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EL CRONOPIO Y SU FAMA

Llega a las librerías colombianas la primera biografía del escritor argentino Julio Cortázar.

4 de enero de 1999

De Julio Cortázar se ha hablado mucho. De pronto es el más querido de los escritores del boom latinoamericano. Su obra es casi un ritual de iniciación en las universidades y los estudios sobre su aporte a las letras hispánicas son tan numerosos como complejos. Sin embargo y a pesar de su importancia en el contexto de la literatura latinoamericana, nadie había publicado hasta ahora un libro dedicado en exclusiva a la vida del autor de Rayuela, un fenómeno que no deja de ser curioso si se tiene en cuenta que las biografías sobre Jorge Luis Borges sobrepasan de lejos la decena. Catorce años después de su muerte en París, aparece la primera, escrita por el poeta y ensayista argentino Mario Goloboff con el simple título de Julio Cortázar, la biografía, y editada por Seix Barral.
Basado en cartas personales, en entrevistas que el mismo Cortázar concedió a los medios de comunicación y en testimonios de personas que estuvieron cerca del escritor, Goloboff es tímido en el propósito de interpretar la vida del cronopio a partir de sus actos y sus obras. Lejos de ofrecer una visión particularizada del autor de Historias de cronopios y de famas, el biógrafo se limita a compilar todos los datos y referencias que salieron a relucir a lo largo de su vida: su infancia en Buenos Aires, sus viajes a Europa, sus esposas, sus cuentos y en fin, su residencia definitiva en París, desde donde no sólo escribiría casi la totalidad de su obra, sino también iniciaría su lucha política en favor de las guerrilla izquierdistas latinoamericanas; una lucha que para muchos se constituyó en una de sus mayores ingenuidades. Su afición por el jazz, reflejada en cuentos como El Perseguidor y en la misma Rayuela; su interés por el boxeo, su dedicación a las traducciones, su odio declarado al peronismo y su intención permanente de convertir lo cotidiano en fantástico, aparecen cronológicamente en el trabajo de Goloboff. Sin embargo, el aspecto en el que más intenta profundizar es en el pensamiento político de Cortázar y la influencia que tuvo en su obra.
La biografía recopila cartas dirigidas a amigos cubanos en las que Cortázar exalta la lucha contra el régimen de Batista, indaga sobre el origen político de varios de sus cuentos, como Reunión, que según Goloboff están inspirados en el Che Guevara, y presenta algunos poemas de evidente corte ideológico, como el dedicado a Fidel Castro: "Tienes razón, Fidel: sólo en la brega hay el derecho al descontento... sólo de adentro ha de salir la crítica, la búsqueda de fórmulas mejores..." . Su fervor se extendió al pueblo nicaragüense, hasta el punto de que el líder sandinista Julio Valle-Castillo recibió una hoja en blanco firmada por Cortázar, quien autorizó su uso para pronunciamientos del FSLN.
Goloboff también despliega las críticas de quienes no creían en su posición política, muchas de ellas fundadas en el hecho de que Cortázar se hubiera exiliado voluntariamente en París, lejos de los escenarios de la revolución que él defendía. Algunos de sus opositores le decían "ojos que no ven, corazón que no siente", a pesar de sus constantes viajes a Nicaragua y Cuba.
Con todo, la de Goloboff no es una biografía para fanáticos del cronopio mayor. En realidad no ofrece nada nuevo y el análisis es más bien escaso. Sin embargo puede servir de manual introductorio para los no iniciados, aquellos que apenas empiezan a explorar la obra de aquel hiperintelectual con cara de niño para quien la vida no era más que un juego. Más que por su contenido, la biografía de Goloboff pasará a la historia no tanto por su contenido como por haber sido la primera aproximación a Cortázar.