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Los 12 menores y su entrenador fueron rescatados en una operación en la que trabajaron los mejores buzos de la región. | Foto: GETTY IMAGES

TAILANDIA

Así fue el dramático rescate del equipo de fútbol atrapado en una cueva de Tailandia

12 niños y su entrenador deportivo terminaron de ser rescatados este martes de la cueva en Tailandia, donde permanecieron más de 15 días atrapados luego que lluvias torrenciales inundaran esa compleja red subterránea.

10 de julio de 2018

La angustia terminó. Aunque los padres de los menores podrán encontrarse con ellos en los próximos días y no los podrán abrazar hoy porque entrarán en cuarentena hasta que se recuperen, su esperanza sigue viva. 

Durante dos semanas, la complicada labor de rescate limitaba las posibilidades de que los 13 pudieran ser rescatados con vida. Sobre todo, cuando uno de los buzos involucrados en la misión falleció dentro de la cueva por falta de oxígeno. Que un entrenado socorrista falleciera por las condiciones del lugar, disminuía las posibilidades de tener un final feliz en una de las historias de este país más seguidas por la prensa mundial. Su muerte demostró lo difícil del rescate. 

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Sin embargo, sus familiares no perdieron la fe. Desde que se supo que los menores continuaban con vida y habían sobrevivido al menos una semana sin alimentos ni bebidas bajo la profundidad de un sitio al que todavía no se sabe cómo o por qué ingresaron, sus padres esperaron fuera del lugar hasta hoy. 

"Los 12 Jabalíes Salvajes y su entrenador fueron evacuados de la cueva", anunció en Facebook el cuerpo de élite de la marina tailandesa que participó en el rescate. Un primer niño salió el martes en la tarde, y luego, en una rápida sucesión de los hechos, fueron saliendo los demás cuando ya era de noche en Tailandia.

De un total de 13, cinco salieron el martes, cuatro el lunes y otros cuatro el domingo. Un equipo de expertos buzos extranjeros flanqueados por comandos de la marina tailandesa llevaron a cabo las operaciones que fueron meticulosamente planificadas.

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Entre los túneles inundados y los estrechos pasadizos por los que había que deslizarse, el recorrido estaba lleno de dificultades. Desde el domingo los socorristas iniciaron el operativo para sacar a los integrantes del club de fútbol Jabalíes Salvajes. Su rescate puso fin a un complejo operativo que atrapó la atención del mundo entero, desencadenó masivas jornadas de oración en Tailandia y contó con la colaboración de buzos experimentados de varios países.

Los primeros ocho niños extraídos de la cueva se encuentran en "buen estado" de salud, indicaron las autoridades en cuanto se supo la tan esperada noticia. Ellos fueron sometidos a radiologías y análisis de sangre. Dos de ellos, que mostraban síntomas de neumonía, recibieron antibióticos y se encuentran en un "estado normal", dijo el responsable, que indicó que todos permanecerán en observación en el hospital durante una semana.

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Escapar buceando

Se trataba de una zona muy estrecha llamada "unión en T" o "intersección en T" (en tailandés, se dice "sam yak"). En este punto, el pasaje es una suerte de tubo por la que hay que escabullirse. "El pasaje, muy estrecho, sube y luego baja" y requiere contorsionarse, explicó el 2 de julio Narongsak Osottanakorn, el jefe del equipo de crisis.

Esta área está a 1,7 kilómetros de donde se encontraban los niños. Una vez que se completaba este tramo, estaban a menos de un kilómetro de la tercera galería, donde los socorristas instalaron su campamento base. Una vez allí, todavía les quedaba un recorrido de cerca de dos kilómetros.

Duración del recorrido

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Eran más de cuatro kilómetros de recorrido con partes inundadas y estrechas. El nivel exacto del agua era la gran incógnita. Si bien, la cueva se inundó por varios metros en algunos tramos, "el nivel del agua en la cueva ha continuado bajando" hasta un nivel aceptable, dijo el domingo Kobchai Boonorana, del ministerio del Interior.

Los socorristas aplazaron al máximo el momento de la evacuación para poder bombear el agua hasta reducir al mínimo las partes de recorrido submarino. Esta semana se reveló que a un buzo experimentado le tomaban 11 horas ir y venir al lugar donde estaban los niños: seis horas de ida y cinco de vuelta gracias a la corriente.

Aguas turbias: el riesgo de bucear en el lugar

Sumergirse en esta agua turbia era un gran desafío para los profesionales, explicó un buzo. Bajo ellas era imposible consultar el reloj u otros equipos que permitieran medir el tiempo de inmersión. Por eso, los buzos instalaron una cuerda a lo largo de la pared para guiarse.

Varios niños, de entre 11 y 16 años, no sabían nadar y ninguno había buceado antes. Cada uno fue escoltado por dos buzos, uno que guiaba el camino con tanques de oxígeno adelante y otro atrás que estaba pendiente del recorrido de los menores.

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Los médicos que acompañan a los socorristas consideraron a los niños aptos para intentar la salida, aunque aclararon que podían verse debilitados por sus dos semanas en la cueva, de las cuales la primera estuvieron sin comida ni contacto con el exterior.

El factor psicológico

Además del estado físico, la preparación psicológica de los niños fue crucial. "Ellos fueron informados de la operación y están listos para ser evacuados y afrontar todos los desafíos", había asegurado el domingo Osottanakorn.

Los niños recibieron cartas de sus padres a través de los buzos, donde les reafirmaron su confianza en su capacidad de lograr esta hazaña. Pero sumergirse en el agua turbia que los obligó a huir cada vez más hacia las profundidades de la cueva no era fácil. Durante las dos semanas, el grupo demostró tener una gran resistencia mental, necesaria para que todos continuaran con ánimo mientras eran auxiliados.

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"Si tan solo uno de ellos entra en pánico, en caso de un problema con el sistema de respiración o lo que sea, eso tendrá un gran impacto en todos los otros", advirtió en su momento Andrew Watson, especialista británico en rescates, consultado por la AFP en Inglaterra. El entrenador, que era el encargado en ese momento, ayudó a los menores con ejercicios de meditación. Esto, les permitió mantenerse concentrados y tranquilos durante los días de espera. 

Por esta razón y para evitar que se desatara este pánico, los rescatistas precisaron el domingo que los niños saldrían "uno por uno" y así sucedió. Hoy, los  menores restantes y su entrenador fueron rescatados en una de las labores de este tipo más arriesgadas que se han realizado en su país. La solidaridad de sus connacionales fue crucial para que la historia llegara al final que sus familiares tanto esperaban.

Con información de AFP...