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¡Todo está carísimo!

Si la meta es la destrucción de la economía, entonces hay que reconocer que el “cambio” llegó con toda y que va por buen camino, porque está logrando su cometido.

María Andrea Nieto
21 de enero de 2023

Los “influencers” y activistas que hoy son los altos funcionarios en el gobierno del “cambio” eran muy buenos para ejercer la oposición y criticar. Pero una vez al frente del barco, han demostrado su absoluto desconocimiento para manejar el país. El peor de los ejemplos es el que tiene que ver con la incapacidad del “cambio” para contener el gravísimo problema de la inflación.

Es patético que funcionarios que se supone estudiaron en una facultad de economía crean que los agentes económicos van a tomar decisiones por cuenta de tendencias creadas ficticiamente por las bodegas pagadas en las redes sociales. Los mercados no funcionan así.

Sin lugar a dudas, el peor resultado del Gobierno de extrema izquierda en 2022 en Colombia fue la cifra de la inflación, que cerró en un acumulado del 13,12 por ciento. Con este indicador lograron llevar al país a las décadas oscuras de la presidencia de Ernesto Samper, un retroceso mal logrado en la obsesión progresista por devolver el sistema económico colombiano (como el de salud y el pensional) al pasado.

En las tiendas de barrio, los tenderos están asustados. Afirman que los precios de los productos que les compran a sus proveedores los están cambiando cada 15 días, situación que ellos transfieren al consumidor final. A pesar de que el gobierno del “cambio” mediante anuncios en Twitter dijo que no se podía subir el precio de los arriendos, nadie le hizo caso a la orden impartida por el alto gobierno. En el barrio La Gaitana, en la localidad de Suba en Bogotá, el arriendo subió un 20 por ciento y con la siguiente expresión incluida: “Podrá haber dicho que no se puede el mismísimo presidente, pero este es mi único ingreso, de malas”.

Las mamás y padres de familia saben que el costo de los alimentos está por las nubes y que eso tiene una incidencia en el valor nutricional de las poblaciones más vulnerables del país, es decir, los niños, que tan poco le importan al “cambio”.

Sin embargo, los activistas del Gobierno insisten en achacarle la culpa de la inflación al gobierno del expresidente Iván Duque, olvidando que ya van a ser seis meses desde que se acabó. En el fanatismo de ministros inexpertos como la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, recae una de las mayores responsabilidades del descalabro que se está viviendo en la economía interna y que está relacionada con sus declaraciones en torno a acabar con las exploraciones y explotaciones de petróleo, gas y carbón.

Tanta irresponsabilidad desencadenó el peor aumento del precio del dólar en la historia económica del país. Porque, si bien la divisa tenía una tendencia al alza durante el segundo semestre de 2022 por cuenta de las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos, uno de los peores comportamientos de las monedas de la región fue el de la colombiana.

Los altos funcionarios del “cambio” no han podido entender que los agentes económicos toman decisiones a futuro con base en las expectativas y que, por cuenta de evitar el riesgo de pérdidas, trasladan sus recursos hacia otras economías más estables. Y lo único que no ha tenido Colombia en los últimos seis meses es estabilidad económica. Hay una clara actitud de venganza en contra del sistema productivo y de todo aquel que goce de tener algún capital acumulado.

El incremento del precio del dólar por cuenta de las arrogantes y fanáticas declaraciones de la ministra Irene Vélez en contra del petróleo se trasladó a un aumento de los productos de la canasta familiar que son importados. Por eso, el dinero ya no alcanza para hacer mercado. Pero a punta de las redes sociales (quién sabe si financiadas por los rusos) le quieren hacer creer a la gente que esta es una oportunidad para que la industria nacional gane más y, por ende, genere empleo. Pero no hay tal. De hecho, hasta el costo de la ropa importada aumentará un 40 por ciento este año por cuenta de los aranceles impuestos por el “cambio”.

Las medidas que han presionado el crecimiento de la inflación son responsabilidad de este Gobierno, incluido, por supuesto, el aumento desmedido del precio de la gasolina, que presionará aún más el incremento de los bienes de la canasta familiar, y el aumento de los tiquetes aéreos y del IVA a los hoteles del 5 al 19 por ciento, entre otros muchos ejemplos. La peor parte la sufren los sectores sociales que tanto prometió el “cambio” que iba a defender. Creen falsamente que con subsidios van a compensar el incremento del costo de vida, pero no hay tal. Quizás es que no nos hemos dado cuenta de que el objetivo consiste en acabar con el aparato productivo, el empleo, la clase media y volver a los pobres más pobres. Así como Venezuela y Cuba, en donde la gente depende de la dictadura para poder comer. Si la meta es la destrucción de la economía, entonces hay que reconocer que el “cambio” llegó con toda y que va por buen camino, porque está logrando su cometido.

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