CINE
Días de venganza
Esta versión estilizada y brutal de la película coreana de 2003 cuenta la historia de un publicista secuestrado misteriosamente durante 20 años que, una vez liberado, busca vengarse. **½
Manuel Kalmanovitz G.
12 de junio de 2014
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Título original: Oldboy
País: Estados Unidos
Año: 2013
Director: Spike Lee
Guion: Mark Protosevich
Actores: Josh Brolin, Elisabeth Olsen, Samuel L. Jackson
Duración: 104 min
Días de venganza está basada en Oldboy, un clásico del nuevo milenio de 2003, que dejó en claro la capacidad de la industria cinematográfica coreana, más melodramática y menos atraída por el realismo psicológico de Hollywood, para producir obras que fascinaran y dejaran con los pelos de punta a gente de cualquier país.
En la adaptación —o “reimaginación”, según su director Spike Lee— el protagonista es Joe Doucett (Josh Brolin) un publicista ruin, mal papá de su hija de tres años que le grita a su esposa, que toma antes de ir al trabajo y que se sobrepasa con las novias de sus clientes. Es un monstruo atropellador que un día es raptado de las calles de Nueva Orleans y recluido en lo que parece ser un cuarto de hotel, sin más ventana al mundo que una foto panorámica detrás de una cortina corrediza y un televisor.
Atrapado en este lugar de una enervante alegría falsa, Doucett comienza a desvariar. Se desayuna con vodka, se deja crecer una dramática barba, se mete en el vórtice enloquecedor de la televisión, de infomerciales, programas de aeróbicos y noticias. Sus captores hacen un montaje, asesinan a su esposa y dejan rastros que lo incriminan.
Conmovido por un programa sobre su hija, Doucett deja de beber y se dedica a escribirle cartas y a entrenar, siguiendo como modelo los programas de aeróbicos y las películas de karate. Veinte años después lo liberan y el expublicista, recién peluqueado y con la cara concentrada en cinco líneas expresivas, se vuelve una brutal máquina de venganza que solo quiere encontrar y hacerle pagar al responsable de su detención.
Brolin se ha especializado en personajes de una masculinidad enfática, la clase de figuras paternas severas y castigadoras que eran comunes en el Hollywood de otra época y que hoy no se ven tanto (esa es una de las principales diferencias con la cinta coreana cuyo protagonista era un tipo escandaloso, a medio camino entre cómico y patético).
Pero esa misma masculinidad le roba cierta sorpresa a Días de venganza porque la brutalidad que se desencadena tras su liberación ya se veía en el ejecutivo alcohólico del comienzo. El único cambio es que su reencuentro con la crueldad está acompañado con una expresión un poco ida y un peluqueado a ras.
Es una película muy explícita (aunque, también en esto, su precursora coreana es mucho mejor) que nunca termina de decidir qué opina de tanta violencia, de tanta golpiza y tortura.
El complemento de Doucett es Marie Sebastian (Elizabeth Olsen), una exadicta a la heroína que trabaja como promotora de salud y que, por razones que la película no elabora, siente una compasión abrumadora por este tipo brutal y desubicado.
En general este Oldboy da una sensación de apuro, de ideas sin elaborar. El personaje de Marie está apenas delineado, quitándole las resonancias emocionales que podría tener. Puede haber una explicación sencilla: la versión final es 80 minutos más corta que la de Spike Lee. De pronto en esa hora larga que se perdió estuviera la gracia de la película.
CARTELERA
****Excelente ***1/2 Muy buena ***Buena **1/2 Aceptable **Regular *Mala
Director: Spike Lee
Guion: Mark Protosevich
Actores: Josh Brolin, Elisabeth Olsen, Samuel L. Jackson
Duración: 104 min
Días de venganza está basada en Oldboy, un clásico del nuevo milenio de 2003, que dejó en claro la capacidad de la industria cinematográfica coreana, más melodramática y menos atraída por el realismo psicológico de Hollywood, para producir obras que fascinaran y dejaran con los pelos de punta a gente de cualquier país.
En la adaptación —o “reimaginación”, según su director Spike Lee— el protagonista es Joe Doucett (Josh Brolin) un publicista ruin, mal papá de su hija de tres años que le grita a su esposa, que toma antes de ir al trabajo y que se sobrepasa con las novias de sus clientes. Es un monstruo atropellador que un día es raptado de las calles de Nueva Orleans y recluido en lo que parece ser un cuarto de hotel, sin más ventana al mundo que una foto panorámica detrás de una cortina corrediza y un televisor.
Atrapado en este lugar de una enervante alegría falsa, Doucett comienza a desvariar. Se desayuna con vodka, se deja crecer una dramática barba, se mete en el vórtice enloquecedor de la televisión, de infomerciales, programas de aeróbicos y noticias. Sus captores hacen un montaje, asesinan a su esposa y dejan rastros que lo incriminan.
Conmovido por un programa sobre su hija, Doucett deja de beber y se dedica a escribirle cartas y a entrenar, siguiendo como modelo los programas de aeróbicos y las películas de karate. Veinte años después lo liberan y el expublicista, recién peluqueado y con la cara concentrada en cinco líneas expresivas, se vuelve una brutal máquina de venganza que solo quiere encontrar y hacerle pagar al responsable de su detención.
Brolin se ha especializado en personajes de una masculinidad enfática, la clase de figuras paternas severas y castigadoras que eran comunes en el Hollywood de otra época y que hoy no se ven tanto (esa es una de las principales diferencias con la cinta coreana cuyo protagonista era un tipo escandaloso, a medio camino entre cómico y patético).
Pero esa misma masculinidad le roba cierta sorpresa a Días de venganza porque la brutalidad que se desencadena tras su liberación ya se veía en el ejecutivo alcohólico del comienzo. El único cambio es que su reencuentro con la crueldad está acompañado con una expresión un poco ida y un peluqueado a ras.
Es una película muy explícita (aunque, también en esto, su precursora coreana es mucho mejor) que nunca termina de decidir qué opina de tanta violencia, de tanta golpiza y tortura.
El complemento de Doucett es Marie Sebastian (Elizabeth Olsen), una exadicta a la heroína que trabaja como promotora de salud y que, por razones que la película no elabora, siente una compasión abrumadora por este tipo brutal y desubicado.
En general este Oldboy da una sensación de apuro, de ideas sin elaborar. El personaje de Marie está apenas delineado, quitándole las resonancias emocionales que podría tener. Puede haber una explicación sencilla: la versión final es 80 minutos más corta que la de Spike Lee. De pronto en esa hora larga que se perdió estuviera la gracia de la película.
CARTELERA
****Excelente ***1/2 Muy buena ***Buena **1/2 Aceptable **Regular *Mala
- Souvenir * ½
- La jaula de oro ***
Esta dolorosa película, inspirada en casos reales, sigue la migración ilegal de tres chicos guatemaltecos hacia los Estados Unidos.
- Al filo del mañana ***
- Maléfica **
Esta extraña re-imaginación de la historia de la villana de La bella durmiente es demasiado básica para adultos y demasiado oscura para niños.