Canela y jengibre para evitar la formación de coágulos: así se deben usar

Los coágulos de sangre hace referencia a una masa que se forma cuando las plaquetas, proteínas y células de la sangre se pegan entre sí. Cuando se lastima, el cuerpo por sí mismo forma un coágulo de sangre para detener el sangrado. Según Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, una vez que se detiene el sangrado y se produce la curación, en general, “su cuerpo descompone y elimina el coágulo de sangre”.

Sin embargo, en algunos casos se pueden formar coágulos de sangre donde no deberían, ya que el cuerpo produce demasiados coágulos o coágulos anormales; o no se descomponen como deberían. Como tal, este tipo de coágulos pueden ser peligrosos y causar otros problemas de salud como trombosis venosa profunda, embolia pulmonar, trombosis de senos venosos cerebrales, accidente cerebrovascular isquémico, un ataque cardíaco, problemas en los riñones, insuficiencia renal y problemas durante el embarazo.

Existen un tipo de personas que son más propensas que tener coágulos en la sangre, como las pacientes con arterioesclerosis, fibrilación auricular, cáncer, ciertos trastornos genéticos, enfermedad del coronavirus, diabetes, personas con antecedentes familiares de coágulos sanguíneos, sobrepeso y obesidad, embarazo, entre otras condiciones de salud.

¿Cuáles son los síntomas de los coágulos de sangre?

Medline Plus destaca los siguientes síntomas que se pueden presentar ante la presencia de coágulos en la sangre:

• Dolor abdominal, náusea y vómitos.
• En un brazo o una pierna, dolor, hinchazón, sensibilidad y calor repentino o gradual.

• Dificultad para respirar, dolor al respirar profundamente, respiración rápida y aumento de la frecuencia cardíaca.
• Problemas en el habla y la visión, convulsiones, debilidad en un lado del cuerpo y dolor de cabeza intenso y repentino.
• Dolor en el pecho, sudoración, dificultad para respirar y dolor en el brazo izquierdo.

Ante la presencia de estos síntomas, es importante acudir de inmediato a urgencias para determinar la causa del problema y el tratamiento a seguir. Adicional a ello, existen ingredientes naturales que ayudan a evitar la formación de coágulos en la sangre. De hecho, el portal web Medical News Today destaca las propiedades antioxidantes de la canela y el jengibre. Por un parte, el jengibre es una especia antiinflamatoria que puede detener la coagulación de la sangre gracias a su alto contenido de salicilato, un ácido natural.

“Para obtener los efectos anticoagulantes de los salicilatos naturales, es posible que quieras usar jengibre fresco o seco regularmente para hornear, cocinar y agregarlo a tus jugos”, indica el portal en mención.

Por el otro lado está la canela, un ingrediente muy utilizado en la comida y que contiene cumarina, un poderoso agente anticoagulante. Específicamente, la canela cassia china tiene un contenido de cumarina mucho mayor que la canela de ceilán, pero es importante mencionar que consumir canela rica en cumarina por un tiempo prolongado puede causar daño hepático, por lo cual se recomienda un consumo regulado.

Entre tanto, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que para reducir el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos, se pueden tener en cuenta estos consejos:

1. Evitar estar sentado durante períodos prolongados. Si se viaja en avión, caminar por el pasillo regularmente, pero en caso de que se hagan viajes extensos en automóvil, hay que parar frecuentemente y caminar un poco.

2. Mantenerse en movimiento. Si hubo alguna operación o se estuvo en cama, cuanto más rápido haya movimiento, mejor.

3. Beber mucho líquido cuando se viaje. La deshidratación puede colaborar con el desarrollo de coágulos sanguíneos.

4. Haz cambios en el estilo de vida, como, por ejemplo:

• Perder peso.
• Bajar la presión arterial alta: los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés) explicaron que en la mayoría de los adultos, la presión arterial normal es menos de 120 sobre 80 milímetros de mercurio (mm Hg), que se escribe como la lectura de la presión sistólica sobre la lectura de la presión diastólica: 120/80 mm Hg, pero la presión arterial se considera alta cuando hay lecturas sistemáticas de presión sistólica de 130 mm Hg o más o lecturas de presión diastólica de 80 mm Hg o más.