Cada 7 de diciembre, millones de hogares colombianos encienden velas para celebrar el Día de las Velitas, una tradición que marca el inicio oficial de la temporada navideña. Pero detrás de esa luz de todos los años hay una cadena económica poco visible que empieza mucho antes, en la producción de material para la fabricación de velas.
Para los fabricantes nacionales, esta temporada representa el pico más alto de la demanda. Aunque la venta de velas se mantiene estable durante el año, en diciembre se multiplica, lo que presiona la necesidad de contar con suficiente material a precios accesibles. Las medianas empresas y distribuidores dependen de la disponibilidad de productos como la parafina, yeso, cemento, etc, para abastecer al comercio.
Con este contexto, Colombia vive un momento particular, la parafina sigue posicionándose en el mercado internacional y Ecopetrol es el principal actor en este tema. Según un comunicado de prensa de la empresa, en julio de este año se realizó la primera exportación directa de 200 toneladas hacia Brasil, un hito que abrió la puerta a nuevos destinos como Chile, Perú y México. Este movimiento responde a excedentes de producción y a la búsqueda de mejores márgenes, lo que permite que el país reciba entre 30 y 45 dólares adicionales por tonelada vendida en el exterior.
La capacidad nacional de producción bordea las 26.000 toneladas anuales, y cerca de la mitad se destina al consumo interno. El resto solía venderse a intermediarios, pero ahora se proyecta exportar directamente unas 800 toneladas mensuales bajo un esquema “door-to-port”, según la estrategia trazada por Ecopetrol para adentrarse de forma más competitiva en el mercado global.
Gracias a esto, se espera que Colombia siga usando materiales menos contaminantes y por eso Ecopetrol desde el año 2020, ha avanzado en el desarrollo de una biocera vegetal elaborada a partir de aceite de palma, un proyecto trabajado junto con la UIS y el SENA. Esta alternativa, creada inicialmente para aplicaciones cosméticas, ha permitido producir prototipos de velas aromáticas con un material más sostenible, sin evidencias de toxicidad y alineado con la estrategia de economía circular de la empresa. Aunque estos desarrollos aún no se encuentran en producción masiva ni sustituyen de manera amplia a la parafina tradicional, Ecopetrol destaca que este tipo de iniciativas demuestra el potencial de materias primas más limpias para transformar industrias como la de las velas.
¿Cómo impacta esto al bolsillo de quienes encienden y producen velas en diciembre?
Si la exportación crece más rápido que la producción, podría disminuir la disponibilidad interna y generar presiones al alza en los precios de las velas, especialmente en temporadas de alta demanda como diciembre.
Para los pequeños fabricantes, esto implica ajustar presupuestos y prever compras con mayor anticipación. Para los consumidores, cualquier variación en los costos de producción puede reflejarse en el precio final: una tradición que históricamente ha sido ‘barata’ podría empezar a sentirse más costosa si la disponibilidad de parafina se reduce.
Sully Catherine Santos, emprendedora de Rafiki Creaciones, un negocio que combina velas artesanales con piezas elaboradas en yeso y cemento aseguró para SEMANA que el mercado para el Día de las Velitas es muy competido y saturado, y por eso no considera atractivo vender gran cantidad para esta fecha.
“Hay gente que vende muchísimas velas para el Día de las Velitas, pero yo no me enfoco en ese nicho porque es un mercado saturado”, explica. Su apuesta está dirigida a un público distinto: “Yo hago y vendo velitas individuales durante todo el año, mi enfoque es más productos para regalo de Navidad, con un proceso más elaborado y presentaciones cuidadas, como en cajitas y con tarjetas”
Este comportamiento de mercado confirma que aunque la demanda para el 7 de diciembre es fuerte, no todos los productores pequeños están en condiciones de competir con los precios de las grandes superficies que predominan en esta temporada.
Santos también menciona que la fecha no es necesariamente la más rentable: “Sin duda diciembre es buen mes, pero fechas como el Día de la Madre me dan más ganancias y alcanzó a hacer el pedido para empezar a montar las velas”.
Una tradición guiada por la economía
La celebración del Día de las Velitas parece un ritual sencillo: prender una vela. Pero detrás de ese gesto está una cadena productiva que hoy se expande más allá de nuestro país, conectando la cultura colombiana con el mundo.
En un mercado en el que la demanda aumenta cada diciembre, y el reto será mantener el suministro nacional sin afectar los costos. La economía, al final, también ilumina esta tradición.