango empezó el 29 de abril con un derrumbe en uno de los túneles por los que se desvió el río Cauca para poder terminar la construcción del muro de presa; al ver el caudal del afluente disminuido, más de cincuenta familias de Valdivia evacuaron sus viviendas por temor a que una avalancha se las llevara por delante. Pero el problema se solucionó con prontitud, sólo en unas cuantas horas.

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Sin embargo, la pesadilla volvió a empezar el 30 de abril con otro derrumbe que terminó por taponar el túnel y disminuyó mucho más el cauce del río. Esto llevó a los ingenieros a una carrera contra el tiempo por destaponar dos túneles que habían sido sellados, tarea imposible porque uno se inundaba continuamente, y el otro tenía un tapón de concreto de 22 metros. Así, EPM se enfrentaba a una tragedia de tamañas proyecciones: un avalancha que podía arrasar con corregimientos y hasta con pueblos del bajo cauca antioqueño: Valdivia, Puerto Valdivia, Tarazá, Cáceres y Caucasia, además de inundar la vía al mar.

En primer lugar, para atender la emergencia, los ingenieros se propusieron terminar el realce del llenado de la presa para alcanzar la cota del vertedero y  de esa manera el agua volviera a su cauce de manera natural. Pero la ola invernal hacía crecer el Cauca doce metros por día, por lo que se corría el riesgo de que la fuerza fluvial se llevara el muro, que aún no se termina. En palabras del gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta: “Nosotros teníamos una rata de 42 mil metros cúbicos de tierra por día para alcanzar el llenado de ese embalse, pero durante esta semana el clima ha arreciado y la productividad en la colocación de esta presa se nos rebajó un 65 por ciento”.

Un ingeniero de la obra con el que pudo hablar SEMANA aseguró que a mediados de semana estaban trabajando en el llenado de la presa con el agua a los tobillos y que fue en ese momento cuando se determinó que habría que inundar la casa de máquina. Y es que el embalse ya estaba alcanzando una cota de 350 metros sobre el nivel de mar, por lo que el riesgo era inminente.

“Precisamente la medida que estamos tomadnos de dejar ingresar agua por casa de máquinas es para controlar que el embalse no alcance ese nivel del vertedero y poder terminar la construcción del mismo. Entrando agua por casa de máquinas tenemos estimado que la cota máxima que puede alcanzar el embalse es de 380, cuando el vertedero en este momento está en la cota 395 y necesitamos llegar hasta la cota 410”, dijo Londoño de la Cuesta, explicando así que al río sólo le faltaban 15 metros para llegar al nivel de obras.

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Las preguntas que todos se hacen es: ¿quién tiene la culpa? ¿Quién se equivocó?

Desde EPM aseguran que es temprano para hacer acusaciones y aseguran que todos los estudios se hicieron con responsabilidad. La duda está sobre los estudios de prefactibilidad que se encargaron del medio abiótico que estudia las condiciones en tierra, agua y aire para el desarrollo del proyecto, este fue desarrollado por la firma de consultoría Integral, dueña en una primera instancia del proyecto, idea que le vendió a EPM y cuyo rol ahora es de asesoría. Sin embargo, el túnel donde hubo derrumbes es producto de una modificación de licencia ambiental, por lo que ahora las autoridades deberán explicar cuál era el contenido de solicitud de modificación y si para la misma era necesario hacer nuevos estudios.

Por ahora, Londoño de la Cuesta asegura: “Los estudios que les menciono se hacen de dos formas, hay unas evaluaciones geológicas externas que se hacen por puntos de muestreo, y en esos puntos de muestreo no se registró ningún suelo que no permitiera el desarrollo de los túneles. Ahora, cuando se empiezan a construir los túneles, permanentemente también se hacen evaluaciones internas y de acuerdo a esas evaluaciones se va desarrollando la infraestructura necesaria para construir el túnel. Ninguna evaluación mostró irregularidades. Esto indicaba qué tipo de revestimiento había que hacerse en cada zona del túnel. Lo que se hizo, se hizo según estándares internacionales”.

Otras dudas se dirigen sobre Concreto, la empresa que por medio de licitación —la más barata que se presentó a ofertar—, se quedó con el contrato y que tiene otros contratos con EPM. Aunque el gerente Londoño de la Cuesta lo ha desestimado, las concejales María Paulina Aguinaga (Centro Democrático) y Luz María Múnera (Polo Democrático),  señalan que en el contrato se ven sobrecostos del 30, 50 y 70 por ciento, pues hay adiciones a la obra —que tuvo un valor inicial de 1,89 billones de pesos— que superan los 600 mil millones de pesos. Y es que si se vuelve a las palabras del Gerente, y no hubo fallas en los estudios geológicos, entonces la falla estuvo en la construcción y los revestimientos del túnel.

Por ahora, las perdidas tendrán que asumirlas las compañías aseguradoras que se encargaran en gran medida de lo perdido en infraestructura y del lucro cesante. En palabras del gerente "los cálculos de las pérdidas de la inundación de la casa de máquinas son por el momento inciertas, aunque la inundación se hizo evitando perder equipos valiosos".

Las dudas permanecen. Un derrumbe repetido no es un evento fortuito que no se podía preveer, y menos un derrumbe que logró poner en jaque las obras de Hidroituango y en riesgo la vida miles de personas. Ahora la Procuraduría busca respuestas, pues abrió investigación sobre el alcance de los estudios geológicos pues esta circunstancia —se lee en un comunicado— debió ser advertida por los estudios de prefactibilidad.