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Manizales, ¿otra tragedia anunciada?

El reciente deslizamiento de tierra en Manizales hace parte de una triste racha de emergencias invernales que en tres décadas ya suma 161 muertos. Una tendencia histórica que debe cambiar.

22 de abril de 2017

En Colombia se volvió común decir que las tragedias o desastres naturales estaban anunciados. Para no ir muy lejos, una vez ocurrida la mortal avalancha en Mocoa el pasado 7 de abril, expertos en temas ambientales y de organización territorial denunciaron que desde hace varios años existían informes que alertaban sobre las posibles avalanchas que podían ocurrir en la zona.

Doce días después, la desgracia llegó a Manizales. Un fuerte aguacero que cayó en la madrugada del pasado 19 de abril ocasionó varios deslizamientos que sepultaron varios barrios, calles y avenidas. El saldo fatal: 17 muertos, 23 heridos, un desaparecido, 80 viviendas destruidas y 500 familias damnificadas. Y cuando los manizaleños no terminaban de contar y enterrar a sus muertos apareció la consabida frase: la emergencia invernal, “era una tragedia anunciada”.

La demoledora conclusión provino de Tulia Elena Hernández, personera de la ciudad y experta en temas de organización territorial. La funcionaria apoya su afirmación en estudios oficiales que alertan sobre la inminencia de deslizamientos en las laderas de Manizales, especialmente en el famoso cerro Sancancio.

En efecto, esta revista tuvo acceso a esos informes, algunos elaborados desde 1997, que reiteran el alto riesgo que tiene Manizales de sufrir deslizamientos por efecto de las lluvias y recomiendan las acciones por seguir para mitigarlos. Lo insólito es que muchas de las sugerencias quedaron como un saludo a la bandera y la expansión de la ciudad continuó.

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Prueba de ello es que desde hace tres décadas la capital caldense y su zona periférica han sufrido una docena de tragedias invernales que ya dejan el asombroso saldo de 161 muertos, decenas de heridos y cientos de familias damnificadas, y que, según los expertos, podrían haberse evitado.

Para no ir más lejos, hace seis años y en menos de un mes Manizales fue azotada por dos deslizamientos, uno ocurrido el 19 de octubre que dañó la bocatoma del acueducto municipal y dejó sin agua a la ciudad por 16 días. El otro, acaeció el 5 de noviembre de 2011 y sepultó parte del barrio Cervantes con un saldo de 48 muertos y 111 familias damnificadas.

Foto: En la imágen se ve cómo quedó el Barrio Cervantes cuando la tragedia del 5 de noviembre de 2011 dejó 48 muertos

Desde 2011 hacia atrás, las emergencias invernales se han paseado por numerosos barrios de la ciudad como el deslizamiento de tierra en el San Fernando en 1982 y que causó 22 muertos; o el del barrio La Carolina en 1993 con 12 muertos; en La Sultana ocurrido en 2003, con 16 muertos, entre otras fatalidades. De ahí que muchos se preguntan, ¿por qué persisten las tragedias si el riesgo invernal está sobrediagnosticado?

Foto: En la izquierda se ve el Barrio San Fernando, el 7 de enero de 1982 cuando la tragedia dejó 22 muertos. Al lado derecho se ve como quedó el Barrio San Cayetano cuando la tragedia se cobró 10 muertos, el 28 de noviembre de 1993.

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El tema se ha tratado de minimizar echándole la culpa a la furia de la naturaleza. En el caso de la actual emergencia las autoridades han dicho que el aguacero del 19 de abril fue único y superó los límites históricos al sobrepasar los 156 milímetros de lluvia. Si bien es cierto, la personera asegura que en Manizales, “hay un serio problema de ética”. A su juicio, “hay que hablar del POT y del modelo de ocupación del territorio” y frenar su expansión desordenada.

Manizales está levantada sobre uno de los picos de la cordillera Central en donde la pluviosidad es alta, hay grandes fallas geológicas y sus montañas se caracterizan por tener suelos débiles y fáciles de fracturar. Eso significa que allí hay muy pocos lugares para edificar, sin embargo, los gobernantes no han contenido la expansión urbana.

De ahí que esa ciudad, donde viven 500.000 personas en 180 barrios, tiene 300 puntos críticos considerados de alto riesgo para deslizamientos. Dicho en palabras simples, Manizales es una ciudad que se derrumba y para resolver el problema “se necesitan 54.000 millones de pesos y reasentar a 6.000 familias”, explicó a esta revista Jairo López, director local de la oficina de Gestión del Riesgo.

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Por ejemplo, en la actualidad, barrios aledaños al cerro Sancancio como Persia-González y Calixto San Luis presentan continuos deslizamientos menores porque sus laderas fueron invadidas y deforestadas. Lo mismo sucede con las franjas de protección de ríos y quebradas como Chinchiná, San Luis y El Guamal.

Todo eso lo tienen claro las autoridades, los académicos y hasta los empresarios; incluso en la ciudad se ha desarrollado uno de los mejores sistemas de prevención de riesgos del país que cuenta, entre otras cosas, con 48 pluviómetros instalados en sus laderas que alertan en tiempo real la cantidad de lluvia que caen y 14 estaciones hidrológicas que monitorean constantemente el comportamiento del clima y su impacto en las montañas. Además, en Manizales nació el program´Guardianas de las laderas`, un ejército de 200 mujeres encargadas de cuidar y vigilar los cerros verdes que rodean la capital de Caldas.

Pero nada de ello parece suficiente para frenar el mayor de los problemas: el crecimiento desbordado. Desde la personera Hernández, pasando por los expertos en temas geológicos, coinciden en asegurar que existen fallas en el ordenamiento territorial de la ciudad, “y esa situación se siente con mayor fuerza a partir del año 2000”, argumentó Gonzalo Duque Escobar, profesor de la Universidad Nacional de Manizales.

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Según todos los expertos, mientras no se modifiquen los POT a las características ambientales de la ciudad y no se detenga la expansión urbana en zonas de alto riesgo y la desforestación, las tragedias continuarán ocurriendo. Lo sucedido en Manizales es otro campanazo de alerta, el segundo en menos de 15 días, para que las autoridades colombianas tomen en serio el problema de la organización territorial y el crecimiento urbano, de lo contrario el país seguirá contando muertos debido a la furia de la naturaleza. 

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Otras tragedias invernales

Mayo 26 y 27 de 2008, vía Panamericana cinco muertos, 12 heridos.

Abril 21 de 2008, La Esmeralda, un muerto.

Junio 5 de 2009, Cerro de Oro, un muerto, cuatro heridos.

Marzo 28 de 2011, Avenida Centenario 16 familias damnificadas.

Abril 13 de 2011, vía Manizales-Bogotá, 21 muertos.

Abril 19 de 2017, cerro Sancancio, 17 muertos, 23 heridos, un desaparecido, 500 familias damnificadas.