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Los grandes museos se exportan

Hace 20 años, el Guggenheim de Bilbao se convertía en la primera "declinación" de un célebre museo. Le siguieron los parisinos Louvre y Centro Pompidou, con fórmulas diversas.

8 de noviembre de 2017

Guggenheim

El 20 de octubre de 1997, se inauguró en la ciudad industrial vasca de Bilbao un edificio de una arquitectura revolucionaria, firmado por el canadiense Frank Gehry: era el Museo Guggenheim.

Detrás de este proyecto en una ciudad en crisis, que había estado ausente de los radares culturales durante mucho tiempo, estuvo Thomas Krens, director desde 1988 de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, que ambicionaba además abrir otros Guggenheim en ciudades como México y Abu Dabi.

Veinte años más tarde, el de Bilbao es un éxito, con un millón de visitantes anuales de promedio, y ha contribuido a transformar la imagen de la ciudad y de la provincia, aumentando el turismo.

Para el profesor Jean-Michel Tobelem, autor de un libro sobre este museo, la clave fue la implicación de las autoridades locales y regionales, y la importante financiación de la que se benefició el establecimiento.

Pero otros proyectos no corrieron la misma suerte. La idea de crear un Guggenheim en Guadalajara, en México, fue abandonada y el centro de Las Vegas cerró en 2008. Gehry diseñó el museo de Abu Dabi, cuya apertura cerca del Louvre, inaugurado este mismo miércoles, fue pospuesta en varias ocasiones.

Pompidou

Con tres implantaciones provisionales en cinco años, el Centro Pompidou es el museo que muestra un mayor interés por tener una presencia en el extranjero.

Una primera creación, en marzo de 2015 en Málaga, en el sur de España, atrajo a 500.000 personas desde su apertura. Una declinación del Pompidou abrirá además sus puertas en 2019 en Shanghái, en el nuevo Museo de Arte West Bund, un edificio de cerca de 25.000 m2 concebido por el arquitecto británico David Chipperfield.

En 2020, está prevista también la inauguración de un espacio reservado en Bruselas, en un antiguo garaje "art déco" transformado en museo de arte moderno y contemporáneo.

Cada vez, se trata de una implantación provisional, por ejemplo diez años en Málaga y cinco renovables en Shanghái.

Se trata de una manera de revalorizar la colección del Pompidou, una de las más importantes de arte moderno, junto a la del MoMA de Nueva York. Es también una fuente de ingresos comparable a la de una gran exposición itinerante, pero que ofrece además "mucha más previsibilidad y seguridad financiera", según el presidente del museo parisino, Serge Lasvignes.

El Louvre y los demás

El Louvre creó una "sucursal" en Lens, en el norte de Francia, en 2012.

Su implicación en el proyecto de Abu Dabi forma parte de un acuerdo intergubernamental entre Francia y los Emiratos Árabes Unidos. Se trata de un "museo emiratí que depende del gobierno emiratí", declaró el presidente del Louvre, Jean-Luc Martínez.

Muchas de las obras expuestas fueron prestadas por varios museos franceses, aunque el Louvre es el socio indiscutible: presta el mayor número de piezas y cede la utilización de su "marca" Louvre durante 30 años y seis meses, a cambio de 400 millones de euros (460 millones de dólares).

Martínez no excluye que este sea el primero de varios acuerdos en el extranjero. "Si sale bien, suscitará quizás otras peticiones".

En el mundo anglosajón, los grandes museos no han dado ningún paso en esta dirección.

"Ya es demasiado complicado con un museo", dijo recientemente a la AFP el director del MoMA, Glenn Lowry, recordando que su establecimiento no recibe ni un centavo de las instituciones públicas y depende completamente de las donaciones privadas.

Por su parte, la Tate Modern de Londres creó dos sucursales regionales, en Liverpool y St Ives y, por ahora, se planta ahí.