Home

On Line

Artículo

Carolina Rentería, directora de Departamento de Planeación Nacional dijo que "el que pierde es el país", con el escándalo tras la renuncia del director del Dane Ernesto Rojas por supuestas presiones del DPN.

POLÉMICA

¿Gobierno pretende manipular las cifras del Dane para mostrar puntos a su favor?

La pregunta está en boca de todo el mundo. ¿Hay pruebas? Al menos los dos últimos directores del organismo más importante del país abandonaron su cargo con la afirmación de que se sentían presionados. ¿Qué pasa en el Dane?

César Paredes
11 de septiembre de 2007

El Departamento Nacional de Estadística (Dane) ha sufrido en los últimos años duras críticas que le restan credibilidad. Todo comenzó en 2004 cuando César Caballero, el entonces director, renunció debido a las presiones del Ejecutivo que le pidió no revelar cifras de una encuesta sobre el impacto de la violencia en Bogotá, Cali y Medellín. Para asumir el cargo fue nombrado Ernesto Rojas.

En 2005, dos hechos pusieron a la Institución en el centro de la polémica: al comienzo de año la Asociación Nacional de Industriales (Andi) reveló datos de la industria que no coincidían con los del Dane, después vino el censo que estuvo acompañado de duras críticas por el cambio de metodología para el proceso de medición. Otro tema que puso en entredicho su imagen fue el de las cifras de la pobreza en agosto de 2006: mientras la economía crecía casi al 6 por ciento no sólo el empleo iba para abajo, sino que se habrían eliminado 700.0000 puestos de trabajo, ¿cómo se explicaba esto?

Desde entonces, hubo quienes no dudaron en pedir la renuncia de Rojas, como la senadora liberal Cecilia López. Una de las razones con mayor peso fue que la Institución depende directamente del gobierno, lo que podría prestarse para la politización de los datos, en un contexto dónde el presidente Uribe se vale constantemente de las cifras para argumentar a favor de los resultados de su gestión.

El hecho que esta semana obliga la mirada sobre el Dane es la renuncia de Rojas la noche del viernes de la semana pasada. Todo debido a un “choque de trenes” entre la Institución y el Departamento Nacional de Planeación (DNP), pues en una misiva dirigida al presidente Uribe, Rojas escribió: “Me veo en la obligación de formular públicamente observaciones a algunos directivos del Departamento Nacional de Planeación en procura de que cesen en sus intentos de interferir la indispensable autonomía técnica de la Institución, y en algunas acciones que denigran de la calidad de los datos estadísticos producidos por el Dane”. La directora de DNP, Carolina Rentería, negó la acusación y señaló que su organismo nunca “ha presionado al Dane”.

La polémica, sin embargo, está encendida. Para algunos gremios como Fenavi (Federación Nacional Avícola) y Comfecámaras (Confederación de Cámaras de Comercio), el hecho es interpretado como una presión del gobierno, quien debería explicar las razones por las que trata de interferir en las estadísticas que arroja el organismo.

Sin embargo, para César Caballero ex director de la institución y Carlos Lemoine, director del Centro Nacional de Consultoría, la “autonomía técnica” que reclama Rojas, es un argumento para no revelar información que explique las inconsistencias de los datos obtenidos en las últimas estadísticas.

“La información reciente del Dane ha faltado al principio de trazabilidad (referencias probatorias de la obtención de los registros). Por ejemplo, la metodología del censo fue sacada del bolsillo y en el cambio de metodología en la encuesta de hogares no se usó la comparación de datos”, explicó Lemoine.

Desde 1993, existía un acuerdo en el que el Dane se comprometía a entregar a Planeación Nacional los datos sobre empleo, calidad de vida, u otros, cada vez que fuera necesario, con el objetivo de cambiar políticas. Según fuentes de Planeación Nacional desde septiembre del año pasado el organismo no entrega información a pesar de sus solicitudes, lo que demuestra la relación poco amigable entre las instituciones y la falta de cooperación.

Para César Caballero, el director anterior, la renuncia de Rojas es la consecuencia de tres razones: el cambio precipitado e improvisado de metodología para realizar el censo y la encuesta de hogares, el “retroceso” en la consolidación de una imagen transparente de la institución al no facilitar la información con el argumento de que eso podía romper la confidencialidad estadística, y los problemas de consistencia en datos que no han sido explicados.

Algunos ejemplos de datos inconsistentes son: que en Chocó aparezca el mayor número de doctores en el país, el incremento inusitado de personas con discapacidad y la desaparición de puestos de trabajo cuando la economía ha crecido.

Hay que tener en cuenta que el Dane es un organismo de gran importancia por ser la columna vertebral de la información que mide variables sociales económicas y demográficas del país. Como reza en su misión: “es la entidad responsable de la planeación, levantamiento, procesamiento, análisis y difusión de las estadísticas oficiales de Colombia”.

Las políticas que desarrollan otros organismos públicos o instituciones privadas, se basan en la información que el organismo produce. Por esta razón, resulta cuestionable que no se pueda conocer el procedimiento para la obtención de resultados, y el por qué de la aplicación de otras técnicas, más, cuando los resultados son anormales. No quiere decir que los sistemas de medición estadística no se puedan mejorar, pero la Institución debe explicar los cambios.

La renuncia de Rojas está motivada por una presión que le exige revelar información. Hecho que podría restarle “autonomía”, pero que le aumenta en transparencia. Por el contrario la renuncia de Caballero se debió a presiones que le pedían no revelar información, lo que es diferente, y dejó mucho que desear de la injerencia del gobierno en la razón de ser de la institución. Si bien, debe existir autonomía e independencia, también debe haber cooperación para que las políticas públicas estén coordinadas.

Lo cierto es que en los últimos días ha decaído la confiabilidad en la Institución que se ve sometida a presiones de la crítica y del gobierno. De nuevo aparece el argumento a favor de la independencia administrativa de la Institución y hay rumores de que va a ser difícil encontrarle reemplazo al director porque nadie quiere tomar el puesto.

En todo este asunto hay perdedores y pocos o ningún ganador. La Directora del Departamento Nacional de Planeación, Carolina Rentería, rechazó de manera tajante que el organismo a su cargo hubiera “presionado” al Dane para cambiar alguna cifra. “No lo hacemos, ni lo haríamos”. La funcionaria aseguró que con este escándalo pierde “el país y las dos entidades”.

En conclusión alguien no está diciendo la verdad. Lo único cierto es que cada vez más personas cree menos en las cifras oficiales. Y eso no es sano para nada.