Especial Palacio de Justicia, 40 años después

La estatua descabezada que fue testigo silencioso de la toma del Palacio de Justicia

La escultura de bronce de José Ignacio de Márquez, preservada hoy en el Museo Nacional de Colombia, que sobrevivió al fuego y con el tiempo se ha convertido en uno de los objetos más representativos de la memoria sobre la tragedia del Palacio de Justicia.

GoogleSiga las noticias de SEMANA en Google Discover y manténgase informado

Cristian Felipe  Cubillos Contreras

Cristian Felipe Cubillos Contreras

Periodista digital. Editor web en SEMANA

7 de noviembre de 2025, 8:24 p. m.
Ugo Luisi (1877 - 1943) / Giovanni Vignali – Atribuido. José Ignacio de Márquez, 6.8.1922. Fundición (Bronce). 168 x 68 x 58 cm. Colección Museo Nacional de Colombia, reg. 3858. Fotografía: © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora
Escultura de bronce de José Ignacio de Márquez | Foto: Ugo Luisi (1877 - 1943) / Giovanni Vignali – Atribuido. José Ignacio de Márquez, 6.8.1922. Fundición (Bronce). 168 x 68 x 58 cm. Colección Museo Nacional de Colombia, reg. 3858. Fotografía: © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora

En el tercer piso del Museo Nacional, en la sala 15, una escultura de bronce sin cabeza se impone en silencio ante quienes se detienen frente a ella. Es la estatua descabezada de José Ignacio de Márquez, antiguo presidente de la Nueva Granada, una pieza que sobrevivió a dos incendios: el del primer Palacio de Justicia durante el Bogotazo —ubicado en la carrera 6 con calle 11— y el incendio del Palacio de Justicia en 1985 —el imponente edificio de la Plaza de Bolívar—. Su historia, atravesada por la violencia y el olvido, resume la fragilidad de la memoria que el país aún intenta reconstruir.

República de Colombia S.A. / Gumersindo Cuéllar Jiménez (1891-1958) / El Regalo ( - ). Postal con imagen del Palacio de Justicia, ca. 1926. Copia en gelatina (Emulsión fotográfica / Papel). 13,7 x 8,7 cm. Colección Museo Nacional de Colombia, reg. 6151. Reproducción: © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora
Primer Palacio de Justicia en Bogotá, ubicado entonces en la carrera 6 con calle 11 | Foto: República de Colombia S.A. / Gumersindo Cuéllar Jiménez (1891-1958) / El Regalo ( - ). Postal con imagen del Palacio de Justicia, ca. 1926. Copia en gelatina (Emulsión fotográfica / Papel). 13,7 x 8,7 cm. Colección Museo Nacional de Colombia, reg. 6151. Reproducción: © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora

Esa escultura llegó al Museo Nacional en 1998, junto con otros objetos que fueron rescatados de los sótanos del Palacio. “Los objetos que tiene el Museo relacionados con la toma del Palacio de Justicia llegaron a la institución en el año 98”, cuenta Santiago Manuel Valdés, investigador de la Curaduría de Historia del Museo Nacional.

El estado en el que estas piezas llegaron no fue el mejor, porque tienen todas las marcas de los actos violentos, de los incendios, de los enfrentamientos. Si a eso se suma que ya llevaban mucho tiempo guardados en depósitos de la Rama Judicial, se podría decir que su estado era bastante malo”, dice.

Ugo Luisi (1877 - 1943) / Giovanni Vignali – Atribuido. José Ignacio de Márquez, 6.8.1922. Fundición (Bronce). 168 x 68 x 58 cm. Colección Museo Nacional de Colombia, reg. 3858. Fotografía: © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora
La escultura de bronce de José Ignacio de Márquez, preservada hoy en el Museo Nacional de Colombia | Foto: Ugo Luisi (1877 - 1943) / Giovanni Vignali – Atribuido. José Ignacio de Márquez, 6.8.1922. Fundición (Bronce). 168 x 68 x 58 cm. Colección Museo Nacional de Colombia, reg. 3858. Fotografía: © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora

Aquel rescate fue —como escribió la antigua curadora Cristina Lleras Figueroa en su artículo ‘Memoria del Palacio de Justicia en el Museo Nacional de Colombia: una historia que no se acaba de contar’— un esfuerzo literal por

Salvar del olvido ciertos testimonios de la convulsionada historia del país

En medio de los escombros y el polvo, funcionarios del museo, entre ellos la artista Beatriz González, seleccionaron los objetos que debían conservarse. En esa lista figuraban un sofá deteriorado, sillas oxidadas, una greca baleada, una máquina de escribir incinerada, una tapa de metal y, entre ellos, la escultura de bronce sin cabeza de José Ignacio de Márquez.

El valor de esa pieza va más allá de su forma mutilada. Como explicó Lleras, “se convierte en un testimonio de la historia de la violencia, sentido que opaca el primero y, por tanto, que debe ser respetado en el contexto de la memoria que guarda el Museo Nacional”.

María Paola Rodríguez, curadora jefe de la Curaduría de Historia del Museo Nacional de Colombia, amplía esa lectura: “En el momento en que entra en el Museo, entra una escultura sin cabeza, claro, venida de los sótanos de Palacio, de todos los despojos del holocausto. Entonces, de alguna manera, entró la escultura simbólica del personaje político que fue descabezado. Pero ya las investigaciones posteriores demuestran que la pieza no fue descabezada en el momento de la toma, la pieza perdió su cabeza en un momento anterior”.

La estatua fue testigo de los días más oscuros de la historia judicial del país. De acuerdo con María Luz Arrieta de Noguera, exbibliotecaria del Palacio de Justicia —citada por Cristina Lleras Figueroa en su artículo—, en la mañana del 6 de noviembre de 1985, cayó a sus pies la primera víctima de la toma, el joven administrador Jorge Tadeo Mayo Castro.

OBJETOS DEL PALACIO DE JUSTICIA DESPUES DE LA TOMA M19
MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA
NOV 2009
FOTO GUILLERMO TORRES SEMANA
El sofá quemado, uno de los objeto que recuerdan las 28 horas de horror y llamas vividas en el Palacio de Justicia | Foto: Guillermo Torres

En la tarde del 7, allí fueron depositados los cuerpos calcinados de magistrados, empleados, visitantes y guerrilleros. La escultura permaneció entre los escombros, silenciosa, mientras el fuego devoraba los pisos del Palacio. Años después, fue encontrada en los sótanos, ya sin cabeza, cubierta de hollín y polvo, pero intacta en su simbolismo. Según Arrieta, la estatua sufrió heridas en el cuello en los hechos del Bogotazo, pero aún no había perdido la cabeza.

En el Museo Nacional, la estatua se alza hoy como un recordatorio del pasado. No solo conserva las marcas del fuego, sino también las preguntas que la tragedia dejó abiertas: ¿qué significan estos fragmentos para una sociedad que aún no sana?, ¿cómo exponer el dolor sin convertirlo en espectáculo? Como escribió Lleras, “los museos trabajan en la intersección entre el dolor y la historia. Los objetos son evidencia del duelo, pero también herramientas para entender y reflexionar sobre él”. Además, como explica Elkin Rubiano, director de Historia del Arte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, “el arte es una forma poderosa de traducir el dato en experiencia. Una fotografía, una instalación o una pieza sonora pueden lograr que el espectador sienta la dimensión humana de los hechos, sin necesidad de exhibir la violencia de forma literal”.

Alrededor de la estatua, otras piezas del Palacio de Justicia completan la memoria material de esos días, pero cuatro se destacan de las veinte que, por lo menos, el Museo conserva: la greca baleada, el sofá chamuscado, la máquina de escribir ennegrecida y la tapa de la caja eléctrica llena de agujeros, objetos que conforman un rincón donde el pasado todavía arde.

OBJETOS DEL PALACIO DE JUSTICIA DESPUES DE LA TOMA M19
MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA
NOV 2009
FOTO GUILLERMO TORRES SEMANA
La greca con impactos de bala, resultado de los enfrentamientos entre la fuerza pública y el M-19 | Foto: Guillermo Torres

En medio de esa tarea por rescatar los fragmentos del pasado, también hubo quienes, como el periodista y fotógrafo Rafael González, emprendieron su propio esfuerzo por reconstruir con imágenes lo que el fuego y la guerra quisieron borrar. Su lente, testigo de las ruinas del Palacio y de la tragedia que allí ocurrió, complementa la memoria que hoy el Museo conserva en silencio: la de un país que aún busca entender su dolor.

Fotografiar el Palacio fue una forma de no dejar que el olvido ganara la batalla, recuerda González: “Cada imagen es una prueba de lo que pasó y de lo que no se puede repetir”, añade.

En el museo, todas las colecciones —incluidas las piezas del Palacio de Justicia— son sometidas a estrictos protocolos técnicos de conservación. La curadora María Paola Rodríguez explica que se aplican controles de temperatura, humedad e iluminación, además de vitrinas y materiales especiales según el tipo de objeto.

“Todas las colecciones que custodia el Museo Nacional para los colombianos tienen que seguir protocolos técnicos muy rigurosos”, explica. Estos cuidados buscan no solo preservar los materiales, sino proteger la memoria que cada uno de ellos encierra.

“Ya estos objetos fueron sustraídos del ámbito social de uso utilitario. Por haber sido conservados y protegidos por la Nación, se convierten en vestigios históricos, con un valor particular para las generaciones presentes y las que vienen. Todos tienen una carga simbólica muy especial”, resalta Rodríguez.

OBJETOS DEL PALACIO DE JUSTICIA DESPUES DE LA TOMA M19
MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA
NOV 2009
FOTO GUILLERMO TORRES SEMANA
La máquina de escribir destruida | Foto: Guillermo Torres

Hoy, varios de ellos se exhiben en la exposición permanente Tiempo sin olvido. Allí, están la greca, la máquina de escribir y uno de los extintores. En otro piso, el sofá chamuscado. Y en el tercero, la estatua descabezada de José Ignacio de Márquez.

Cuarenta años después de la tragedia, la escultura descabezada de José Ignacio de Márquez sigue en pie, como un testigo silencioso que recuerda lo que el fuego no pudo borrar. En su presencia se cruzan el arte y la historia con la destrucción y la memoria de un país que aún busca entender su propio dolor.

OBJETOS DEL PALACIO DE JUSTICIA DESPUES DE LA TOMA M19
MUSEO NACIONAL DE COLOMBIA
NOV 2009
FOTO GUILLERMO TORRES SEMANA
La tapa de la caja eléctrica que terminó con impactos de bala en medio de la toma del Palacio de Justicia | Foto: Guillermo Torres