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El puerto estaría ubicado en un área de conservación regional, ruta de las ballenas jorobadas y lugar donde las comunidades pescan. | Foto: CORTESÍA MARVIVA

MEDIOAMBIENTE

Puja por la construcción de un puerto en el golfo de Tribugá

Un artículo en el Plan Nacional de Desarrollo impulsaría la construcción de un puerto en la costa pacífica chocoana. Aunque el proyecto no es nuevo, la polémica gana cada día en intensidad.

11 de mayo de 2019

Empresarios y políticos del Chocó, Risaralda, Caldas y algunos de Antioquia y Valle del Cauca han soñado desde hace años con tener un puerto en el golfo de Tribugá. Ese anhelo podría hacerse realidad en este cuatrienio, pues el Plan Nacional de Desarrollo (PND), en su artículo 78, parece darle vía libre.

China, Japón, Estados Unidos y España, entre otros, están interesados en invertir en la construcción del Puerto de Tribugá.

Parlamentarios como Iván Marulanda y Catalina Ortiz alertaron sobre el desastre que puede significar un megapuerto en una de las zonas más diversas del planeta. Sin embargo, el Congreso aprobó el “articulito” de concesiones portuarias sobre nuevos emplazamientos. Aunque el PND no menciona específicamente a Tribugá, para Marulanda y Ortiz resulta claro que sus autores buscan poner en marcha su desarrollo.

Representantes de Planeación Nacional han dicho que el artículo no se refería a Tribugá, entre otras, porque habla de puertos con profundidades superiores a los 20 metros, y que este tiene cerca de 18.

Independientemente de eso, aunque no estuviera en el PND, el presidente Iván Duque ha manifestado su apoyo al proyecto. En el taller Construyendo País que realizó en Filandia, Quindío, afirmó: “El puerto Tribugá es una de mis obsesiones en materia de infraestructura”, y agregó que es muy importante para el país, y que hay que seguir avanzando. “Pero, ese puerto tiene viabilidad en la medida que se mejoren las arterias de conexión. El corredor Ánimas-Nuquí, es bien importante, tiene unos elementos de sensibilidad grandes que hay que resolver con mucho rigor con el ministro Lozano” (de la cartera de Ambiente).

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El golfo de Tribugá empezó a llamar la atención de dirigentes nacionales y locales desde 1953, cuando el país contrató con el almirantazgo británico los primeros sondeos y perfiles del Pacífico colombiano. Según William Naranjo, presidente de la Sociedad Arquímedes, en ese primer estudio una entidad internacional verificó los beneficios técnicos de desarrollar un proyecto en Tribugá.

A partir de 1992, el puerto empezó a aparecer en los documentos Conpes de expansión portuaria. El de 1993, por ejemplo, habla de impulsarlo a la par con el de Buenaventura, y en los estudios, diagnósticos y planes de ordenamiento de años siguientes siguió presente.

En 2006, como la ley impide que el propio Estado promocione y construya puertos, nació la Sociedad Arquímedes, una organización empresarial privada de economía mixta compuesta por las gobernaciones de Chocó, Caldas y Risaralda; las cámaras de comercio de estas mismas regiones más la de Cartago, la Universidad Autónoma de Manizales, Infi-Manizales, Infi-Caldas, Comité Intergremial de Caldas, municipios de Risaralda, Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales, Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, Universidades Tecnológicas de Chocó y Pereira, sociedad civil de Chocó y Risaralda (Sociedad Tribugá), área metropolitana Centro Occidente y Empresas comerciales de Chocó y Antioquia como Surtizora, Zulupacífico, SAI y Constructower.

Naranjo explica que el puerto de Tribugá tiene varios componentes por resolver, como el territorial. Sostiene que la zona de bajamar es propiedad de la nación (cerca del 80 por ciento del espacio a intervenir plataforma marina), y que los predios contiguos pertenecen a propietarios privados, mientras otros ya pertenecen a Arquímedes. Sin embargo, la zona de influencia está conformada por territorios colectivos de comunidades negras e indígenas protegidos por la Ley 70, lo que implica no sólo hacer socializaciones sino consultas previas.

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Más allá del puerto

El puerto de Tribugá solo puede funcionar en forma óptima tras construir la vía Las Ánimas-Nuquí, que hace parte de la transversal que va desde Arauca hasta el Pacífico. En el Plan Plurianual de Inversiones 2018-2022 aparece como Corredor Intermodal Pacífico-Orinoquia, que busca garantizar la conectividad de la zona y la salida de las mercancías.

En los planes de desarrollo para la región, que complementan la construcción del puerto en Tribugá también están los ferrocarriles Eje Cafetero-Pacífico, y Quibdó-Nuquí y la terminación de la vía Pereira-Nuquí. Sin mencionar que el año pasado la nación amplió el aeropuerto de la capital chocoana. Esos casos hacen pensar que el puerto de Tribugá será una realidad. Según Naranjo, Tribugá contaría con capital extranjero. El inversionista tendría que hacerse socio de Arquímedes para poder participar. China, España, Japón y Estados Unidos podrían ser algunos de los aportantes.

Una pérdida irrecuperable

De acuerdo con los estudios adelantados por la organización MarViva, el puerto de Tribugá quedaría dentro del Distrito Regional de Manejo Integrado golfo de Tribugá-cabo Corrientes, un área marina protegida de uso sostenible, que guarda 60.138 hectáreas donde hay ecosistemas de manglar, zonas donde las aves migratorias se alimentan, sitios donde anidan las tortugas, bancos de pianguas y el corredor migratorio de la ballena jorobada. Solo por mencionar una parte de la riqueza natural, de la cual depende la seguridad alimentaria de las comunidades que allí habitan.

Según el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), los procesos de dragado y el tránsito de buques aumentarían la turbidez del agua, afectarían su calidad fisicoquímica y causarían un grave daño a las rutas migratorias.

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Para Teófilo Cuesta Costa, director de Codechocó, los chocoanos sueñan con el puerto. Y, para él, que representa la autoridad ambiental de la zona, no hay problema en que el proyecto esté en una área protegida. “Creemos que es compatible en la medida que use tecnologías portuarias. Los chocoanos debemos ser capaces de hacer un análisis integral para aprovechar todo lo que allí se podría gestar”, afirmó.

A pesar de que el director habla de todos los chocoanos, los habitantes de Nuquí se oponen a la construcción del puerto. Harry Samir Mosquera, presidente y representante legal de la Asociación de los Consejos Comunitarios Los Riscales, manifestó que el desarrollo portuario va en contravía de la forma como ellos ven el territorio. “Estamos embarcados en la idea de tener un proyecto REED+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques) que busca mitigar el cambio climático. Trabajamos de la mano del Fondo Sueco Noruego”, dijo Mosquera.

Mientras tanto, la sociedad Arquímedes se prepara para presentar el Estudio de Impacto Ambiental ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla. Seguirán, también, con las ruedas de negocios en busca de socios e inversionistas.

Entre tanto, los ambientalistas siguen recogiendo firmas para presentar ante el Congreso y evitar el proyecto, los congresistas encuentran argumentos para demandar el artículo en el PND y miembros de la Sociedad Portuaria de Buenaventura se quejan, pues consideran que más allá de construir otro puerto en el Pacífico hay que invertir en el que ya existe. Entre otras, porque acaban de hacer un gran aporte para mejorar la vía Cali-Buenaventura. El debate está encendido y todavía faltan discusiones para que llegue a buen puerto.