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Óscar Ramos, alcalde local de Chapinero.

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¡Hasta que la diferencia se vuelva costumbre!

En Chapinero se están promoviendo espacios de inclusión y democratización, por ejemplo, por primera vez Bogotá cuenta con un Parqueadero Rosa ubicado en esta localidad, que implementa servicios libres de violencias para mujeres y personas diversas.

29 de junio de 2022

¡Atención! Está pasando y es un secreto a voces: la violencia y la discriminación dirigida a personas de los sectores sociales LGBTIQ+, no cesan.

Cifras de Colombia Diversa señalan que cada tres días muere una persona diversa en el país y cada 3 horas se presenta una queja ante la Defensoría del Pueblo por hechos de discriminación de orientación sexual, identidad de género o no hegemónicas.

¿Qué está pasando? ¿Por qué no hay un alto en el camino? Constantemente me pregunto: ¿será que la violencia y el rechazo a lo diferente, a lo distinto o aquello que no encaja en “lo normal”, siempre se ha visto tan marcada en nuestra sociedad o es resultado de la opinión pública creada en el auge de las redes sociales, que a medida que se expanden a más sectores y poblaciones, permiten también visibilizar otras situaciones, muchas veces ajenas, otras más cercanas a nuestra realidad; encontrando recurrentemente testimonios, historias o videos de personas que son agredidas por el simple hecho de pensar, de verse o de vivir diferente?

Para no ir más lejos, en el segundo trimestre de 2022, la misma ciudadanía denunció en redes sociales un ataque homofóbico en el cual una pareja de hombres gay, que estaba esperando un carro, fue atacada por dos personas de una manera brutal e indiscriminada, hasta el punto que un grupo de mujeres, al tratar de defenderlos, resultó agredida.

Un episodio que deja al descubierto que las tendencias en términos de datos, denuncias y, por supuesto, exposición mediática, presentan un dramático aumento en la violencia y la discriminación hacia esta población.

Sea por el auge de las redes sociales, la cualificación política o ciudadana, la recurrencia de los hechos mismos y demás factores que estén confluyendo, cada día se conocen más denuncias por quienes se reconocen como Lesbianas, Gays, Transgeneristas, Bisexuales, Intersexuales, Queer y demás expresiones de estos sectores que se atreven a mostrarse.

Así es, mostrarse. No a salir del clóset, porque eso es para la ropa.

También, quienes no esconden su diversidad y los que salen a viva voz a rechazar y denunciar los actos de intolerancia y violencia que enfrentan o viven en su día a día.

La discriminación por identidades de género y/o orientaciones sexuales diversas en las personas, es una expresión de la exclusión y rechazo social, cultural y simbólico ejercida desde una cultura dominante heteronormativa que se arraiga en patrones culturales, estereotipos, representaciones y una comunicación hegemónica que normaliza determinadas formas de vivir y sentir, negando la posibilidad de reconocimiento como sujetos sociales y por tanto de las libertades para quienes no “encajan” allí, en este caso para la población de los sectores LGBTIQ+; hechos que sin duda marcan un entorno de injusticias, violencias y barreras para la garantía de sus derechos y su bienestar familiar y social.

Por esto, en Bogotá, fruto de la organización, la participación y la incidencia de estas personas, desde el 2009 se trazan las condiciones institucionales para la puesta en marcha de la Política Pública LGBTI de la capital, adoptada por el Decreto 062 del 2014 y recientemente actualizada desde su plan de acción mediante el Conpes 16 del 2021, con la que se busca trabajar desde los procesos estratégicos de fortalecimiento Institucional con el fin de mejorar acciones de atención y respuesta para estos sectores, la corresponsabilidad como trabajo conjunto entre actores, la comunicación y educación para el cambio cultural, así como la transformación de significados y representaciones culturales que afectan el ejercicio de derechos de las personas de los sectores LGBT, la producción y aplicación de conocimientos para eliminar brechas y situaciones de desigualdad como el derecho a la salud, educación, trabajo, la vida, participación, cultura, recreación, deporte y vivienda.

Coincidiendo con el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, el cual se celebra el 17 de mayo de cada año y coincidiendo este 24 de Junio con el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, es urgente aumentar los esfuerzos de trabajo para garantizar que todas, todos y todes (en la enunciación de la diversidad misma), vivamos en una sociedad que respete el derecho a ser y vivir de formas distintas, a manifestar opiniones y decisiones sin temor y, en concordancia, para construir un territorio libre de discriminación y exclusión.

No obstante, en Chapinero se están promoviendo espacios de inclusión y democratización, por ejemplo, por primera vez Bogotá cuenta con un Parqueadero Rosa ubicado en esta localidad, que implementa servicios libres de violencias para mujeres y personas diversas. A esto se suman, los sellos Cuenta Conmigo, una alianza con establecimientos nocturnos que los identifica como zonas de empatía, en las que la ciudadanía puede encontrar apoyo en caso de ser víctima de acciones violentas y, al mismo tiempo, recibir información sobre pautas de prevención, rutas de atención, cómo denunciar un hecho de intolerancia y qué tipos de sanciones hay para quienes incurren en actos de agresión. Todos estos esfuerzos se enfocan en miras a crear un Distrito Diverso e incluyente que propenda por el respeto hacia el otro y hacia la diferencia, donde los derechos sean parte intrínseca de la ciudadanía como proyecto de Nación y no las oportunidades en las condiciones de privilegios que unos u otras puedan llegar a tener.

En Colombia se tiene que reconocer a la discriminación como un problema estructural y grave. ¡Dejemos de normalizarla! Hay que controlar cualquier tipo de manifestación discriminatoria a tiempo. En conjunto, busquemos reestablecer un sistema de valores que rechace de manera vehemente y desde lo más profundo de nuestras convicciones, cualquier acto de intolerancia hacia las personas que quieren ser, vivir y sentir de otras maneras. En conclusión: ¡Hasta que la diferencia se vuelva costumbre!

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