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Muy poco cine israelí llega a Colombia. La polémica ‘Gett’ es uno de los casos.

CINE

Gett: el juicio de Viviane Amsalem

Opresiva cinta israelí que explora el proceso monótono e injusto por el que debe pasar una mujer que quiere divorciarse según la ley judía.***

Manuel Kalmanovitz G.
27 de junio de 2015

Título original: Gett
País: Israel
Año: 2014
Director: Ronit y Shlomi Elkabetz
Guion: Ronit y Shlomi Elkabetz
Actores: Ronit Elkabetz y Simon Abkarian
Duración: 115 min

En esta película, la acción se limita a dos recintos: una corte religiosa judía y las salas donde la gente espera antes de entrar. El universo exterior no aparece visualmente –no hay parques, ni casas, ni calles, ni tiendas– aunque son justamente cuestiones que conciernen a ese mundo exterior las que se deciden en estos dos espacios.

Esta limitación espacial es un recurso clave para que Gett transmita de forma tan efectiva una sensación creciente de sofoco, inmovilidad y asfixia. El hecho de que las partes en disputa estén enfrentadas por su posible divorcio, que la mujer quiere y el hombre le niega, también son centrales para la claustrofobia.

Gett, dirigida por los hermanos Ronit y Shlomi Elkabetz (Ronit también interpreta a la mujer del título), termina opresivamente una trilogía inspirada en la vida de su madre, que venía de una familia tradicional y tuvo un matrimonio no muy feliz con un judío ortodoxo.

El punto de partida es el desbalance de poderes que hay entre hombres y mujeres para tramitar un divorcio ante la ley judía (llamado gett), donde es el hombre quien da por terminada la relación en una ceremonia donde le entrega a la mujer una hoja de papel escrita liberándola del compromiso.

El problema es que si, por alguna razón, el hombre se niega, la pareja continúa casada así ensordezcan a sus vecinos con sus peleas, así lleven años sin vivir juntos, así no se quieran ni se hayan querido nunca.

La película sigue el proceso de Viviane ante una corte rabínica donde pide que obliguen a su marido a darle el gett que le permitiría recobrar la libertad tras 30 años de matrimonio. Esta petición termina siendo una especie de prueba de resistencia, donde la pareja regresa cada cierto tiempo a la corte presidida por tres rabinos para ver si el marido acepta liberarla.

Pero el primer interrogatorio de los rabinos/jueces descubre la dificultad para Viviane: el marido no tiene ningún defecto evidente. No la maltrata físicamente, le da un techo y comida, no la traiciona con otra mujer y no tiene “una deformación que le cause repelencia”. Llevan tres años sin hablarse, pero eso no es causal de divorcio y los rabinos le piden a la mujer que haga un nuevo intento de convivencia por seis meses.

Gett tiene claro que está ante una situación que choca con la mentalidad contemporánea acerca de los matrimonios, una figura legal anacrónica que no concuerda con las dinámicas más igualitarias del presente, y subraya esta injusticia con personajes muy contrastados: Elisha (Simon Abkarian), el marido, es un tipo silenciosamente cruel que mira constantemente al piso, mientras Viviane es una mujer independiente y valerosa a punto de desencajarse de furia por el desvalimiento que le impone la situación.

Es una película con un espíritu polémico que generó una gran discusión en Israel, quizás por ilustrar dramáticamente las complicaciones que surgen cuando un Estado moderno delega parte de sus funciones (como el matrimonio) en autoridades religiosas con tradiciones milenarias.

Cartelera
**** Excelente  ***½ Muy buena   *** Buena   **½ Aceptable  ** Regular  * Mala


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