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Lina Luna rondó la Casa de Nariño de la mano de amigos. Hoy es contradictora del gobierno de Juan Manuel Santos. | Foto: SEMANA.

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Los pasos de Lina Luna por la Casa de Nariño

Hablan Germán Chica, J. J. Rendón y una senadora sobre los oficios que ejecutó la esposa del hacker detenido.

7 de mayo de 2014

La esposa de Andrés Fernando Sepúlveda, el hacker capturado por interceptar correos de manera ilegal, es Lina Luna Rodríguez, una bella actriz que tuvo un paso fugaz por la televisión y de quien ahora se sabe tenía acceso a la Casa de Nariño.

Por eso este miércoles, mientras Sepúlveda hacía esfuerzos en una sala de audiencias del complejo judicial de Paloquemao para que le creyeran que él no ha delinquido, ella, por su parte, trataba de evitar a los medios y podría estar preparándose también para ser interrogada por la Fiscalía.

¿Quién es esta joven? Se sabe que ella y su esposo trabajaron hasta este miércoles para la campaña de Óscar Iván Zuluaga. Pero, en su momento, también estuvieron al servicio del gobierno del presidente Juan Manuel Santos, a quien ahora atacan con dureza en sus cuentas en las redes sociales.

¿Cuál fue el trabajo que ella cumplió en la Casa de Nariño? Ella y otras tres jóvenes hacían parte de un cerrado círculo que allí tenía Germán Chica, exalto consejero político de Santos y quien estuvo en ese cargo por cerca de un año. Fuentes cercanas a la campaña de Santos aseguran que en especial Lina era la única que acompañaba a Chica en reuniones importantes.

Una fuente consultada por Semana.com manifestó que ella "había trabajado de la mano de Germán en la campaña de La U para Presidencia y Congreso.  Ya en la oficina de Chica, Lina entraba a reuniones a las que ningún otro tenía acceso. Ella manejó información de lo que él hacía en el cargo, que era mucho. Era extremadamente hermética y despertaba la envidia y la rabia de las compañeras porque era una especie de privilegiada”.

Cuando Chica salió intempestivamente del cargo, Lina fue a parar a la oficina de asesorías del estratega J. J. Rendón en un edificio de la Zona Rosa en el norte de Bogotá. El asesor venezolano y Chica enfrentan por estos días señalamientos de haber recibido 12 millones de dólares de manos de narcotraficantes que buscaron en ellos acompañamiento para someterse a la justicia.

Rendón, quien a principios del 2012 trabajaba en la campaña del hoy presidente de México, Enrique Peña Nieto, vinculó entonces a Lina como asistente en su equipo de producción de documentales. Según las cuentas, no se ganaba más de 3.000 dólares al mes y laboró de noviembre del 2011 hasta mediados de abril del 2012.

Según los registros, la empresa de su esposo, Andrés Sepúlveda, también sirvió como proveedor de la empresa de Rendón, a quien le diseñó la página web de su firma. Allí le pagaron cinco millones de pesos.

Semana.com le preguntó a J. J. Rendón, quien se encuentra en Estados Unidos, el papel de Lina en su oficina. “Era una muchacha puntual, trabajadora, seria, reservada, nunca dio problemas ni discusiones. De mi equipo se fue porque tenía que arreglar un problema con una sociedad que ella tenía y debía salvar su negocio y un tema familiar de urgente atención. No fue despedida”, contó.

Semana.com llamó a Lina para conocer de primera mano su opinión de este escándalo. En tono amable dijo que, por ahora, no quería tocar estos temas que agobian a su familia. Los periodistas de este portal le pidieron una valoración de su paso por la Presidencia y dijo que “no quería hablar del doctor Chica”.

Se consultó entonces a Chica sobre por qué ella había trabajado en la Casa de Nariño. Lina, según la versión del exfuncionario -que por esta cadena de explosivas revelaciones renunció en las últimas horas a la presidencia de la Federación de Gobernadores- dijo que ella llegó como miembro de la campaña del entonces candidato liberal, Rafael Pardo.

Aseguró también que la hoja de vida de la actriz fue llevada a la Presidencia por la senadora conservadora Nora García y aclaró que Lina no pudo ser contratada.

La parlamentaria le declaró a Semana.com que Lina “es amiga de una persona muy amiga mía. Yo no presenté la hoja de vida en Presidencia. Ella me acompañó a algo porque quería conocer la Casa de Nariño y no le vi nada de malo en eso”.

“Germán Chica la conoció y ella dijo que quería trabajar con él. Hablando y hablando le cayó en gracia a Germán y allá la dejó haciendo práctica. Lina venía de trabajar en la campaña de Pardo y se me hizo una niña inquieta que tenía una obra social”, añadió la senadora.

¿Pero por qué no se le contrató? Porque, dijo Chica, ella tenía estudios en mercadotecnia y para llenar el perfil de la vacante se requerían politólogos o abogados.

¿Entonces por qué estuvo durante buen tiempo en reuniones en su oficina si no estuvo contratada? Chica aseguró que "ella participó reuniones mientras tramitábamos el contrato, pero finalmente no se pudo. Se conoció con J. J. y se fue a trabajar con él".


Nadie entiende a qué hora Lina cambió de modo de pensar. Trabajó en asesorías en el Partido de la U en una época y terminó laborando este año en la campaña de Óscar Iván Zuluaga. Eso, de por sí, es apenas normal en la órbita de los asesores políticos. Sin embargo, Lina, de un momento a otro, comenzó a hacer fuertes comentarios en contra de Santos, a quien veía como aliado de la izquierda.

En varios mensajes enviados por ella a través sus redes sociales, manifiesta de lo que considera una profunda asociación de Santos con las FARC, el gobierno de Cuba y el chavismo. Rechazaba el proceso de paz y por lo general le daba la razón a Uribe. Por ese mismo camino, desestimaba cualquier intención de paz de este gobierno y a Santos e, incluso, lo señaló de “vendepatria y traidor”.

Así fue el recorrido de Lina Luna por la Casa de Nariño. De allí salió y terminó en la campaña de Zuluaga, desde donde permanentemente buscó agraviar a Santos. ¿Por qué? Es la pregunta que por ahora ella no responde.