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Alberto Pardo, director del ministerio Pazcificadores de la iglesia cristiana Casa sobre la Roca, en la marcha por la paz. | Foto: Cortesía

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Los cristianos que siempre apoyaron los acuerdos de paz entre las Farc y el Gobierno

Pazcificadores, un ministerio de la iglesia Casa sobre la Roca, hizo la veeduría del cese al fuego con las Farc y siempre apoyaron el proceso, ahora dan cátedras de perdón y reconciliación a la luz de la Biblia.

28 de diciembre de 2017

En septiembre de 2015, cuando todavía faltaban meses para que el Gobierno y las Farc llegaran a un acuerdo de paz, en la iglesia Casa sobre la Roca el sacerdote Antún Ramos— párroco de la iglesia de Bojayá, Chocó— y Freddy Rendón Herrera —alias El Alemán, excomandante del bloque Élmer Cárdenas de las AUC— se reconciliaban en un abrazo que prometía esperanza. Algunos medios de comunicación hicieron del hecho una noticia y varios opinadores lo analizaron como la consecuencia lógica de tiempos en los que exintegrantes de grupo armados querían llegar a los beneficios que alcanzara la guerrilla en Cuba. Sin embargo, todo iba mucho más allá y hacía parte de la participación activa de una iglesia cristiana en la reconciliación del país.

La oposición a los acuerdos de La Habana, como lo reveló el mismo director de dicha campaña, el exsenador Juan Carlos Vélez, se centró en un mensaje de indignación; así las cosas, cada sector de la sociedad recibiría un mensaje que alimentara su rabia y entre ellos estaban los cristianos. ¿Qué se les dijo? Que los acuerdos ponían en riesgo a la familia, pues estaban hechos con las directrices “peligrosas” de la ideología de género. Y ya se sabe qué pasó: el 2 de octubre el 50,21 por ciento de los votantes al plebiscito dijeron que no que no apoyaban la pregunta: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”. Se calculó entonces que de todos esos votos, tres millones venían de las iglesias cristianas.  

Pocos hablaron entonces de los cristianos que sí apoyaban “el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”; cristianos que llevaban ya varios meses trabajando por la reconciliación.

En un apartamento de Bogotá viven Alberto Pardo y Sandra Ruiz, esposos, cristianos fervorosos —él desde hace tres décadas, ella desde hace 17 años—, miembros de la iglesia cristiana Casa sobre la Roca, directores del ministerio Pazcificadores. Aunque Pardo dice que es diácono y no pastor, ya se ha acostumbrado a que todos los llamen de esa manera en los patios de la Picota o entre los guerrilleros que negociaron la paz, a quienes le lleva el mensaje de salvación. En esta noche inicia la entrevista con una oración, le pide el control de todas sus respuestas a Dios, pide la presencia del Espíritu Santo. Luego, empieza a contar su historia.

“En el año 2012, antes de que empezaran los diálogos públicos, Dios inquietó al pastor Darío Silva con el tema de la paz, porque en la iglesia Casa sobre la Roca siempre estuvo esta inquietud por la paz para el país. Y después de varias reuniones de trabajo donde él convocó a personas que estuvieran interesadas en trabajar los temas de conflicto y paz desde una perspectiva bíblica, nos escogió a nosotros para dirigir Pazcificadores, así se lo reveló el Señor”.

Alberto Pardo es administrador de empresas, empresario jubilado, teólogo y hace siete años se dedica tiempo completo al ministerio eclesial, Sandra Ruiz es médico, terapeuta de familia y especialista en resolución de conflictos, ha trabajado por décadas con víctimas del conflicto armado y, desde que se “nació de nuevo” en el año 2000, ha alternado su vida laboral con el ejercicio evangelístico. Desde hace varios años han visto que la iglesia cristiana tiene un rol fundamental en la reconciliación del país y citan como evidencia el pasaje de Isaías 52:7: “¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz!”.

Después de esa delegación del pastor Darío Silva, nació Pazcificadores con un propósito principal: llevar el mensaje del evangelio en el marco de la paz y de la actualidad del país. “Lo primero que pensamos fue crear un centro cristiano del postconflicto pensando en que en algún momento la paz se iba a dar y necesitaríamos un plan para atender a las personas. Este no es un espacio físico, es un modelo, y empezamos a trabajar en cuatro líneas. Lo primero fue la cátedra de perdón y la reconciliación, ya que desde el inicio pensábamos que este país iba a necesitar ese escenario; dos, pedagogía de paz, porque entendíamos que la violencia es cíclica y ha pasado de generación en generación; romper ciclos de violencia y generar otras narrativas de respeto por el otro; tres, un punto sobre medios de comunicación, porque los medios han tenido un papel fuerte y protagónico en el conflicto” y cuarta, una línea  de sensibilización para el perdón, la reconciliación y la paz.

Mientras tanto, tuvieron reuniones con el secretariado fariano en La Habana y fueron comisionados para hacer veeduría del cese al fuego unilateral, lo que después se convirtió en el cese bilateral. Hicieron ocho informes de investigación, ayudados por las 26 sedes que tiene Casa sobre la Roca en todo el país y basados en fuentes primarias y secundarias: “Nos dimos cuenta de que el cese unilateral era una cosa muy seria y que se estaba cumpliendo. Lo que hicimos fue un informe muy serio, como lo haría cualquier organización de derechos humanos, pero le sumábamos un análisis desde la Biblia, porque desde el principio les aclaramos que esa era nuestra intención”.

Mientras eso sucedía, desarrollaron la cátedra del perdón, lo veían necesario en un país polarizado que se dividía entre perdonar o no a los guerrilleros de las Farc, y más viendo una cristiandad en parte engañada. “Esta cátedra del perdón tiene diez módulos, cada uno dura dos horas y fue avalado por el la Facultad de Teología de la iglesia. Hemos sacado trece promociones internas y externas de la iglesia y de otras, hablamos de más de mil personas. La cátedra es abierta para todo tipo de persona, creyentes o no. Basados en la palabra empezamos a enseñar qué es el perdón: una decisión, un acto de amor por ti, porque tomas la decisión de dejar esas cargas que genera el rencor; que no necesitas del otro para perdonar, aunque para reconciliarse sí; y, desde la perspectiva bíblica, es un mandato de Dios”.

Aunque no lo dicen, queda en el aire la pregunta retórica: ¿Si es un mandato de Dios por qué tantos cristianos votaron al No en el plebiscito? Y Pardo aclara que muchas personas ahora les dicen que votaron No por un engaño, porque alguien les dijo mentiras sobre los acuerdos. “Es que a los cristianos nos falta mucha formación política. Nosotros les pedimos perdón a los negociadores de paz porque la iglesia estuvo silente durante tantos años de conflicto”, dice.

Como parte de esa pedagogía, Pazcificadores ha empezado una serie de clases sobre cómo se puede ver el acuerdo de paz a la luz de la Biblia: “La gente se sorprende mucho, porque encontramos que la justicia está en toda la palabra de Dios”, dice Pardo, que habla junto con Sandra, con las palabras justas. Al final, después de conversar y cerrar la entrevista con una oración, entrega un separador de libros con el “decálogo del pazcificador” que en el punto seis dice: “Ser ejemplo del mensaje de perdón y reconciliación de Cristo”.