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ELECCIONES 2018

El complejo panorama presidencial del Partido Conservador

Con la renuncia de Marta Lucía Ramírez, los ‘godos’ quedaron en el limbo. Su futuro electoral dependerá de los consensos a los que lleguen en las próximas reuniones de bancada y directivas.

25 de septiembre de 2017

En los círculos políticos está empezando a cobrar más fuerza la frase que dice que lo más parecido al Partido de la U es el Partido Conservador. Puede que no exageren. Al igual que en la fuerza política del gobierno, el ambiente electoral al interior de los ‘godos’ es más complejo de lo que se cree para definir candidato presidencial.

Hasta hace cuatro años, y a pesar de que los azules han estado fraccionados entre los que apoyan al gobierno y los que han querido salir de la Unidad Nacional, siempre han mostraron sus cartas para la contienda presidencial. Nombres como el de Noemí Sanín y Marta Lucía Ramírez sonaron con fuerza hace un tiempo y hasta llevó al partido a ilusionarse con ganar una Presidencia, resultado de triunfo que no sucede desde hace 20 años, con Andrés Pastrana y la alianza de diferentes corrientes liberales y conservadoras agrupadas en la Gran Alianza por el Cambio.

Pero a ocho meses de la primera vuelta presidencial no tienen una carta ganadora aún. La renuncia de Marta Lucía Ramírez al partido luego de siete años de militancia, el pasado miércoles, es un hecho que refleja la difícil situación por la que atraviesan los conservadores y un espejo de la compleja situación de los partidos tradicionales, que deja en el aire la pregunta de si es posible ganar la Presidencia sin el apoyo de una maquinaria electoral tradicional.

Esa renuncia dejó mal parados a los ‘godos’, pues la exministra obtuvo casi 2 millones de votos en las pasadas elecciones, aún sin el apoyo de la mitad de la bancada conservadora. Además, durante los recientes años se ha mantenido vigente en las encuestas y en la opinión pública criticando fuertemente al gobierno, especialmente el acuerdo de paz con las Farc.

Las encuestas como la  de Gallup Poll del pasado mes de agosto así lo demuestran. A la hoy candidata por firmas le dio un resultado de 28 puntos de favorabilidad contra 23 de desfavorabilidad. En otras palabras, es una candidata que le otorgaba al partido votos de bases electorales, como ya quedó demostrado en la primera vuelta presidencial del 2014 con la sorpresiva votación, y también votos de bases de opinión.

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Por ahora, los únicos dos candidatos que el partido tiene son el exministro de agricultura, Rubén Darío Lizarralde (2013-2014), y el exgobernador del Valle del Cauca, Ubeimar Delgado (2012-2015). Sin embargo, son fichas que no convencen a muchos al interior de la colectividad, entre otras cosas porque son personajes que no han sido medidos por las encuestas, lo que de una u otra manera los convierte en invisibles en un ramillete de casi 30 aspirantes a la Presidencia.  

Asimismo, Lizarralde ha pasado más tiempo en el sector empresarial y los cargos que ha tenido en administraciones políticas han sido más de orden gerencial. Es cercano al expresidente Andrés Pastrana desde cuando este fue alcalde de Bogotá, en 1988. Allí fue su tesorero y luego secretario de Hacienda. Pero es mucho más cercano a Marta Lucía Ramírez, siendo uno de sus coordinadores de su precandidatura presidencial del 2010.

Delgado sí ha estado mucho más presente en la opinión pública empezando por su administración en la gobernación, que terminó hace dos años largos.

Es conservador hasta los tuétanos. Durante su período de gobierno obtuvo buenos resultados en varias encuestas del momento, en algunas con más del 60 por ciento de favorabilidad, a pesar de que cuando fue elegido el departamento estaba desgastado políticamente por la suspensión de la Contraloría contra Héctor Fabio Useche, entonces gobernador, por detrimento patrimonial. Tanto así que la abstención llegó al 83 por ciento en las elecciones atípicas en las que Delgado ganó.

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Sin embargo, ninguno convence al partido en pleno. Ubeimar tiene el apoyo por defecto de los representantes del Valle, como Álvaro López Gil y Heriberto Sanabria. El de Lizarralde está todavía difuso, ya que varios congresistas consultados por SEMANA dijeron que no tienen por qué apoyarlo cuando no “nos ayudó en el Ministerio”. Además, lo ven como una figura distante políticamente y menos de opinión.

Por eso se explica que algunos directivos azules estén realizando acercamientos con personajes reconocidos por su ideales conservadores, como el exprocurador Alejandro Ordóñez, quien también carga votos de opinión. El propio senador y director de la colectividad, Hernán Andrade, se lo confirmó a SEMANA. Dijo que ha conversado con el candidato por firmas a pesar de que renunciara al partido en junio pasado.  

Los dos siempre han tenido una buena interlocución. Cuando Andrade tomó el timonel del partido lo primero que hizo fue reunirse con Marta Lucía Ramírez y el exprocurador, pero este último exigió en diferentes ocasiones que los azules abandonaran la Unidad Nacional.

“El Partido Conservador no puede seguir avalando la corrupción, la impunidad, la subida de los impuestos, el abuso contra los derechos ciudadanos. Las ideas conservadores se deben expresar en las elecciones del 2018 porque el pensamiento conservador está vigente y no puede estar secuestrado por la mermelada y las dádivas del gobierno”, dijo Ordóñez en una carta que llegó a la casa de las banderas azules, en el barrio La Soledad, en Bogotá.

Era el ultimátum que se cumplió el 5 de junio pasado cuando decidió buscar rumbo aparte. Encuestas como la de Gallup Poll de agosto demuestra que es un personaje que genera amores como odios. Su imagen negativa es de 39 por ciento contra 19 favorables, lo que lo convierte en un personaje difícil de tratar positivamente en términos de opinión, pero tiene la ventaja de que enarbola el sector radical conservador, que defiende los valores tradicionales de familia y se mantiene en oposición a todo lo que venga del acuerdo de paz con las Farc.

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Al mismo tiempo que genera diferencias en los congresistas conservadores que han estado con el gobierno, quienes han anunciado que no lo apoyarán, como lo dijo el representante de Caldas Arturo Yepes en La W. El congresistas caldense criticó, además, a Andrade por ese acercamiento, pues considera que no es coherente cuando el partido se ha comprometido a apoyar la implementación de la paz.

En otras palabras, no tiene el apoyo de algunas bases electorales y clientelares que ponen los congresistas en las regiones y que quedaron representadas en Cámara y Senado en tres millones ochocientos mil votos en las elecciones parlamentarias del 2014, lo que los convirtió en la tercera fuerza política del país.

También suena el exembajador en Washington, Juan Carlos Pinzón, cercano a los militares y quien ha permanecido en un punto medio frente al acuerdo de paz. En las encuestas se mantiene estable, con una imagen de 24 por ciento de favorabilidad contra 16 puntos negativos.

No obstante, para que ambos se conviertan en candidatos tendrán que inscribirse para participar en la consulta conservadora que se realizaría a mediados de noviembre. Inscripciones que están abiertas desde el pasado jueves y hasta el 31 de octubre.

Otro tema es la fuerte tensión al interior del partido por cuenta de la paz y su implementación. Las directivas y en sí la bancada conservadora han estado a favor de lo negociado en La Habana, pero no es el mismo caso del sector de Marta Lucía y Ordóñez, y las renuncias de ambos dejaron claro que el punto marca enorme diferencia. Lo paradójico es que una de las alternativas electorales más acertadas que tiene el partido, si no llegan a un buen consenso en las próximas semanas, es acercarse al uribismo y el puente más seguro es el de Marta Lucía, exministra de Uribe y quien acompañó al expresidente en las negocioaciones del texto de La Habana luego del plebiscito del 2 de octubre.

Lo único que aparentemente está escrito es que el segundo partido más antiguo de Colombia, que no gana una presidencial desde el milenio pasado, llegará con candidato propio para mayo próximo. Tema que tratarán el próximo jueves, 28 de septiembre, en otra reunión que los parlamentarios ‘godos’ sostendrán con las directivas del partido, como un proceso de diálogo electoral que también se celebró hace unas semanas en el apartamento del representante David Barguil.

El momento electoral mundial podría ser muy beneficioso para el Partido Conservador. Las más recientes votaciones así lo demuestran, como el Brexit, en Gran Bretaña, el plebiscito en Colombia y el triunfo de Donald Trump. El panorama no está fácil, además porque en la última elección perdieron escaños en el Congreso, pasaron de tener 22 senadores y 36 representantes en el 2010 a 18 senadores y 26 representantes en el 2014. La estrategia de encontrar un nombre capaz de abanderar esas bases conservadoras a pesar de que muchos congresistas apoyaron el acuerdo de paz dependerá de las próximas reuniones y de los consensos a los que lleguen.