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GARROTE A LA MAFIA

Después del asesinato de Lara, ¿Hay posibilidades de guerra entre el Ejército y los narcotraficantes?

11 de junio de 1984

A las 11 de la noche del miércoles 2, unos 30 hombres del Grupo Antinarcóticos de la Policía del departamento del Atlántico rodearon la finca. El ruido de los motores de un camión y de dos camionetas en los cuales se movilizaban los agentes, rompió el silencio de la noche. En la finca, apenas unas pocas luces estaban encendidas y no se notaba movimiento alguno. El asalto se inició pasadas las 11. Los agentes, que esperaban con no poco nerviosismo lo que podía llegar a ser el primer enfrentamiento directo con la mafia y que actuaban pensando en la captura de los jefes del clan Ochoa, encontraron con sorpresa que no se les oponía resistencia alguna y que los únicos capturables eran un inofensivo veterinario y un pequeño grupo de empleados dedicados a cuidar de las 500 especies animales que poblaban el zoológico privado. La operación se completó en menos de tres horas y permitió incautar armas, camperos, municiones y uno de los equipos de comunicaciones más sofisticados de que se tenga conocimiento en la historia del país. Hacia la una y media de la madrugada, el allanamiento a la finca "La Veracruz", propiedad del clan Ochoa en cercanías de Repelón, 50 kilómetros al sur de Barranquilla, había terminado. Los 30 agentes que en él intervinieron jamás habían llegado a imaginarse que este operativo pudiera cumplirse un día.
"La Veracruz" era uno de esos nombres que habían entrado a formar parte de la mitología de la mafia colombiana. En la misma categoría estaban los nombres de otras haciendas como "Nápoles" de Pablo Escobar, "La Virgen del Cobre" de José Ocampo, "Lusitania" del rejoneador Dayro Chica, "La Rinconada" de Santiago Ocampo y "La Loma", donde fue detenido Fabio Ochoa Restrepo. Algunos apellidos, de la aristocracia de la droga como Valdeblánquez, Nasser, Coronado, Rodríguez y Cotes, llenaron las columnas de los periódicos. Todo este mundo que hasta hace apenas dos semanas parecía una fuerza inexpugnable que se estaba adueñando del país, comenzaba a derrumbarse después de 10 días.
Esta guerra contra la mafia, que amenazaba con cambiar de un tajo la estructura de poderes y la misma economía del país, había tenido como detonante el asesinato del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Si la muerte de Jorge Eliécer Gaitán había desatado 36 años antes la furia represada de un conflicto de clases, la de Rodrigo Lara acababa de desencadenar una reacción súbita de "¡Basta ya! " contra el poder del crimen organizado. En esta campaña, el gobierno no era más que el intérprete directo de un sentimiento casi unánime que había irrumpido de la noche a la mañana con una fuerza desconcertante que adquiría de repente una dinámica propia. Se trataba más de una reacción instintiva que del producto de una fría deliberación y se tradujo, por parte del gobierno, en una serie de golpes fuertes pero desordenados contra todo lo que en el país pudiera ser asociado con la palabra mafia. De esta cruzada relámpago no se escapaban ni el fútbol, ni las discotecas, ni los zoológicos privados, ni las amantes de los grandes "capos". En sólo diez días, 408 allanamientos y 152 capturas, se habían desarrollado bajo el amparo del Estado de Sitio y ordenados por jueces de instrucción penal militar que actuaban desde casi todas las brigadas y batallones del país, gracias a un cierto régimen de "mano libre" que le habían otorgado los decretos dictados sobre la marcha, a medida que se cumplían los operativos contra quienes hasta entonces habían sido considerados por la opinión nacional como intocables. Las acciones no sólo eran de tipo militar: la resolución de extradición de Carlos Lehder fue firmada el marte 8 por el Presidente Betancur, después de meses de espera.
El país miraba todo esto con una mezcla de sorpresa y satisfacción y no faltaban quienes se preguntaban, como el columnista de El Tiempo, Enrique Santos Calderón, que "si se conocía quiénes eran las personas que hoy están presas o prófugas; si se sabía qué hacían y dónde estaban sus mansiones y sus haciendas y sus negocios, ¿por qué no se procedió con anterioridad?". El mismo Santos ofrecía una respuesta: "faltaba el cadáver de un ministro de Justicia para hacerlo". Al final de la semana, la opinión pública, un tanto aturdida, tenía la impresión de que todo había Dasado demasiado rápido y observaba cómo la misma velocidad de los hechos acaecidos en menos de dos semanas, impedía medir con la suficiente serenidad todas las posibles implicaciones que ellos tenían. Para comenzar y citando apenas un ejemplo, el dólar negro fue objeto de una especulación sin precedentes en los últimos tiempos y se llegó a hablar de cotizaciones de hasta más de 150 pesos por dólar, que en realidad eran más el producto del pánico que de lo que en verdad estaba pasando (ver artículo). Sin embargo, había implicaciones menos claras que las económicas, que podian ir aún más lejos. El país entero se preguntaba qué tan fuerte sería realmente la mafia y hasta qué punto las instituciones estaban en capacidad de liquidarla. Y a su vez, qué capacidad de reacción tenía el crimen organizado y qué intenciones lo podían mover a actuar en uno u otro sentido. Algunos incluso se preguntaban qué posibilidades había de que se diera una confrontación directa entre las fuerzas militares y la mafia. Desde los Estados Unidos, la revista Newsweek, que en su edición internacional, le dedicó dos páginas a las implicaciones del crimen de Lara Bonilla, aseguraba haberse enterado de que los narcotraficantes colombianos estaban dispuestos a cerrar unas mil 800 empresas donde tenían inversiones y a comenzar a armar una fuerza terrorista de 18 mil hombres si el gobierno colombiano daba cumplimiento al tratado de extradición. Aunque estas cifras resultaban a todas luces exageradas, reflejaban sin embargo, una expectativa de guerra abierta, que iba tomando cuerpo en algunos sectores. Alrededor de estas preguntas, SEMANA llevó a cabo una investigación tratando de recoger el mayor número posible de opiniones sobre cuál podría ser la posición de las partes involucradas en este conflicto.
Qué piensa el Ejército
Las Fuerzas Militares no dejaron de sorprenderse cuando el gobierno hizo el anuncio de que, al amparo del Estado de Sitio, el juzgamiento de los delitos de narcotráfico y conexos pasaría a la Justícia penal militar. Por razones obvias, el Ejército había asociado, más que el resto del país, el régimen del Estado de Sitio con la lucha antisubversiva y esta nueva modalidad del artículo 121 de la Constitución, enfocado casi exclusivamente a la represión del narcotráfico, no dejaba de ser una incógnita. Particularmente si se tiene en cuenta que el Presidente Betancur hizo un gran énfasis en delimitar su alcance para que no se confundiera su intención y no degenerara en una aplicación indiscriminada que pudiera perjudicar el proceso de paz.
Inicialmente, pareció haber una dosis de arrogancia a nivel de la tropa, que consideraba que no dejaba de ser paradójico que después de haber sido acusados de torturadores, deliberadores, cómplices del MAS, etc., ahora, de la noche a la mañana, se vieran convertidos en los salvadores del país. Una fuente de las fuerzas de seguridad dijo a SEMANA que no descartaba que en los batallones algunos piensen que "es muy frustrante que se reconozca la utilidad del Ejército con base a un factor exógeno como el asesinato de un Ministro y no con base al permanente esfuerzo que hemos venido haciendo en defensa de las instituciones a lo largo de los últimos años". Por su parte en los altos mandos no dejaron de registrarse algunos aspectos positivos de la nueva situación. Concretamente se pensó que ésta podía tener efectos favorables en la percepción que del Ejército tienen algunos sectores del país.
En términos operativos hubo al principio alguna preocupación respecto al tipo de resistencia que podrían oponer las bandas de narcotraficantes, especialmente porque se tenían informes de que el armamento con que contaban era sofisticado y abundante. Cuál no sería su sorpresa, cuando redada tras redada y allanamiento tras allanamiento, no encontraban nada más peligroso que personal de servicio que no daba muestras de entender mayor cosa de lo que estaba pasando y se entregaba dócilmente a las autoridades. En diez días de guerra abierta contra la mafia, no se había disparado un sólo tiro. ¿Era la mafia un tigre de papel? "No" respondió una fuente militar. "Pese a su poderío --agregó-- la mafia no es una organización hecha para combatir a las fuerzas regulares. Los capos están rodeados de guardaespaldas enseñados a matar sobre seguro, pero no a enfrentar operaciones militares". Interrogados sobre la versión publicada en la prensa norteamericana de que la mafia estaba pensando en armar un Ejército de 18 mil hombres, las mismas fuentes respondieron que "a través de la historia, en ninguna parte del mundo la mafia ha creado Ejércitos para oponerse a las fuerzas militares: siempre han preferido intimidar, amenazar y chantajear". Recordaron el caso del alcalde de Nueva York, Fiorelo de La Guardia, quien en 1930 lanzó todo el aparato de seguridad de la ciudad en contra de la mafia y prácticamente acabó con ella: "Del mismo modo, en el caso colombiano, a pesar de que la mafia no constituye una fuerza organizada, somos los únicos que estamos en capacidad de acabar con ellos" Les reconocen sin embargo una capacidad de llevar a cabo actos de terrorismo aislados, pero piensan que estos actos tendrían un efecto contraproducente para la misma mafia, pues se intensificarían las acciones represivas en su contra.
Finalmente, como dato curioso, SEMANA se ha enterado de que internamente las fuerzas de seguridad manejan seis hipótesis sobre los posibles responsables del asesinato de Lara. Además de las teorías ya conocidas de que fueron los grandes capos, los capos de menor rango tratando de desplazar a sus superiores o el binomio CIA-DEA, contemplan también posibilidades poco mencionadas hasta ahora como la de "narcoguerrilleros" en venganza por haberles descubierto a "Tranquilandia" grupos paramilitares como el MAS para precipitar medidas de orden público, o grupos subversivos para desviar la atención del Estado hacia la mafia y aliviar la presión de las Fuerzas Armadas sobre ellos. Entre estos últimos, incluyen la posibilidad de que se haya llevado a cabo el plan del ELN de desestabilizar el país a través de un magnicidio, cambiando a Galán por Lara.
Cita en Medellín
El Ejército de Colombia no era el único que había pasado la semana entera analizando las diferentes implicaciones de lo que estaba sucediendo después del asesinato de Lara. Lo mismo estaban haciendo los sindicados de ser las grandes cabezas del narcotráfico, contra quienes se había montado un operativo de rastreo sin precedentes. SEMANA pudo establecer que después de una desbandada inicial la misma noche que asesinaron al Ministro, el viernes siguiente se reunieron entre otros en una elegante residencia de Medellín, Pablo Escobar, su primo Gustavo Gaviria, Gonzalo Rodríguez conocido como "El Mexicano" y el clan Ochoa en pleno. Carlos Lehder, el extraditable número uno del país, no estuvo presente, pero hizo llegar por escrito un "poder" por medio del cual refrendaba cualquier decisión que se tomara en la reunión. Para ellos, como es de suponerse, el más probable responsable del asesinato de Lara era la DEA, aunque no contaban con ninguna prueba sobre ello. Descartaban la posibilidad de que fuera un mafioso "emergente", alegando que en esos círculos todo se sabe y sería imposible que un pez menor hubiera actuado sin que ellos lo supieran por algún conducto. En lo que se refiere a estrategias para el futuro, se llegó a la conclusión de que los días de gloria del "negocio" estaban contados y que era necesario un replanteamiento total, enfocando en forma realista las nuevas circunstancias. Se llegó inclusive a mencionar la posibilidad de una decisión colectiva de retirarse en forma definitiva del tráfico de estupefacientes, calculándose en la reunión que los allí presentes manejaban el 80 por ciento de la actividad, contando con 100 jefes menores que acatarían sus decisiones. Manifestaron que estaban dispuestos a responder ellos mismos por sus actos, pero que no estaban dispuestos a aceptar que personas allegadas, consideradas inocentes por ellos, fueran perseguidas por el sólo hecho de tener algún vínculo con ellos. Al final de la reunión todos estuvieron de acuerdo en que por ahora sería necesario llevar a cabo un repliegue estratégico.
Al final de la semana no cabía duda alguna de que el gobierno había ganado fácilmente el primer round, pero observadores más escépticos consideraban que era iluso pensar que un fenómeno implantado durante años en un sistema, con toda clase de ramificaciones, pudiera ser erradicado de la noche a la mañana, sobre todo teniendo en cuenta que el millonario mercado de consumidores norteamericano se conservaba intacto.--
ENRIQUE PAREJO
El sucesor de Lara
Contrariando los pronósticos, el nombramiento del nuevo ministro de Justicia no se hizo esperar. El elegido, Enrique Parejo González, a pesar de sus 54 años, cuenta con una trayectoria política sin demasiados vaivenes. Su actividad partidista la comenzó en el M.R.L., pero su continua presencia en el sector público le impidió una más activa militancia. En el año de 1979 junto con Roberto Arenas Bonilla, Jaime Vidal Perdomo, Fabio Lozano Simonelli, Apolinar Díaz Callejas, Jaime Pinzón López y Luis Carlos Galán, fundó la Unidad Liberal Popular, movimiento de muy corta vida ya que para las elecciones del 80 se fraccionó. Parejo decide entonces acompañar al sector de Arenas Bonilla, pero más tarde y ante su derrota electoral, el Nuevo Liberalismo le ofrece a Arenas Bonilla un renglón para Senado en las elecciones del 82, que él rechaza, sugiriendo a cambio nombres como el de Enrique Parejo. Al interior del Nuevo Liberalismo deciden darle a Parejo la suplencia del segundo renglón de Senado, cuyo principal, Enrique Pardo Parra, muere meses más tarde. Así llega Parejo González al Congreso.
Nacido en Ciénaga (Magdalena). Enrique Parejo adelanto su bachillerato en el Colegio San José de Ciénaga y terminó Derecho en la Universidad Nacional. Recién graduado y siguiendo la tradición de los abogados de provincia, es nombrado juez municipal de Fundación en 1955. Este fue el comienzo de su carrera pública que lo ha llevado a desempeñar oposiciones como secretario de la embajada de Colombia en Roma (1959-1964), la gerencia regional del Sena en el Magdalena y la secretaría general de la misma entidad. Su último nombramiento público fue el de subgerente del Idema a finales de 1978. A los pocos meses renunció ante la "inmoralidad y el caos administrativo que le impedían adelantar cualquier proyecto", según sus propias declaraciones. A pesar de su origen costeño, Enrique Parejo González, es un hombre parco y poco amigo de la parranda. Le gusta el vallenato. Su carácter contrasta con el de su esposa, Josefina Gallardo, abogada y también cienaguera quien es muy extrovertida, pero asegura que la oposición de caracteres no ha sido problema en su matrimonio. Tienen dos hijos, Carlos Enrique, abogado y Josefina, estudiante de medicina. Parejo González ha participado en los tres foros nacionales por los Derechos Humanos y preside la oficina de Derechos Humanos del Nuevo Liberalismo.
En los corredores del capitolio, algunos comentan que es extremadamente estricto en el ejercicio de su cargo y que llega a tal grado su rectitud que ha renunciado a muchos de los privilegios de que gozan los congresistas. No hace llamadas familiares de larga distancia por los teléfonos del Senado, no hace uso de las franquicias postales, ni utiliza los pasajes a que tiene derecho coma congresista. Casi nadie se extrañó de sus primeras declaraciones: "Seguiré la tarea de Rodrigo Lara Bonilla".--

GOLPE A LA MAFIA EN CIFRAS

2a. BRIGADA 14a. BRIGADA 4a. BRIGADA
allanamientos 53 allanamientos 1 allanamientos 62
capturas 8 armas 10 capturas 26
armas 57 vehículos 2 armas 73
vehículos 13 aviones 7 vehículos 2
barcos 1
aviones 1

5a. BRIGADA 6a. BRIGADA 8a. BRIGADA
allanamientos 93 allanamientos 11 allanamientos 41
capturas 44 capturas 6 capturas 23
armas 25 armas 5 armas 54
vehículos 1 vehículos 2 vehículos 4

3a. BRIGADA 13a. BRIGADA 9a. BRIGADA
allanamientos 42 allanamientos 64 allanamientos 9
capturas 8 capturas 18 capturas 5
armas 6 armas 12 armas 12
vehículos 1 vehículos 1 vehículos 1
aviones 13

7a. BRIGADA
allanamientos 5
capturas 2
armas 9**