Entrevista

Silvana Espinosa habla en SEMANA sobre la mirada a lo humano detrás de una prisión, con su pódcast ‘Latente’

La abogada y creadora de contenido habló sobre su experiencia navegando en historias que hay detrás de las celdas.

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Daniel Felipe Mejía Alarcón

Daniel Felipe Mejía Alarcón

Periodista en Semana

18 de octubre de 2025, 2:43 p. m.
Silvana Espinosa.
Bogotá Septiembre 24 de 2025.
Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.
Silvana Espinosa. Bogotá Septiembre 24 de 2025. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

En el amplio mundo de las plataformas digitales, incursionar con proyectos nuevos y frescos se ha convertido en todo un reto. Silvana Espinosa, abogada de la Universidad de los Andes, se le midió a lanzar una propuesta especial y profunda a través de un videopodcast llamado Latente, con el cual busca cruzar barreras y navegar en lo humano detrás de las cárceles.

La creadora de contenido, junto a Nicolás Martínez y Valentina Díaz, decidieron darle una mirada distinta al escenario de las prisiones en Colombia, buscando contar historias personales y humanas que hay en los pasillos de estos espacios.

Silvana Espinosa, en diálogo con SEMANA, abrió su corazón y contó un poco de esta experiencia que emprendió desde hace varios meses, charlando y conociendo lo que había más allá de una condena. Sus entrevistas, aunque son relatos fuertes y dolorosos, exponen esos sueños y anhelos de aquellos que están privados de la libertad.

La abogada mencionó que este proyecto lo describe en tres palabras: reconstrucción, empatía y humano, dejando en evidencia que su interés es restarle el morbo a estos casos y, por el contrario, plasmar lo que cada ser lleva en su pasado y presente.

Silvana Espinosa.
Silvana Espinosa, creadora del pódcast Latente. | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

SEMANA: ¿Qué es Latente?

Silvana Espinosa: Latente es un podcast en el que se visibilizan historias de personas que alguna vez han estado privadas de la libertad o que se encuentran actualmente pagando una condena. Busca darle voz a un grupo de personas que están totalmente marginadas y estigmatizadas por la sociedad, pero desde una óptica muy lejana del morbo y el amarillismo, sino más bien con el propósito de demostrar que en las cárceles hay seres humanos.

Hoy en día Latente es un podcast que quiero que sea mañana una fundación, algo mucho más grande en lo que podamos impactar de manera más directa a las personas que se encuentran en ese estado de vulnerabilidad.

SEMANA: ¿Cómo nació esta propuesta?

Silvana Espinosa: Surge de una necesidad mía de querer hacer algo por este grupo de personas y tuve la fortuna de encontrarme con Valentina Díaz y Nicolás Martínez, que son mis socios en este proyecto, personas igualmente apasionadas por este tema y por ayudar.

Ahí es donde dijimos: ‘Hagamos algo diferente, algo que nadie nunca se ha atrevido a hacer y es llegar a las cárceles más recónditas del país donde la gente ni siquiera sabe que existen estos reclusorios, y no nos enfoquemos en el delito, no nos enfoquemos en el amarillismo, sino en quién es el ser humano, porque esa es la única forma en que logremos que la sociedad tenga empatía con ellos’.

SEMANA: ¿Y cómo ha sido navegar en estas personas que están privadas de la libertad?

Silvana Espinosa: Ha sido un reto personal por un lado, porque tú te encuentras con unas historias y con unos relatos que uno ni en los peores sueños se imagina que esas cosas pueden llegar a pasar. Para mí también ha sido un reto personal no involucrarme y mantener ese límite para que no me afecte psicológicamente por las cosas que se alcanzan a oír, porque como te digo, finalmente son seres humanos y es muy complicado no imaginarse en una posición de estas.

Tampoco es fácil lograr que ellos confíen en uno lo suficiente como para poder contar sus historias, les da miedo seguir siendo juzgados… ya tienen suficiente, digamos, como con ese estigma en la cabeza de decir: ‘Yo estuve en la cárcel’, como para que ahora se pongan en un video en redes sociales a que los terminen de juzgar.

Cuando logran entender cuál es el propósito y la intención que nosotros tenemos, han habido muchas historias en las que ni siquiera entramos en el delito porque no nos interesa, sino realmente buscamos contar cuáles son sus sueños, cuáles son sus proyectos de vida, cómo fue su niñez, cómo es su familia, cómo son sus hijos, qué significa, por ejemplo, para una madre cabeza de familia tener que abandonar a sus hijos porque tiene que pagar una pena de cinco años por haber vendido droga para darles de comer.

Yo creo que finalmente uno se encuentra con un mundo que quizás es muy alejado de la realidad que se tiene y que se ha vivido, pero ahí es donde precisamente eso es lo bonito del proyecto: entender cuáles son las condiciones en las que uno nació y cuáles son las oportunidades que uno tuvo.

Además, uno, es clave entender que ellos ni siquiera han tenido una primera oportunidad en muchos de sus casos y dos, que nosotros no somos nadie para juzgar al otro porque es que nadie está exento de terminar en una cárcel, de tomar una decisión equivocada, de estar en una situación de vulnerabilidad o de violencia en la que tú por por defensa que tengas que actuar y terminar haciéndole daño a alguien más.

Es decir, nadie está exento de estar privado de la libertad, pero como uno no nace para terminar entre rejas, ahí es donde yo digo: ‘No podemos darnos el lujo de ser tan duros con ellos’.

SEMANA: ¿Cuál ha sido el impacto que ha tenido emprender el podcast hasta hoy?

Silvana Espinosa: Veo las cosas muy distintas. A mí me gusta preguntarles qué es lo que más han aprendido en la cárcel. Y el común denominador en la respuesta es aprender a valorar las cosas, hasta las más simples.

Y cuando te digo cosas simples, me han hablado de un vaso de agua, me han hablado de tener un hilo con que coser la ropa, me han hablado de un abrazo y son cosas que en mi realidad yo ni siquiera me doy cuenta porque las tengo, ¿sabes? Entonces trato de aprovechar la libertad porque uno nunca sabe en qué momento la va a perder.

SEMANA: ¿Y de las tres temporadas del pódcast, cuál ha sido la historia que más le ha impactado?

Silvana Espinosa: Uy, han sido muchas porque yo soy una persona muy sensible y me acuerdo que al principio de las entrevistas yo hacía el esfuerzo más grande del mundo por no llorar porque no quería verme como poco profesional. Recuerdo que una vez llevé a mi mejor amiga conmigo a la cárcel de Quibdó, en Chocó, y nos tocó una historia muy triste y yo pedía que pararan porque yo quería llorar y ella en un momento me dijo: ‘Lo bonito del podcast no es solo que usted muestre a un ser humano, sino que usted actúe como un ser humano, y si le dan ganas de llorar, llore’.

Desde ahí creo que me dije: ‘Tiene toda la razón’, y casi que lloro en todas las entrevistas, pero hubo una que a mí me marcó el corazón y es la de Juanito.

Juanito es una persona que está en la cárcel de Acacias, él es ciego y yo antes de entrevistarlo, la verdad nunca había pensado si había personas ciegas en la cárcel. Nunca lo había ni siquiera considerado, porque siento que es un mundo tan complicado que uno dice: ‘No, pero lo lógico es que uno pueda tener sus cinco sentidos alerta para cualquier cosa, para sobrevivir’. Cuando conocí su historia, que es realmente muy triste, supe que él mató a su cuñado para defender a sus hijos, y lo complicado no fue fue entender por qué había hecho lo que ha hecho, sino entender que él está tan solo en la vida, hoy en día, que prefiere seguir viviendo en la cárcel que salir en libertad.

SEMANA: ¿Cómo le afecta psicológicamente?

Silvana Espinosa: Por esa historia tuve que empezar a ir a terapia. Hay unas historias que pienso y me dan ganas de llorar. Siento que siempre me quedan ganas de poder hacer más por ellos, pero a mí no me da la vida. No tengo 500 brazos y 500 días al año para poder ayudarlos, entonces yo creo que eso es lo más difícil, querer poder hacer más.

SEMANA: ¿Cómo elige las historias del proyecto?

Silvana Espinosa: Entramos a la cárcel y buscamos lógicamente personas que estén dispuestas a contarnos, hacemos como un primer barrido y ya después con el equipo editorial nos sentamos, analizamos las historias, un poco los hechos sobre la persona y ya con eso decimos: ‘Listo, esta no sirve, esta no’. No hacemos entrevistas a personas que estén condenadas por temas sexuales, nos parece revictimizante.

Bajo esa condición, somos muy abiertos y tratamos de filtrar muy bien cuál es realmente la intención de la persona de contar más que todo su lado humano, porque obviamente hay quienes quieren hablar mucho del delito o irse, por otro lado, que tampoco es la idea.

SEMANA: ¿Cómo se puede lograr que estas entrevistas muestren un lado humano, sin que se conviertan en una apología al delito?

Silvana Espinosa: Yo trato de no tomar partido en lo que me relatan a mí, ni tomar ningún tipo de postura ni dar mi opinión porque no me corresponde. Pero precisamente en aras de que no parezca que uno está justificando que todo el mundo cometa un delito, trato de que la entrevista no se enfoque ahí, simplemente es plasmar que una cosa es una mala decisión que tú tomas un día y por esa razón tú estás pagando una condena en una cárcel, y otra cosa es lo que tú eres como ser humano y lo que has vivido, cuál es tu entorno, cuál es tu familia, qué estudiaste, qué no estudiaste. Por eso, trato de que la entrevista, si bien se toca la parte del delito, sea solo un enfoque totalmente diferente.

SEMANA: ¿Cuál ha sido el aprendizaje más grande que le ha quedado hasta el día de hoy?

Silvana Espinosa: Valorar, aprender a valorar todo. Yo creo que si las personas que están en las cárceles logran incluso en situaciones como esas, que son tan tristes, encontrarle sentido a la vida y cumplir con un propósito y cambiar, yo creo que uno que está gozando de su propia libertad debería tener la capacidad de hacer lo mismo. Entender que si bien no todos somos iguales y no todos hemos tenido las mismas oportunidades, somos seres humanos.

SEMANA: ¿Qué le dirías a la Silvana de antes del proyecto?

Silvana Espinosa: Que no se rinda, que siga haciendo las cosas como las está haciendo con el podcast, que va a ser feliz a mucha gente y que a veces cambiarle la vida a alguien puede ser con pequeños detalles. También que hay que confiar, pues si bien hay muchos comentarios de hate (odio), críticas y gente no esté de acuerdo con su proyecto, si eso es una convicción que ella tiene, que siga su instinto que le va a ir bien.