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| Foto: Esteban Vega

ENTREVISTA

“Hay todo un equipo contra el crimen”: director de la Dijín

El director de la Dijín, general Jorge Vargas, habla con SEMANA sobre el Clan del Golfo, el crimen organizado y la delincuencia común en el país.

11 de febrero de 2017

Hace pocas semanas hubo una serie de cambios en la Policía Nacional. Una de las unidades estratégicas, su columna vertebral, es la Dirección de Investigación y Policía Judicial e Interpol (Dijín). Y desde hace algunas semanas, la dirige el general Jorge Luis Vargas Valencia.

Con más de 30 años de servicio, se trata de uno de los más curtidos y experimentados oficiales de la fuerza pública. A lo largo de su carrera hizo parte y estuvo en la primera fila en las unidades que enfrentaron y desarticularon los grandes carteles de la droga como los de Medellín, Cali, la Costa y el Norte del Valle, entre otros. Participó en la caída de capos de la talla de Pablo Escobar, los hermanos Rodríguez Orejuela o el Mexicano, y otro centenar de narcos de primera línea. También estuvo en los grupos que enfrentaron la expansión paramilitar, y fue fundamental en la captura y desarticulación de las estructuras y narcos que surgieron de las disidencias de las AUC, como la temida Oficina de Envigado o el Loco Barrera.

También es reconocido como el hombre clave en la lucha contra la guerrilla y comandó operaciones estratégicas como Fénix, que terminó con la muerte de Raúl Reyes, o Sodoma, que marcó el fin del temido Mono Jojoy, entre muchas otras de alto impacto y que minaron la capacidad de ese grupo subversivo. Se encargó de la captura y desarticulación de cerca de 30 de las principales estructuras de las bandas criminales, así como de medio centenar de grupos de delincuencia organizada.

Con varios cursos y posgrados en universidades e institutos del exterior, desde hace más de una década es uno de los oficiales más cercanos y de mayor confianza de las agencias federales y de inteligencia de Estados Unidos, Europa y América Latina. Este es el hombre que desde hace un mes dirige la Dijín.

SEMANA: Se cumplen dos años desde que comenzó la Operación Agamenón para capturar a Darío Úsuga, alias Otoniel. ¿Por qué no lo han detenido todavía?

GENERAL JORGE VARGAS: La Operación Agamenón no fue diseñada con el único objetivo de capturar a Otoniel. Se trata de un gran esfuerzo del gobierno e institucional que desde el inicio tuvo como fin acabar con toda la estructura militar, económica y logística de la organización criminal conocida hoy como el Clan del Golfo. Y esos objetivos se han venido cumpliendo. Ahora la situación de esa estructura y sus integrantes es muy distinta.

SEMANA: ¿Por qué es distinta si la gente siente que están en todo el país?

G.J.V.: Las cifras hablan por sí mismas de los resultados de Agamenón y otras operaciones contra ese grupo criminal y otras. En los últimos dos años 1.241 integrantes del Clan del Golfo han sido capturados, de los cuales 81 eran cabecillas o jefes regionales o locales. A esas detenciones se suman otros 278 que pertenecían a grupos delincuenciales que trabajan para esa organización. Adicionalmente 46 integrantes de esa bacrim, entre ellos mandos medios y altos, murieron durante enfrentamientos en más de 325 operaciones de asalto que se han realizado. Como consecuencia de estas acciones se fracturó el sistema de mando y control del grupo. Perdieron las zonas de confort, desde donde daban órdenes, y esto obligó a los jefes como Otoniel, Gavilán, Nicolás o Inglaterra a tener que estar huyendo permanentemente a zonas selváticas, incluso por fuera de las fronteras.

SEMANA: Pero financieramente, y gracias al narcotráfico, el Clan del Golfo sigue siendo muy fuerte...

G.J.V.: En ese aspecto también han sido golpeados muy fuertemente y la situación es muy diferente a como estaba ese grupo hace menos de cinco años. Tan solo entre 2015 y 2016 se les decomisaron cerca de 50 toneladas de droga, con un valor cercano a los 730 millones de dólares. Fueron destruidos 76 laboratorios para el procesamiento de estupefacientes, así como varias pistas clandestinas. Aproximadamente 537 bienes en todo el país, valorados en 70 millones de dólares, les hemos incautado y están en proceso de extinción de dominio. También en diferentes caletas se han decomisado 35.000 millones de pesos en efectivo. Todos estos golpes los tienen hoy en una difícil situación financiera a tal punto que incluso en algunas zonas del país no han tenido recursos para pagar la nómina de sus hombres. Por eso han acudido a una especie de outsourcing, o subcontratación criminal, en muchas zonas del país que básicamente consiste en reclutar a grupos de delincuentes o ‘vender franquicias’ a bandas dedicadas al microtráfico o a la extorsión, entre otros delitos, quienes pasan a delinquir a nombre del Clan del Golfo a cambio de entregarles una cuota para tratar de sobrevivir. Todo este debilitamiento es lo que también ha llevado a Otoniel y sus principales lugartenientes a tratar de buscar desesperadamente un sometimiento, mediante la estrategia de enviar mensajes tratando de presentarse como actores del conflicto o fuerza antisubversiva, cosa que no son.

SEMANA: ¿Tienen claro cómo está hoy el panorama de las bacrim y las organizaciones criminales en el país?

G.J.V.: Totalmente. Siguiendo las directrices del señor fiscal general, porque somos un equipo contra el crimen, se ha realizado un trabajo con la Fiscalía y tenemos muy claro que el panorama del crimen organizado se ha transformado y está identificado de tres categorías. La tipo A, que son los GAO (grupos armados organizados) en donde hay tres grupos: Clan del Golfo, Los Pelusos en la zona del Catatumbo y Los Puntilleros en los Llanos Orientales. Estos dos últimos están prácticamente desvertebrados y sus jefes han sido capturados o han muerto en operativos. La tipo B o GDO (grupos delictivos organizados) lo conforman 23 estructuras como La Cordillera en el Eje Cafetero o La Empresa en el pacífico nariñense, la mayoría de las cuales también están prácticamente acabadas y sus jefes encarcelados. Finalmente las estructuras Tipo C la conforman 1.209 bandas delincuenciales comunes. De los 1.122 municipios que tiene Colombia la presencia del crimen está concentrada en menos del 10 por ciento de ellos. Las investigaciones conjuntas con la Fiscalía han permitido establecer e identificar a cada uno de los 4.187 integrantes de esas bandas y su captura es algo que ya se está trabajando.

SEMANA: Fuera del irreparable daño ambiental, la minería ilegal se ha transformado en una de las grandes fuentes de financiamiento de grupos armados y todo tipo de delincuentes. ¿Qué se está haciendo al respecto?

G.J.V.: Sin duda es una de las grandes prioridades y, junto con la Fiscalía, se viene desarrollando una estrategia encaminada a atacar ese fenómeno en todas sus fases: exploración, explotación y comercialización ilegal. Solo el año pasado se realizaron 572 operaciones en todo el territorio nacional que terminaron con la captura de 2.033 personas sindicadas por el delito de explotación ilícita de yacimientos mineros y otros delitos conexos. 37 retroexcavadoras ilegales fueron destruidas y 121 dragas incautadas. Con los fiscales se logró la identificación de los 15 zares que concentran el comercio de oro ilegal en el país y estamos trabajando en su judicialización y captura. Con la Fiscalía se han creado seccionales especializadas para la lucha. Adicionalmente en el reciente viaje de nuestro director de la Policía, mi general Jorge Nieto, se selló una alianza con la agencia federal ICE para realizar operaciones especiales para perseguir en cualquier lugar, principalmente, las ganancias y los bienes de quienes están dedicados actividades ilegales.

SEMANA: La ciudadanía constantemente se queja y tiene la percepción de que hay un aumento en los llamados delitos de alto impacto como el robo de celulares. ¿Qué se está haciendo al respecto?

G.J.V.: Junto con la Fiscalía desde hace un tiempo ese tipo de delitos y delincuentes se empezaron a trabajar y a investigar integralmente como redes o nodos, con el objetivo de capturar toda la banda y estructura y no solo a uno o dos de los bandidos que la integran. Esa estrategia ya ha mostrado resultados tangibles que se traducen, por ejemplo, en una reducción del 21 por ciento de los hurtos a personas, residencias y comercio que bajaron de 13.528, en enero de 2016, a 10.739 en enero de este año. Con esto se ha conseguido que delitos tan graves como el homicidio presenten una reducción del 14 por ciento en este momento. El objetivo, junto con la Fiscalía, es continuar esa lucha para que esos crímenes que afectan al ciudadano sigan descendiendo.

SEMANA: Uno de los grandes problemas que afecta directamente a los ciudadanos tiene que ver con el alto porcentaje de delincuentes reincidentes. ¿Cómo se puede controlar esto?

G.J.V.: Tenemos una cifra de reincidencia alta y por esa razón se ha creado recientemente un equipo especializado para hacerles seguimiento a esos casos. Eso no es solo un tema de Policía. Hay mesas de trabajo con la Fiscalía para tratar ese tema, pero se tiene que trabajar de manera conjunta con todas las autoridades y el sistema de justicia para buscar una solución definitiva.

SEMANA: Hace poco entró en vigencia el nuevo Código de Policía y ha sido objeto de algunas polémicas. ¿Cuál cree que será el impacto del código para la sociedad?

G.J.V.: El mayor impacto que va a tener el nuevo Código Nacional de Policía para los colombianos va a ser la reducción de los delitos. Si mejora la convivencia, directamente se verá la disminución en muchos de ellos, como las riñas o las lesiones personales. Mejorará la tolerancia y sobre todo el respeto por la vida.

SEMANA: ¿Qué está haciendo la Policía frente a los asesinatos de líderes sociales y campesinos en diferentes zonas del país?

G.J.V.: Se creó un grupo especial con los mejores investigadores de homicidios y junto con la Fiscalía y diferentes agencias se conformaron grupos interinstitucionales para investigar homicidio por homicidio para llegar a los responsables. Las instrucciones del señor presidente son precisas en el sentido de hallar en el menor tiempo posible a los delincuentes, y por eso el mando institucional creó un grupo con los mejores investigadores y destinó todas las capacidades disponibles para resolver y aclarar estos hechos.

SEMANA: ¿Cuál es su reto como director de la Dijín y cuál es el futuro de la investigación criminal?

G.J.V.: En un país en posconflicto, en paz, y caminando hacia la normalización, uno de los horizontes estratégicos de la Policía debe ser el fortalecimiento de la investigación, basado en las técnicas científicas de criminalística que permitan dar una respuesta rápida a los ciudadanos. Debemos tener investigadores con alta capacidad de resolución de conductas criminales, que estén dispuestos a dar la respuesta que esperan los ciudadanos para garantizar la vida y tranquilidad de los colombianos.