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Marcela Valencia estudió en la Escuela Distrital de Teatro de Bogotá, donde Santiago García fue su maestro. Ella recibió grandes elogios cuando interpretó a un niño de 8 años en ‘Pinocho y Frankenstein le tienen miedo a Harrison Ford’.

ENTREVISTA

“Es un golpe al corazón”

La actriz Marcela Valencia interpreta en ‘Labio de liebre’ a Alegría de Sosa, la mujer campesina sobre la que recae buena parte de la obra. SEMANA habló con ella.

6 de junio de 2015

Cada vez que termina una función de Labio de liebre, Fabio Rubiano se lleva los aplausos, los buenos comentarios de la crítica y las reseñas de la prensa. Eso no es gratuito: Rubiano escribe, dirige y actúa esta alabada obra sobre la venganza y el perdón, sobre víctimas y victimarios; con mucho humor negro toca fibras sensibles sobre el conflicto en Colombia.

Pero tampoco pasan inadvertidos los otros integrantes del elenco: Liliana Escobar, Jacques Toukhmanian, Ana María Cuéllar, Biassini Segura y, especialmente, Marcela Valencia, quien interpreta a la campesina Alegría de Sosa.
Ella es de Popayán, ha hecho ocho películas, algunos dramatizados para televisión y mucho teatro. Hace 30 años, al lado de Rubiano, fundó Teatro Petra. Y una forma de celebrar su aniversario fue el montaje de Labio de liebre.

Semana: ¿Cómo pudo darle vida a un personaje que se llama Alegría y que es víctima?

Marcela Valencia: Mirando a algunas mujeres víctimas, cómo hablaban, qué gestos tenían, qué hacían y en dónde podrían tener heridas emocionales y físicas. Pero todas las noches, en cada función, hay una nueva Alegría de Sosa, porque nunca una función es igual a otra y el público siempre es distinto.

Semana: ¿Qué le impacta de su personaje?


M. V.: Que la situación de algunas mujeres del campo raya en lo indigno y que deben aceptar lo inaceptable. Yo, por ejemplo, no aceptaría lo que acepta Alegría, como aquello de que su hija le cuenta que su papá la acosa sexualmente y ella le responde: “Lo que pasa es que usted se le insinúa”.

Semana: Hay dolor en Alegría…

M. V.: Sí, es una mujer a la que le duele todo lo que les pasa a sus hijos y que sufre porque le matan a su marido. Pero también es una mujer feliz con sus perros, que no se cuestiona mucho, vive la vida que le tocó.

Semana: ¿Por qué el éxito de ‘Labio de liebre’?

M. V.: Porque es como una montaña rusa: nos hace reír, pero de repente nos clava de cabeza. Labio de liebre es un golpe al corazón, vivimos en un conflicto, pero se nos olvida. La gente al final de la obra dice: “Cierto, así es nuestro país”.

Semana: Imposible que no haya recibido cuestionamientos…

M. V.: Sí, los hay y tienen que ver con el humor negro, con que haya risa. A algunos no les parece que uno deba reírse del conflicto. A otros tampoco les parece que un victimario quede como víctima. Pero la idea no era tomar partido por nadie.

Semana: Para usted, ¿‘Labio de liebre’ es una obra sobre víctimas, reconciliación, venganza o perdón?


M. V.: A mí me gusta que digan que es una obra sobre el perdón. Creo también que es una liberación: perdonar a quien asesina a tu familia es traspasar unos límites insospechados.

Semana: ¿Un actor no termina mal de la cabeza después de hacer una obra de estas?

M. V.: En mi caso, no. Uno siempre tiene un límite, no creo en los actores que dicen que se metieron en sus personajes. En esta profesión no se puede perder la conciencia. No me dejo afectar de mis personajes.

Semana: ¿Sirve llevar el conflicto a una obra de teatro?


M. V.: Claro y es necesario. La Unidad de Víctimas buscó a Fabio Rubiano y le dijo: “Hemos sacado libros y libros sobre el conflicto, pero nunca con la repercusión ni el entendimiento que logra su obra”. Sin querer dar cátedra se logró ese objetivo.

Semana: ‘Labio de liebre’ va hasta el próximo 14 de junio en el Teatro Nacional. ¿No es muy corta la temporada?


M. V.: Ocurre que comienza la Copa América y cuando juega Colombia, cuando hay fútbol, mata al teatro: en lugar de llegar 400 personas, aparecen 70. Aunque a decir verdad, el fútbol no solo es el ‘coco’ del teatro sino de muchas cosas más. No me gusta el fútbol.