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Algunas de las grabaciones reveladas por el documental muestran que el presidente Lyndon B. Johnson y el secretario de Defensa Robert McNamara midieron los resultados de la guerra con estadísticas poco confiables.

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Guerra de Vietnam: contada como nunca antes

Una serie documental sobre la guerra de Vietnam ha dado de qué hablar por la forma como analiza sus causas y consecuencias. Aplaudida y criticada, marca un precedente en la manera de narrar el conflicto.

6 de enero de 2019

Cuando Estados Unidos retiró sus tropas de Vietnam en 1973, luego de una lucha de nueve años por contener la expansión del comunismo en Asia (en plena Guerra Fría), los excombatientes regresaron a un país dividido. Tanto, que el marine Karl Marlantes –quien ha escrito varios libros sobre el tema– asegura que volver fue casi tan traumático como combatir. Sobre todo porque por mucho tiempo el tema fue tabú. Nadie hablaba de lo que había pasado y quienes lo hacían no ventilaban sus opiniones abiertamente. 

Como una herida sin sanar, que todos saben que existe pero nadie menciona, esta guerra permaneció ahí, en la memoria colectiva, pero oculta. Marcó la segunda mitad del siglo XX, dividió a Estados Unidos y al mundo, ha sido objeto de películas, libros o series de televisión, pero tal vez nunca como ahora alguien la había analizado tan a fondo.

Desde los primeros años de combate los presidentes sabían que no podían ganar la guerra.

En efecto, Ken Burns y Lynn Novick crearon su serie documental La guerra de Vietnam, estrenada en septiembre de 2017 en la cadena PBS y disponible desde el año pasado en Netflix, por la necesidad de romper esa presencia tácita, de darle sentido a lo que pasó y de entender de verdad el episodio, A partir de entonces la popularidad de la serie de 10 capítulos, que costó 30 millones de dólares, comenzó a crecer como espuma en el mundo. Y no es para menos: en 18 horas el documental se mete en los entresijos de la confrontación, mira todas las opiniones y trata de narrar en detalle el paso a paso de lo que ocurrió. 

En los 79 testimonios que presenta el documental hay 50 estadounidenses y 30 vietnamitas, que incluyen periodistas, excombatientes, escritores y opositores de la guerra.

Le da espacio a opiniones variadas, sin calificarlas ni tomar partido. Abarca puntos de vista tan variados que desde antes del estreno el documentalista y codirector Ken Burns le dijo a la prensa de su país que muchos lo considerarían comunista y otros un loco de derecha. Y no es raro, pues esta guerra dividió a la sociedad de Estados Unidos en temas tan importantes para ellos como el patriotismo, el servicio militar o la objeción de conciencia, al punto que mientras muchos jóvenes reclutados protestaron, se exiliaron en Canadá o se fueron a la cárcel, otros marcharon de buen grado a una guerra amorfa y política al otro lado del mundo. En 1965, cuando Estados Unidos empezó a enviar tropas a Vietnam, una encuesta de Gallup mostró que el 64 por ciento del público aprobaba la intervención, pero en 1969 el 55 por ciento creía que haberse involucrado en la guerra había sido un error, y solo el 39 por ciento la aprobaba.

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Para expertos y críticos varias razones explican el éxito de la serie. Una de ellas es la importancia del conflicto para los estadounidenses. A lo largo de la obra, Burns y la codirectora Novick cuentan una historia completa del conflicto y cada episodio explora un periodo diferente. El primer capítulo, por ejemplo, arranca desde 1858 con el gobierno colonial de Francia sobre Indochina, en la zona hoy conocida como Vietnam. 

Burns ya había dirigido y producido documentales históricos sobre temas muy norteamericanos. Lleva unos 40 años de carrera y ha estado detrás de The Civil War, The War, Jazz y Baseball, entre otros. Ha ganado 15 Emmy, dos Grammy y ha estado nominado dos veces al Óscar. Produce con Florentine Films y ha formado equipo con Lynn Novick en sus documentales más recientes. Esta es una de sus apuestas más importantes, porque como él dice: “A diferencia de las otras guerras, esta no lleva sentimentalismos y por eso es mucho más cruda”.

El equipo de Burns y Novick examinó unas mil quinientas horas de video y más de 24 mil fotografías en los 10 años que tomó hacer el documental, hasta elegir los mejores.

En ese sentido la serie analiza, entre otras cosas, las decisiones que tomaron cinco presidentes estadounidenses de ambos partidos políticos. En una de sus conclusiones más arriesgadas afirma que los mandatarios empezaron la guerra en secreto y, aunque desde los primeros años de combate sabían que no iban a ganar, siguieron enviando soldados. Para probarlo, en vez de recurrir a entrevistas con historiadores o expertos y así evitar sesgos, los productores utilizaron grabaciones secretas de la Casa Blanca.

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Ahí reside otro de los aciertos de La guerra de Vietnam. A diferencia de la mayoría de los documentales sobre ese conflicto, que explican los sucesos con opiniones académicas, este lo hace con 79 testimonios de primera mano. Novick dirigió la mayoría de las entrevistas que incluyen a soldados y civiles de Estados Unidos, Vietnam del Sur y del Norte (incluidas las fuerzas guerrilleras, conocidas por los norteamericanos como Viet Cong); a familiares de muertos en combate, activistas antiguerra, periodistas y civiles.

Las entrevistas con vietnamitas resultan novedosas, pues normalmente los estadonidenses cuentan la guerra solo desde su punto de vista. Novick viajó tres veces a Vietnam con otros productores para encontrar a los entrevistados, entre quienes está Bao Ninh, un escritor célebre por la novela El dolor de la guerra, y la escritora Le Minh Khue. Las entrevistas son variadas, íntimas y profundas. Incluso en muchas hay detalles y confesiones inéditos de todos los bandos.

La narración del actor Peter Coyote sigue el guion escrito por el historiador Geoffrey C. Ward. Los directores lograron que ese narrador se mantuviera en segundo plano y que los actores y testigos del conflicto aportaran la fuerza de los hechos, las denuncias y el dolor.

La música y el movimiento antiguerra son parte crucial de la producción. Tiene una banda sonora de 120 canciones y material de archivo de las marchas que derivaron en la contracultura de los sesenta y setenta.

También ha recibido elogios el material de archivo. El equipo de Burns y Novick examinó unas mil quinientas horas de video y más de 24 mil fotografías en los 10 años que tomó hacer el documental, hasta elegir los mejores. También encontraron e incluyeron material inédito.

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La crítica en general ha aplaudido el documental por la relevancia que tiene sacar a la luz las intimidades de la historia y confirmar la verdad incómoda de que el gobierno de Estados Unidos continuó, contra toda lógica, una guerra en la que murieron más de 58.000 norteamericanos y más de tres millones de vietnamitas. Por ejemplo, Hank Stuever, del diario The Washington Post, dijo que “es imperdible, por completa e imparcial”.

Sin embargo, también hay contradictores. Varios excombatientes aseguran que la cinta omite batallas trascendentales y que la serie privilegia al movimiento antiguerra. El historiador Mark Moyar agrega que los testimonios no dan cuenta de aspectos militares y políticos más complejos e igual de importantes. 

“A diferencia de las otras guerras, esta no lleva sentimentalismos y por eso es mucho más cruda”.

La controversia siempre ha perseguido a las producciones televisivas y cinematográficas sobre Vietnam. Full Metal Jacket (Stanley Kubrick, 1987), Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), The Deer Hunter (Michael Cimino, 1978), Forrest Gump e incluso la serie de televisión Tour of Duty (1987) fueron muy comentadas y agitaron el debate. Esta no es la excepción. Pero todos los críticos concuerdan en un elemento de esta producción: la banda sonora es magistral. Tiene 120 canciones que, a su modo, también contaron la guerra. A Hard Rain’s a-Gonna Fall, de Bob Dylan, abre el primer capítulo, y luego suena Backlash Blues, de Nina Simone; Strange Brew, de Cream; Gimme Shelter, de The Rolling Stones, y Kashmire, de Led Zeppelin, entre muchos otros. Además, Trent Reznor (Nine Inch Nails) y Atticus Ross (productor y compositor) compusieron el resto de la música que acompaña batallas, marchas y testimonios.

Sin duda, la apuesta por conocer esa guerra desde todas las perspectivas sienta un precedente para hablar del tema. Sobre todo porque, como dice Novick, “la desunión que experimentamos hoy, la polarización y la falta de discurso civil tiene las semillas en Vietnam”.