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Lorena tuvo que pasar 45 días en un centro psiquiátrico, mientras que John Bobbitt aprovechó la fama y trabajó como actor porno. | Foto: AFP

DOCUMENTAL

Lorena Bobbitt castró a su esposo abusador y ahora es símbolo de la violencia intrafamiliar

Se hizo famosa hace 26 años cuando le cortó el pene a su esposo. Y aunque en ese entonces muchos la trataron de loca y la hicieron objeto de burlas, un reciente documental, en la época del #MeToo, rescata su verdadera faceta: la de víctima de violencia doméstica.

23 de febrero de 2019

La historia, literalmente, le dio la vuelta al mundo en los años noventa. Lorena Bobbitt se levantó la noche del 23 de junio de 1993 dolida y desesperada, fue a la cocina y tomó un cuchillo, el más afilado que tenía. Luego volvió a su cama, donde dormía su esposo John, quien hace apenas unas horas la había violado. Cansada de años de maltratos y abusos, y, sin pensarlo mucho, le cortó el pene. Él se levantó ensangrentado , en medio de un dolor insoportable, y apenas tuvo tiempo de verla salir corriendo con su miembro amputado en la mano.

Cuando ella cayó en cuenta de lo que había hecho, ya iba en su carro, por las calles de Manassas, Virginia, rumbo a la casa de una amiga. Asustada, tiró el pene por una ventana. Minutos después llamó a la policía y les contó todo. Ellos encontraron el miembro botado en la calle, lo pusieron en hielo y lo llevaron al hospital. Allá estaba John, a quien luego de una milagrosa cirugía, que duró más de nueve horas, los doctores le cosieron su órgano sexual y lo dejaron casi completamente funcional.

Fuera de la corte se reunían cámaras de televisión, feministas que pedían la libertad de Lorena y comerciantes que aprovecharon el escándalo para vender camisetas y chocolates en forma de miembro masculino.

Cuando la prensa se enteró de lo que había ocurrido, la historia de los Bobbitt dejó de ser un caso más de violencia intrafamiliar local y se convirtió en el tema de conversación global. Durante varios meses no había programa humorístico, tabloide o noticiero serio que evadiera el tema, y los chistes sobre las mujeres ‘rabiosas’ y los hombres mutilados se volvieron habituales. Lorena, una manicurista ecuatoriana, y John, un exmarine, se convirtieron en personajes frecuentes en los medios del mundo.

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Hubo tanto alboroto que, cuando los dos juicios comenzaron –uno contra él por abuso sexual y otro contra ella por la agresión–, los estadounidenses los siguieron como si fueran realities. Fuera de la corte se reunían periodistas, cámaras de televisión, feministas que pedían la libertad de Lorena y comerciantes que aprovecharon el escándalo para vender camisetas, chocolates en forma de miembro masculino y todo tipo de mercancías. La prensa reportaba día a día lo sucedido, y la gente tomó partido en ambos bandos.

Algunos se quedaron con la imagen de la inmigrante latina, morena, con historial de robos y que hablaba un mal inglés, que en un ataque de rabia atacó a un exmilitar blanco, un patriota

Al final, los dos terminaron absueltos y los medios les dieron paso a otros escándalos en la década de los juicios televisivos, cuando casos como el de la patinadora Tonya Harding y el deportista-actor O. J. Simpson pronto capturaron la atención del público. Pero la historia quedó en la conciencia colectiva. Tanto es así que en Estados Unidos aún usan la palabra ‘bobbittize’ para referirse a la acción de quitarle el miembro sexual a la pareja.

Sin embargo, el punto de vista de Lorena recibió muy poca atención. Algunos movimientos feministas trataron de poner el foco en la violencia doméstica y en el abuso contra las mujeres. Pero la atención del público y de los medios se quedó en lo morboso: la anécdota del miembro amputado y reimplantado, los chistes y el juicio mediático.

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En esa época hablar de esposas violadas no era tan frecuente, y muchos aún consideraban el sexo una obligación marital de las mujeres. Por eso algunos se quedaron con la imagen de la inmigrante latina, morena, con historial de robos y que hablaba un mal inglés, que en un ataque de rabia atacó a un exmilitar blanco, un patriota y un héroe, quien, como máximo, había sufrido un desliz. Lorena pasó a la historia como una mujer insatisfecha, impulsiva y una loca a la que un día le dio por mutilar a su marido.

Pero 26 años después, en plena época del #MeToo y del destape de las mujeres que por años sufrieron abuso y acoso, una serie documental de Amazon Prime, la competencia de Netflix, pretende mostrar el otro lado de la historia. Se titula Lorena y en cuatro capítulos cuenta la historia que ya todos saben, pero con el foco en los detalles en ese entonces pasados por alto, como la cantidad de testigos que confirmaron que muchas veces habían visto morados en los brazos y en el cuello de ella, sus frecuentes llamadas al 911 para pedir ayuda y los testimonios de los amigos de John según los cuales él alardeaba acerca de cómo obligaba a su esposa a acceder al sexo.

Fotos Amazon Prime Video / Hoy Lorena tiene una fundación para ayudar a las mujeres víctimas de violencia doméstica. John, supuestamente, vive de sus regalías.

“Siempre se enfocaron en lo que hice –le dijo Lorena a The New York Times hace unas semanas–. Y yo sentía como si todos hubieran pasado por alto o no les hubiera importado por qué lo hice”. Y es que ella siempre alegó que muchas veces había sufrido violaciones, maltratos y abusos físicos durante su matrimonio. Se había casado en 1989, cuando ella tenía 19 años y él 22, y la relación había sido conflictiva desde el inicio. Él llegaba borracho a la casa, la obligaba a tener relaciones cuando ella no quería y le pegaba cuando discutían.

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El día que ocurrió todo, según ella, John había llegado borracho, la había golpeado, la había violado y luego se había quedado dormido. Siempre alegó que había sufrido una especie de trastorno, que solo se levantó a la cocina a tomar agua, pero que, cuando vio el cuchillo, los cuatro años de violencia y abuso le cayeron encima y no tuvo conciencia de nada más.

Hace apenas 26 años la sociedad aún no estaba preparada para hablar seriamente de maltrato intrafamiliar y de violación dentro del matrimonio

Él, por el contrario, cambió de versión varias veces: primero dijo que se había negado a tener sexo con ella y que eso la había enfurecido. Luego, que cuando estaban teniendo relaciones se quedó dormido y ella se sintió ofendida. Y, finalmente, que habían tenido sexo consensuado, pero que como él la iba a dejar en pocos días, ella se vengó. En el juicio, además, siempre negó haberla golpeado en su matrimonio y dijo que la abusadora era ella.

El tiempo, sin embargo, le dio la razón a Lorena. Luego del juicio, ella (ahora con el apellido Gallo, de soltera) pasó 45 días en un centro psiquiátrico por orden del jurado, y, cuando salió, intentó seguir con su vida normal, haciendo manicure en el mismo salón de belleza en el que trabajaba antes del incidente. Después se volvió a casar con un amigo de toda su vida y tuvo una hija que hoy tiene 12 años. Más tarde, y tras escuchar a muchas mujeres que le confesaban que también eran víctimas de violencia intrafamiliar, fundó la organización Lorena’s Red Wagon para ayudarlas.

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Él, en cambio, absuelto de los cargos por abuso sexual, decidió sacarle provecho a su popularidad. Se convirtió en actor porno y protagonizó dos películas (una, con éxito y la otra, con un fracaso total) para demostrar que sus órganos sexuales seguían funcionando perfectamente. También tuvo varias parejas, pero casi siempre lo dejaban, cansadas de sus abusos y de su comportamiento violento. Una de ellas, incluso, lo acusó ante la justicia por maltrato, y otra, por lesiones personales. Por ese último caso pasó 15 días en una cárcel.

Foto AFP / Hoy Lorena utiliza su apellido de soltera: Gallo. Además tiene una fundación para ayudar a víctimas de la violencia doméstica

En 2009, cuando se reencontraron en The Insider, un programa de CBS, él se disculpó con Lorena por su comportamiento violento durante los años de matrimonio, pero incluso hoy sigue negando los golpes y las violaciones. Los medios, los opinadores y la gente que habían puesto un manto de duda sobre la versión de Lorena, en cambio, nunca se disculparon con ella, ni siquiera cuando los actos repetitivos de John lo dejaron en evidencia.

El documental ofrece una oportunidad para resarcir ese tipo de acoso. Y para recordar que hace apenas 26 años la sociedad aún no estaba preparada para hablar seriamente de maltrato intrafamiliar y de violación dentro del matrimonio. Lorena lo sabe y, por eso, decidió reaparecer ahora, en una época en la que, todo indica, hay mucha más conciencia sobre el tema.