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Parques bibliotecas, en un mal momento

Tres de los establecimientos tienen problemas estructurales. Mientras los responsables se culpan unos a otros, los beneficiarios ya no los pueden usar.

2 de septiembre de 2017

Pocas políticas públicas han resultado tan benéficas para una ciudad como los parques biblioteca que Sergio Fajardo instaló en Medellín cuando fue alcalde y que mantuvieron sus sucesores. Con diseños de vanguardia, estas moles de hormigón decoradas con diferentes materiales se levantaron en los barrios periféricos de la ciudad para brindar a sus habitantes hermosos espacios y la posibilidad de disfrutar de una vida social, artística y cultural.

Sin embargo, 11 años después de esa revolución, algunas de las bibliotecas pasan por un mal momento. Según un último reporte, de nueve hechas en las últimas administraciones, tres tienen problemas estructurales.

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De las tres, ya son famosos los daños en el Parque Biblioteca España. No solo porque esta hermosa estructura fue premiada mundialmente por su diseño, sino porque ahora resulta que los daños ya no están solo en la fachada sino en la estructura. La biblioteca ha estado cerrada por meses y cada vez se ve más desmantelada, al parecer, porque los estudios han arrojado que los problemas son de fondo y habrá que rehacerla, lo que costaría cerca de 10.000 millones de pesos.

El exalcalde Fajardo declaró hace unos meses que la responsabilidad fundamental corresponde a la empresa constructora (Arquitectura y Concreto) y a la de interventoría. “Eso deduzco de los estudios contratados por la Alcaldía de Medellín, que los han hecho públicos”, dijo. Lo mismo afirmó el diseñador Giancarlo Mazzanti a SEMANA: “La empresa no siguió los planos y cambió las dimensiones de la fachada”.

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Así, todos se han lavado las manos y le han echado a la empresa Arquitectura y Concreto S. A. la culpa de los daños. Pero SEMANA conoció varias cartas y relatorías de reuniones entre la Alcaldía de Medellín, la EDU, el diseñador y el constructor, que advertían que la obra de la biblioteca se adelantaba apresuradamente y habría que repetir algunos trabajos, sin contar con faltantes en los diseños.

En una carta de Arquitectura y Concreto, de varias que envió sobre el mismo tema, el 11 de julio de 2006 expresó a la empresa interventora A. C. I. Proyectos su preocupación porque en los diseños entregados faltaba información técnica, como el detalle de la fijación de la piedra al superboard y el diseño de la impermeabilización para evitar humedades interiores “que puedan surgir por agrietamiento o dilatación de la fachada”, lo que finalmente sucedió.

Además de otras cartas que mostrarían la falta de prevención por parte de los diseñadores, parece haber dinamizado todos los errores el apuro con el que se hicieron las obras para que estuvieran listas para la visita de los reyes de España. Además de las advertencias, en una carta la empresa constructora dijo que “tenemos que manifestar de antemano que una vez pasada la euforia de la visita del rey, los arreglos y costos de los mismos deberán ser concertados con el contratista”. Sin embargo, estos nunca se hicieron. Hoy la ciudad paga las consecuencias por una obra cuya reparación costará más que la obra original.

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También enfrentan problemas La Ladera, cuya terraza está en deterioro avanzado, por lo que hubo que restringir el acceso al auditorio y la ludoteca; el caso está en proceso judicial contra el contratista que edificó la biblioteca, por lo que aún no se puede intervenir el daño. Todo ello a pesar de que esta obra es mucho más reciente, pues hizo parte de una segunda etapa que costó 3.552 millones de pesos. Algo similar, pero en menor proporción, pasa en la Biblioteca La Quintana: tiene humedades en la terraza, pero estos problemas han recibido mantenimiento y arreglos menores.

Mientras todo esto sucede, los funcionarios que operan los parques han tenido que inventar nuevos programas en espacios abiertos porque han cerrado los salones y espacios de las bibliotecas. Al parecer, los líos que hay en estas zonas sociales, y las altas cifras por invertir para arreglarlas o mantenerlas, parece que constituirán un largo cuento de terror.