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Alianzas: nuevo aire para Germán Vargas

La inminente adhesión de La U revive la campaña de Vargas Lleras. Con este empujón se alejan las posibilidades de que Iván Duque gane en primera vuelta.  

7 de abril de 2018

La semana que acaba de pasar dejó claro que en política nada es seguro hasta el día de las elecciones. Las encuestas, los debates y las alianzas cambiaron el ajedrez político. Y el mayor beneficiario en ese nuevo tablero fue Germán Vargas.

Su candidatura estaba estancada en términos inexplicables dados los factores de poder que lo apoyan. En tres encuestas sucesivas se había convertido en el hombre del 6 por ciento. Eso parece estar cambiando. El inminente apoyo del Partido de la U a la candidatura de Vargas le da un oxígeno que ciertamente necesitaba. Todavía no hay nada escrito, pues hasta ahora solo hay acordada una negociación entre esta colectividad y el candidato para definir los términos de un acuerdo. Esa fue una estrategia intermedia para tratar de que el Partido de la U no se dividiera. Si el jefe de esa colectividad, Aurelio Iragorri, hubiera sometido a votación el apoyo a Vargas en la reunión de bancada del miércoles pasado, buena parte de los congresistas se hubieran ido con Iván Duque.

Por ahora, eso no sucedió. Este fin de semana Vargas e Iragorri van a negociar con la meta de mantener el rebaño de La U en el corral. Para eso van a elaborar un documento de alianza programática con temas como el apoyo al acuerdo de paz, a la Ley de Tierras, al catastro multipropósito, a las curules para las víctimas y a varios programas del actual gobierno.   

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Como sucede con frecuencia, las alianzas presentadas como programáticas son más políticas que ideológicas. De por sí Vargas tiene el programa más elaborado y más concreto de todos los candidatos. Los 25 temas que preparó reflejan equipo, profundidad y mucha experiencia. Con que La U los adopte, tendrían un programa de gobierno con el que hoy no cuentan.

La U, el partido de Santos, tuvo como aliado a Vargas y su partido hasta que este se retiró de la coalición de gobierno. De ahí en adelante se convirtió en crítico del acuerdo de La Habana en busca de quitarle votos al uribismo y desmarcarse de un presidente impopular. Cambio Radical se atravesó a varios de los puntos estructurales del acuerdo como las curules para las víctimas, la reforma política y algunos asuntos mecánicos de la JEP.

El viraje de Vargas Lleras a la derecha no funcionó y ahora está recogiendo velas para pasar al centro, el único nicho que quedó disponible después del fallido café entre Fajardo y De la Calle. Milagrosamente, los meses del exvicepresidente en la oposición no llegaron a un rompimiento con Santos, quien siempre ha creído que solo con su antiguo copiloto es posible derrotar a Uribe. Para el presidente, De la Calle tiene todas las condiciones, pero no los votos. Le hubiera gustado unificar ambas campañas por medio de una consulta entre Vargas y el candidato liberal, pero este último no le jaló.

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La alianza entre Vargas y el Partido de la U no es fácil. Para comenzar, los dos pesos pesados de esa colectividad, Armando Benedetti y Roy Barreras, han sido enemigos declarados del exvicepresidente. El primero lo ha insultado en términos que no darían para reconciliación. Y el segundo salió expulsado en 2009 de Cambio Radical por ‘deslealtad’ al jefe. Sin embargo, como acaba de pasar la Semana Santa hicieron un acto de contrición y se sumaron a la causa. Benedetti ya declaró que apoya al que diga su partido y Roy Barreras está haciendo de intermediario, papel en que nadie lo ha superado.

Alinear a Benedetti y a Barreras va a acabar siendo más fácil que alinear a varios congresistas de La U menos conocidos que ya le habrían manifestado su apoyo a Duque. Entre estos están José David Name, Manuel Enríquez, Eduardo Pulgar, Sandra Villadiego, Milton Rodríguez. En términos generales, se podría decir que hasta que Aurelio Iragorri los llamó al orden el miércoles pasado, cerca de la mitad de los 19 senadores de La U estaban con Duque. En cuanto a los 35 representantes a la Cámara, 10 ya estaban con el candidato del Centro Democrático.

Ese es el escenario dividido que Iragorri trata de unir. Para esto lo menos importante es la supuesta alianza programática, aunque todos la invoquen. Más importantes para los congresistas serán las discusiones sobre alianzas políticas para que La U y Cambio Radical se conviertan en un bloque decisorio en el Congreso para el próximo cuatrienio. Y todos esos elementos tendrán menos importancia que las próximas encuestas, que definirán cuántos efectivamente terminarán por trabajarle a Vargas.

Para llegar a esa alianza Vargas Lleras tendrá que tragarse varios sapos. En el tema de la paz ha pasado de crítico a defensor, como quedó claro en el último debate. Justifica esa conversión diciendo que el fallo de la Corte Constitucional solucionó los dos puntos que le preocupaban de la JEP. De estos el más importante para él era excluir a los terceros de la misma, que para él podían ser empresarios extorsionados.

El nuevo matrimonio obligará a Vargas a bajar la guardia en algunos de los temas en los que él y Cambio Radical tenían reservas. Solo parece que puede haber diferencias en el punto de seguir o no con la negociación con el ELN, que para el presidente Santos es un tema prioritario y para Vargas, ante la irracionalidad de ese grupo, se debe definir a plomo.

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Este fin de semana se sabrá si los esfuerzos de Aurelio Iragorri para alinear a toda su bancada se vuelven realidad. El lunes habrá una nueva reunión con los congresistas de esa colectividad para presentar el eventual acuerdo. Si hay una mayoría a favor, el acto público de adhesión podría darse entre martes y miércoles. En ese nuevo escenario, la candidatura de Vargas Lleras tomaría un nuevo aire. Según la simulación hecha por el Centro Nacional de Consultoría, Germán Vargas Lleras con Cambio Radical y la adhesión de los congresistas de La U, que hoy lo apoyan, podría tener 3.200.000 votos.  Si los escépticos regresan a casa, esa votación podría acercarse a los 3.800.000 votos, la cifra calculada como necesaria para pasar a la segunda vuelta.

En ese mismo ejercicio, Fajardo con el Polo y los verdes tiene un potencial de 2.200.851 votos y Petro, de 2.764.069. Hay dos datos curiosos en esa simulación. El primero, que si Fajardo y De la Calle se hubieran unido, habrían tenido la misma votación que Vargas con La U. Y el segundo, que si se diera la improbable alianza de Petro-Fajardo-De la Calle, tendrían una fuerza comparable a la de Duque con la derecha.

El Partido Conservador la semana entrante tomará su propia decisión. Al igual que La U, está dividido entre Duque y Vargas. Si un sector de ese partido se la juega por el exvicepresidente, este tendría posibilidad de derrotar a Petro y Fajardo en su paso a la segunda vuelta.

Todavía no se conoce el final de este nuevo capítulo de las elecciones de 2018. Pero dos cosas han quedado claras:

1) Germán Vargas está vivito y coleando. 2) Parece difícil que Duque gane en primera vuelta.