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UN IMPULSIVO Y LOCO AMOR

Una comedia más bien tonta sobre un amor improvisado que aspira a borrar los límites culturales.

11 de agosto de 1997

Direccion: Andy Tennant Protagonistas: Mattew Perry, Salma Hayek, John Tenney, Carlos Gómez, Tomas Milian Una relación sexual ocasional puede convertirse en un infierno para la pareja, sólo que algunas veces ese infierno es capaz de convertirse en la antesala de la felicidad. Tal es la premisa de la que parte el director Andy Tennant para construir una comedia romántica alrededor de una pareja que trata de sostener su amor por encima de las diferencias culturales que los separan. El es un afortunado ejecutivo constructor de Nueva York que se traslada unos meses a Las Vegas a montar una discoteca. Ella, una fotógrafa chicana que vive en el seno de una tradicional familia mexicana en la ciudad que nunca duerme. Un encuentro imprevisto, con fortuito embarazo a bordo, desata la trama de Un impulsivo y loco amor. El improvisado matrimonio es una anécdota en comparación con lo que se viene encima. El, un típico neoyorquino, prácticamente no sabe qué es una familia. Ella, en cambio, ha reunido todas las características latinas posibles alrededor de su numerosa y religiosa familia. El choque cultural, y todas las vicisitudes generadas por tan extrañas circunstancias, se encargan de alimentar una comedia que, sin embargo, no va más allá de los chistes ocasionales, de las reacciones sorpresivas, de las muecas de confusión de sus protagonistas. En Un impulsivo y loco amor todo parece dispuesto a partir de arquetipos superficiales y de las caricaturas de dos formas de vivir opuestas que intentan conciliarse. Es una comedia empacada al vacío que, salvo algunas sonrisas eventuales, no permite ninguna aproximación que no raye en la falacia, en el truco fácil del sentimentalismo.