Activos digitales
La montaña rusa del bitcoin: en noviembre tuvo su peor mes del año, tras haber alcanzado en octubre máximos históricos
El bitcóin, el criptoactivo más emblemático, tuvo una significativa caída desde octubre, aunque esta semana cambió la tendencia. ¿Qué está generando esa volatilidad?
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Nada más parecido al recorrido de una montaña rusa que el comportamiento del bitcóin este año, el criptoactivo más relevante en el mercado.
Empezó a 93.462 dólares. En la primera semana de enero volvió a romper –como lo hizo a finales de 2024– los 100.000 dólares, y tocó techos cercanos a los 124.000 en los primeros días de octubre.
Esta dinámica se explicó por distintos factores, como la aprobación de los ETF de bitcóin en Wall Street, lo que permitió la entrada de inversionistas institucionales. Además, por el proceso que disminuyó la emisión de nuevos bitcoines y limitó la oferta, en un momento en el que la demanda estaba en aumento, y las expectativas que se generaron con la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.
Sin embargo, después de octubre, el bitcóin tuvo una caída abrupta y, en un poco más de mes y medio, el precio se ubicó apenas en una cifra superior a los 84.000 dólares. Al cierre de esta edición, se recuperó y se situó en 93.400, nivel similar al que tenía en abril pasado.
¿Qué pasó? “Vimos una de las correcciones más fuertes después de un rally histórico y desde la caída del año 2022. Desde el máximo de 124.000 dólares, bitcóin ha caído entre 25 y 35 por ciento en siete semanas. Estamos viendo un ajuste extraordinario en medio del fin de un ciclo alcista: entrada masiva de capital vía ETF, alta exposición institucional y un mercado muy apalancado que se desinfla cuando cambia la liquidez global y hay incertidumbre en la deuda soberana y en la coyuntura geopolítica”, explica Alejandro Beltrán, country manager de Buda.com.

De acuerdo con un informe de Criptonews, los analistas ya catalogan este tramo como el peor periodo para las criptomonedas desde comienzos de año, reflejando un sentimiento de cautela.
Agrega la investigación que en un informe reciente del sector el volumen total de negociación cayó a niveles no vistos desde febrero, situándose cerca de los 1.600 millones de dólares. “La disminución afecta por igual a exchanges centralizados y a plataformas de negociación descentralizada, lo que evidencia una caída general en la actividad especulativa. Los periodos de escasa participación suelen amplificar los movimientos bruscos, ya que la profundidad de mercado se reduce y las órdenes grandes generan un impacto mayor en los precios”.
Beltrán lo explica en tres puntos. Uno, una liquidez global más apretada. Japón subió sus tasas y los bonos japoneses registran rendimientos máximos en décadas; eso golpeó el carry trade (pedir prestada una divisa con una tasa de interés baja e invertir en otra con una tasa de interés más alta) en yenes, obligando a fondos globales a reducir riesgo. “A esto se suma la crisis de deuda en Estados Unidos, que compromete la solidez y seguridad de su deuda pública. Cuando los fondos deben responder con garantías y mantener activos como los bonos soberanos, suelen vender primero los más líquidos como el bitcoin”.
El segundo corresponde a las salidas de ETF spot de bitcoin en Estados Unidos. “Empezaron a registrar salidas por más de 3.000 millones de dólares en pocos días”.

Y, tercero, un mercado muy apalancado. Los inversionistas compran con deuda y esta se “sobrecalentó, lo que provocó ventas por más de 2.000 millones de dólares en posiciones de futuros, en algunos días”, señala el directivo de Buda.com. Pero asegura que los inversionistas institucionales no están perdiendo el apetito, sino que están reduciendo exposición a riesgo.
¿Qué factores hay que tener en cuenta para lo que viene? Las decisiones del Banco de Japón, la evolución de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, la disponibilidad de liquidez y los flujos institucionales hacia ETF de bitcoin.
Por ahora se espera que se vuelvan a alinear los astros, con hechos como una mayor estabilidad en tasas globales, el regreso de entradas a ETF de bitcoin, una demanda creciente de stablecoins y un mayor protagonismo institucional, “con liquidez menos apalancada y especulativa. Es mejor tener un activo más lento en crecimiento y sin tanto apalancamiento, pero creciente en el largo plazo”, puntualiza Beltrán.
