Nación
Cae alias Jamario, señalado de extorsionar con cuotas de hasta $100 millones en tres municipios de Antioquia
Se encargaba de administrar los recursos obtenidos mediante cobros millonarios.
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Danna Valeria Figueroa Rueda
Comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga. Con experiencia en temas de país, particularmente política, judicial, orden público y justicia.

Durante casi una década, Edwin Alexander Ocampo, conocido como alias Jamario, habría sostenido una red de extorsión que golpeó a comerciantes y residentes de varios municipios del occidente y suroeste antioqueño. De acuerdo con la información oficial de la Policía Nacional, el hombre es señalado de exigir pagos mensuales que iban desde $ 5.000.000 hasta $ 100.000.000, usando intimidaciones y amenazas que generaron miedo en la comunidad.
Según las autoridades, Ocampo actuaba como cabecilla financiero de una estructura criminal con influencia en los municipios de Cañasgordas, Buriticá y Giraldo. Su papel habría sido clave en la recaudación de dinero ilícito a través de extorsiones sistemáticas contra el sector productivo local.
El historial judicial de Jamario incluye anotaciones en el Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA) por concierto para delinquir con fines de extorsión, violencia contra servidor público, desplazamiento forzado, financiación de actividades ilícitas y porte ilegal de armas de fuego. Las autoridades sostienen que se trataba de un objetivo de alto valor dentro de las operaciones de inteligencia policial en este año.
¿Cómo fue su captura?
La operación que permitió su captura se llevó a cabo en Medellín, en un procedimiento coordinado por unidades del Gaula del Departamento de Policía Antioquia. La diligencia se realizó en cumplimiento de una orden judicial por los delitos de concierto para delinquir agravado y extorsión.
El informe institucional señala que la captura de alias Jamario afecta directamente las finanzas criminales que sostenían el accionar del grupo al que presuntamente pertenecía. Las autoridades indicaron que el propósito de las operaciones es reducir el impacto de las economías ilícitas y proteger a la población civil frente a la extorsión como fuente de ingresos de las organizaciones criminales.
De acuerdo con información de inteligencia, Edwin Alexander Ocampo habría sostenido durante cerca de una década una participación activa en actividades criminales asociadas a la extorsión en el Occidente Antioqueño. Su papel era principalmente financiero: se encargaba de administrar los recursos obtenidos mediante esos cobros.
Los montos exigidos variaban según la capacidad económica de las víctimas, una práctica que le habría permitido mantener influencia prolongada en la región. En el marco del proceso investigativo se recopilaron elementos sobre la forma en que Jamario contactaba a los afectados y los mecanismos de presión que utilizaba para garantizar los pagos.
Hasta el momento, las autoridades confirmaron que el capturado fue dejado a disposición de la justicia para responder por los delitos de concierto para delinquir agravado y extorsión.



