Estados Unidos

Adiós a Gramma: muere a los 141 años la tortuga más querida del zoológico de San Diego en Estados Unidos

La histórica tortuga Galápagos, testigo de un siglo de cambios y símbolo de conservación, fue sometida a eutanasia tras un deterioro irreversible en su salud.

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Margarita Briceño Delgado

Margarita Briceño Delgado

Periodista en Semana

27 de noviembre de 2025, 3:04 p. m.
Gramma, la tortuga de Galápagos del San Diego Zoo, fue la residente más longeva del zoológico: falleció el 20 de noviembre de 2025, a una edad estimada de 141 años
Gramma, la tortuga de Galápagos del San Diego Zoo, fue la residente más longeva del zoológico: falleció el 20 de noviembre de 2025, a una edad estimada de 141 años | Foto: Composición Semana / Instagram @sandiegozoo

Gramma, la residente más longeva del Zoológico de San Diego y una de las tortugas de Galápagos más emblemáticas del mundo, murió a los 141 años luego de que el equipo veterinario decidiera aplicarle una eutanasia compasiva, debido a severos problemas óseos asociados a su avanzada edad.

La despedida de una leyenda

El 20 de noviembre de 2025 murió Gramma, la emblemática tortuga de los Galápagos del San Diego Zoo, según lo que reportó The Washington Post.

Su partida marca el final de una vida que atravesó guerras, pandemias y generaciones enteras de visitantes que crecieron admirando su imponente calma.

Según la institución, la decisión de practicar la eutanasia fue “compasiva y excepcionalmente difícil”, pues la tortuga ya padecía graves problemas óseos vinculados a su avanzada edad, que comprometían su calidad de vida, según lo registró KPBS Public Media.

Un testigo silencioso de la historia contemporánea

Nacida en su hábitat natural en las islas Galápagos, Gramma llegó al zoológico entre 1928 y 1931 como parte del primer grupo de tortugas gigantes trasladadas al recinto.

A lo largo de su vida, fue testigo de dos guerras mundiales, dos pandemias y del mandato de más de 20 presidentes de Esta dos Unidos.

A pesar de su imponente edad, quienes la conocieron recuerdan a Gramma como una tortuga “dulce y tímida”, que dejó huella en generaciones enteras de visitantes; algunos la conocieron de niños, y años después regresaron con sus hijos o nietos., según cuenta el Washington Post.

Durante casi un siglo, Gramma actuó como embajadora de su especie —las tortugas gigantes de Galápagos en cautiverio.

Por esto, el mismo zoológico destacó su valor simbólico, ya que su existencia longeva y tranquila, ofrecía un vínculo tangible con la naturaleza, al tiempo que recordaba la importancia de la conservación.

Se sabía que sus alimentos favoritos eran la lechuga romana y el fruto de cactus; pequeños manjares ofrecidos por quienes cuidaron de ella durante décadas.

Con su muerte se cierra un capítulo en el zoológico y son muchas las personas que recuerdan sus visitas familiares al zoológico y la emoción de ver a “la reina del zoo”.

Gramma también deja un legado más profundo: el recordatorio de que incluso especies longevas pueden verse amenazadas, y que su conservación, en su hábitat natural o en santuarios como el San Diego Zoo, depende del cuidado, la conciencia y el compromiso humano.

Hoy su historia invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida animal, la labor de las instituciones que les brindan refugio, y la necesidad de proteger los ecosistemas originales de especies como la suya.