Opinión
El plástico ha sido detectado en la sangre humana
Los fragmentos de plástico son contaminantes ubicuos en la cadena alimentaria, pero ningún estudio había confirmado su presencia en la sangre humana.
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Cuando en 2021 estaba escribiendo mi libro Nutrición sostenible, leí un estudio que me dejó bastante pensativo por varios días. Su título: ‘Plasticenta’. ¿Plasticenta?, nunca había escuchado ese término en ningún artículo científico de medicina. No obstante, al leer su subtítulo: «Primera evidencia de microplásticos en la placenta humana», supuse de qué se trataba. Pues bien, analizaron seis placentas humanas recolectadas luego del parto y, al llevarlas al microscopio, los investigadores encontraron doce fragmentos microplásticos (de 5 a 10 μm de tamaño), de forma esférica o irregular, en cuatro placentas. Cinco de estos fragmentos se encontraban del lado fetal, cuatro del lado materno y los tres restantes en las membranas corioamnióticas. Todos los fragmentos de microplásticos estaban pigmentados. ¿Cómo habían llegado hasta la placenta?
Tendencias
La intuición hace pensar que el camino propicio fue a través de la circulación sanguínea. Como es ampliamente conocido, los fragmentos plásticos son contaminantes ubicuos en la cadena alimentaria, pero ningún estudio había confirmado su presencia en la sangre humana. Un grupo de investigadores de la Universidad de Amsterdam publicó un estudio en la revista Environment International, en el cual se enfocaron en medir partículas de plástico ≥700 nm en muestras de sangre humana de veintidós voluntarios sanos. Los resultados son abrumadores, pues consiguieron evidenciar varios polímeros altamente difundidos en el mundo. Seguramente usted ha escuchado los nombres de los que fueron documentados: tereftalato de polietileno, polietileno y polímeros de estireno (un parámetro de suma de poliestireno, poliestireno expandido, acetonitrilo butadieno estireno, etc.) y también metacrilato de metilo. Estos tipos de plásticos son comunes en la fabricación de empaques para alimentos, revestimientos artificiales, pinturas, adhesivos, yesos, esmalte para las uñas, cosméticos y productos de cuidado personal.
Es decir, ya existe evidencia de cómo los seres humanos, antes de nacer, y durante nuestra vida entramos en contacto muy estrecho con fragmentos de empaques y con estructuras que tienen plásticos. La huella que está dejando el plástico en todos los ecosistemas terrestres es imposible de eliminar en tiempos humanos. Es fundamental que las empresas, los gobiernos y los ciudadanos seamos más responsables con el consumo racional y disposición adecuada de estos materiales. Al año llegan cerca de ocho millones de toneladas de residuos plásticos al mar. El 40 % del plástico producido anualmente va destinado a envases que se usan y desechan, esto equivale a 161 millones de toneladas. Al revisar el periodo de 1950 a 2015 sabemos que el 44 % de todo el plástico producido en el mundo se ha fabricado desde el año 2000. No podemos olvidar que producir plásticos demanda energía. En efecto, el 6 % del petróleo del mundo va dirigido a la fabricación de plásticos y se proyecta que a 2050 sea el 20 %, según las estimaciones del Foro Económico Mundial.
La relación entre los plásticos y los seres humanos se ha convertido en un asunto altamente relevante para la salud pública mundial.