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Ángela Robledo y Marta Lucía Ramírez | Foto: SEMANA

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Colombia tendrá su primera vicepresidenta

La única certeza que tienen los colombianos sobre los resultados de la segunda vuelta es que gane quien gane, Colombia tendrá por primera vez en su historia una vicepresidenta. ¿Cuál fue el papel de las mujeres en esta campaña? ¿Qué ganan las mujeres con esto?

29 de mayo de 2018

Esta campaña presidencial ha marcado un hito para las mujeres en Colombia. Cuatro de cinco candidatos, todos hombres, escogieron como fórmula vicepresidencial a una mujer. Y dos de ellas, Marta Lucía Ramírez y Ángela María Robledo, podrán ocupar esta posición después de las elecciones del 17 de junio. Por primera vez en la historia de nuestra joven democracia, la segunda persona más poderosa en la Casa de Nariño pertenecerá a la otra mitad de la población, esa que culturalmente ha sido más discriminada y oprimida, la femenina. No solo eso, el poder de las mujeres en estas elecciones se puede contar con votos, pues según datos de la Misión de Observación Electoral (MOE) hay 18,6 millones de mujeres habilitadas para ejercer el voto en Colombia. Es decir, el 51,6 por ciento del electorado.

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La historia de las mujeres en la política colombiana es relativamente corta. El derecho a ejercer el voto se les concedió hace apenas 64 años y la primera vez que ellas pudieron acudir a las urnas fue durante el plebiscito del 1 de diciembre de 1957 para validar al Frente Nacional. Esa primera vez 1.835.255 electoras se dirigieron a los puestos de votación a cumplir con su deber ciudadano. Es decir que en el lapso de poco más de dos generaciones el caudal de votantes que tienen un F en la casilla de sexo en sus cédulas ha aumentado impresionantemente.

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Las cuatro mujeres que fueron elegidas como copilotos de las campañas cuentan con hojas de vida excepcionales, en especial si se tiene en cuenta la poca y comparativamente pequeña participación que han logrado las mujeres dentro de la política electoral. “La política sigue siendo un escenario mayoritariamente masculino, donde las mujeres no dejan de ser excepciones, que chocan con un techo en donde no importa qué tan exitosas o preparadas sean,  terminan ocupando papeles secundarios”, dijo a SEMANA Angélica Bernal, directora del departamento de ciencia política de la Jorge Tadeo Lozano y autora del libro Las mujeres y el poder político: una investidura incompleta. Para ella el ejemplo más claro de este fenómeno es Marta Lucía Ramírez, la número 2 de Iván Duque el candidato del Centro Democrático. Ella no solo fue la primera ministra de Defensa que tuvo el país de 2002 a 2003, sino que también fue electa senadora en 2006 con 70.000 votos. En 2014 logró conseguir 2 millones de votos como candidata del Partido Conservador, lo que le valió el tercer lugar en las presidenciales de ese año. “Ramírez, tenía todo el potencial, carácter y apoyo para irse sola y de entrada se fue en una coalición (la de la derecha en la que se presentaron como precandidatos Duque, Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez) en la que sabía que le era imposible ganar. Ella tenía la trayectoria, conocimientos, preparación y había demostrado ser una gran electora. Ella es más relevante y tiene más peso que Iván Duque, pero está en un lugar secundario”, concluyó la doctora Bernal.

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La vice de Gustavo Petro,  Ángela María Robledo, tiene una hoja de vida académica amplia. Es psicóloga con maestría en política social y fue decana académica de la Facultad de Psicología de la Javeriana. Fue representante a la Cámara por el Partido Verde, del ala mockusiana. Desde tiempo atrás viró más hacia la izquierda, hasta dejar de lado las toldas verdes e irse de la mano de del candidato de la Colombia Humana. De todas las candidatas a la Vicepresidencia es la que más abiertamente ha trabajado el tema de la lucha por la equidad de género y los derechos de los niños.

La experiencia de Claudia López con la política electoral es más reciente. Después de haber iniciado su carrera como miembro del movimiento por la séptima papeleta, y de hacer estudios de posgrado, su investigación de votaciones atípicas en el Congreso de 2002, que reveló en SEMANA, fue clave para destapar el escándalo de la parapolítica. Se lanzó al Senado en 2014 y ganó su curul por el Partido Verde con 81.000 votos. El 28 de febrero se hizo pública su elección como fórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo por la Coalición Colombia.

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Clara López, la coequipera del candidato del Partido Liberal Humberto de la Calle, también ha tenido una sólida carrera política y ha demostrado un potencial interesante a la hora de recaudar votos. En 2014 logró un cuarto lugar en la carrera presidencial con 1,9 millones de votos, apenas unos menos que Marta Lucía Ramírez. “Difícilmente, incluso las mujeres más capaces, llegan a los puestos donde se toman las decisiones”, aseguró López en un video perfil suyo que apareció en El Tiempo.

Y quizás este fenómeno de las vices es la prueba fehaciente de que en efecto en Colombia ni la sociedad ni el electorado están listos aún para brindarles a las mujeres espacios más relevantes dentro de la política electoral. No sobra tener en cuenta que en las últimas elecciones al Congreso solo se eligieron 56 mujeres, de los 258 congresistas. Es decir apenas el 21,7 por ciento. Lo cual es muy poco, sobre todo si se tiene en cuenta que la ley de cuotas habla del 30 por ciento de candidatas, y que solo una de ellas, Ana Paola Agudelo del partido Mira, encabezó una lista. Y que al final todas las que plantearon una aspiración presidencial se replegaron, ya fuera para ir de coequiperas de un candidato hombre como las arriba mencionadas, o en el caso de Viviane Morales por el partido Somos y Piedad Córdoba por Poder Ciudadano, quienes retiraron sus nombres ya iniciada la campaña. Morales y Córdoba, quienes han tenido papeles relevantes dentro de la política nacional y en diferentes momentos han logrado sumar votos importantes, no vieron viables sus aspiraciones por el poco apoyo que suscitaron y por temas económicos, pero ambas denunciaron discriminación de género al no haber sido invitadas a los debates de candidatos pues afirman que eso las invisibilizó ante el electorado.

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Aunque muchos aseguran que el cargo de vicepresidente es más decorativo que estratégico al momento del trabajo ejecutivo, sí es relevante que este rol lo ejerza por primera vez una mujer. “Las cuatro que estamos de vices somos mujeres muy destacadas. Ninguna lo ve como un retroceso, sino como un ascenso en su vida política. No lo hicimos por darles espacio, sino por consolidar proyectos políticos en los que creemos”, aseguró Claudia López a El País de España. Ella cree que en la próxima década el país podría tener una presidenta por primera vez en la historia.

Por ahora las mujeres contarán con una representante en el segundo cargo de la Casa de Nariño. Ahora, que si esto cambiará en algo el papel de las mujeres en la política nacional y les dará más representación en general dependerá de quién llegue a ese puesto. “Hoy sabemos que un cuerpo de mujer no garantiza ni una sensibilidad de género, ni una posición feminista, ni necesariamente un compromiso de representar políticamente la diferencia femenina”, escribió la politóloga María Emma Wills Obregón en su libro de 2007 Inclusión sin representación. Y a juzgar por las dos opcionadas a ocupar el cargo y los programas presidenciales que representan, las cosas pueden o cambiar, o seguir igual e incluso retroceder en algunos aspectos.

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Por un lado está Marta Lucía Ramírez del Centro Democrático, que poco o nada ha incluido el tema de la equidad de género y ha enfocado sus propuestas al tema de la familia, lo cual regresaría la visión de rol ideal de las mujeres al hogar y a lo privado. No sobra resaltar el apoyo de los sectores religiosos, lo que deja ver que en cuanto al tema de la Interrupción voluntaria del embarazo y el acceso a educación sexual de calidad quedarán en entredicho, por la clara oposición de estos sectores a dichos temas.

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Al otro lado está  Ángela Robledo de Colombia Humana, que sí cuenta con propuestas específicas como ampliar la atención integral a las víctimas de violencia de género, así como la promesa de un gabinete en el que el 50 por ciento de sus miembros sean mujeres.

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Aun así, es positivo que haya una mayor visibilidad de las mujeres, como sin duda la ha habido en esta campaña. Y ese es un primer paso importante. Sin duda las cuatro candidatas a vices han abierto las puertas para quienes llegarán después.