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Wilton Orrego, guardaparques asesinado en el PNN Sierra Nevada | Foto: Archivo particular

CONFLICTO

Lo que hay detrás del asesinato del guardaparques Wilton Orrego

El contratista trabajaba en un sector del Parque Nacional Natural (PNN) Sierra Nevada de Santa Marta, donde poderosos intereses se mueven. Defensoría ya había hecho advertencias.

16 de enero de 2019

De cinco disparos quedó herido de muerte en la noche de este lunes el guardaparques Wilton Faulner Orrego, en el mismo sitio donde trabajó y vivió. Orrego fue abaleado en el territorio que defendió por tres años, el sector de La Lengüeta, al interior del Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta y dentro de los límites del corregimiento samario de Guachaca.

El sitio es clave no solo por su exuberancia natural, ser refugio de biodiversidad o por su belleza turística. También es un corredor estratégico que permite mover toneladas de narcóticos y armas gracias a los puertos naturales de aguas profundas, a donde llegan a proveerse lanchas rápidas y a la Troncal del Caribe que cruza por la zona, asegurando la conexión terrestre con Barranquilla, Cartagena, el resto de la costa y el interior del país.

La inexpugnable montaña que se levanta a poca distancia sirve de escondite y retaguardia a organizaciones delincuenciales que se lucran de este tráfico, los Pachenca y los Rojas, herederas de los grupos paramilitares de Hernán Giraldo y de Adán Rojas, respectivamente.

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Contra ellas se ciernen la amenaza del Clan del Golfo, que siempre ha buscado entrada en la región sin lograrlo (Barranquilla ha sido el escenario de esa disputa), y del ELN, que tras una época de letargo busca hacerse sentir de nuevo de cara a los diálogos con el Gobierno Nacional.

La incidencia de los Pachenca, los Rojas y otros grupos amados organizados (GAO), antes denominados bandas criminales (bacrim), fue objeto de una alerta temprana en mayo de 2018 por parte de la Defensoría del Pueblo para el Distrito de Santa Marta y los municipios de Ciénaga (Magdalena) y Dibulla (La Guajira), que corresponden a la cara noroccidental de la Sierra.

Ausencia

Orrego no había informado de amenazas. El hombre de 35 años, tras ser herido fue llevado desde la vereda Perico Aguao hasta el centro de salud en el casco urbano de Guachaca. Allí intentó ser estabilizado por el personal de salud. Una patrulla de la Policía lo llevó hasta un peaje cercano y de ahí pudo ser subido a una ambulancia que lo llevó al Hospital Universitario Julio Méndez Barrenche, donde falleció minutos después.

En un comunicado, Parques Naturales pidió adelantar las investigaciones que permitan esclarecer este triste hecho que segó la vida de un hombre que velaba por la conservación de la biodiversidad. Wilton deja atrás a su esposa, Saida García, quien ha liderado en la región proyectos para la FAO y la Unión Europea, y a una hija de 15 años.

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Es un crimen terrible que le quita la vida a una persona que estaba cumpliendo con su deber, que estaba dedicada al trabajo con la comunidad y a velar por la conservación del parque. Nos duele mucho y esperamos que la ciudadanía nos acompañe con esa consternación, dijo a SEMANA Julia Miranda, directora de Parques Naturales.

La funcionaria señaló que Orrego tenía como labor identificar los predios en los que había ocupación y construcciones ilegales. Era un hombre lleno de juventud, de vida y de trabajo consagrado, era una persona a la que querían mucho en la zona, añadió.

Ocupación ilegal

De las cosas duras que están ocurriendo en la zona es esa ocupación ilegal, construcciones ilegales incluso para ecoturismo, hasta con un hotel muy lujoso. Se han abierto las investigaciones y se han ordenado las demoliciones que han terminado por ejecutarse. Esas personas han reaccionado, reveló Miranda.

De hecho, y sin querer vincular los hechos, la directora refirió que hace pocas días quemaron la sede de Parques Nacionales en La Lengüeta. Por si fuera poco, hay amenazas de muerte contra el director del PNN Sierra Nevada de Santa Marta, Tito Rodríguez, para quien las autoridades evaluaban medidas de seguridad, justo cuando se presentó el asesinato.

Su muerte habría sido ordenada por Jesús María Aguirre Gallego, Chucho Mercancía, el jefe de los Pachenca.

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Esta forma de ocupación ilegal en la zona se da de una forma similar a la que ocurrió en la época en la que el exjefe paramilitar Hernán Giraldo era el amo y señor de la sierra, quien alentaba a los campesinos a ocupar territorios de reserva.

Con ello conseguía dos objetivos: generación de recursos por el cobro de vacunas por la prestación de bienes y servicios, y algo mucho más clave, control territorial.

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Fuentes de la región señalaron a SEMANA que ese control territorial, propio de la época en que los grupos paramilitares eran amos y señores, se está reeditando. Los conocedores del parque señalan que hay predios invadidos, en especial dos fincas —una de ellas con varias hectáreas sembradas con banano y maíz. Los nuevos jefes del control territorial ademas estaría organizando a los pobladores supuestamente afectados para exigir compensaciones económicas el Estado.

Ante la situación el alcalde de Santa Marta, Rafael Martínez, manifestó a medios de comunicación quevemos un inusual incremento de la intranquilidad [de los moradores de la zona]. Hay intento de retoma del territorio por parte de actores ilegales, algunos que salieron del proceso de Justicia y Paz, otros porque pagaron penas en Estados Unidos o Colombia. La misma comunidad venía denunciando un aumento inusitado de la extorsión.

El mandatario local convocó para este jueves un consejo de seguridad para evaluar la situación junto con las autoridades militares y de policía, así como la Fiscalía, a quienes advirtió que pedirá cuentas. Lo cierto es que es el Estado el que ha fracasado en mantener la paz en una zona de patrimonio ambiental que ya se le había arrebatado a la violencia.