Nación
Así fue el atentado contra Miguel Uribe Turbay. El sicario, el conductor, la mujer que llevó el arma y las pistas del misterioso Costeño
SEMANA reconstruye paso a paso el crimen contra el precandidato del Centro Democrático y la participación de cada uno de los autores materiales.
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Miguel Uribe Turbay estaba en campaña, era uno de los precandidatos con mayor opción de quedarse con el aval del Centro Democrático, lo que lo catapultaría en la carrera presidencial.
Aún así, tenía solo dos escoltas ese sábado 7 de junio, cuando un sicario de 14 años atentó contra su vida mientras participaba en un mitin político en el tradicional barrio Modelia, al occidente de Bogotá.
La trágica historia que tiene al país conmocionado desde junio se conoció pasadas las 5:00 de la tarde, cuando el joven, ahora detenido y colaborando con la justicia, se metió en medio de una muchedumbre que escuchaba las propuestas de Miguel Uribe Turbay en una vía comercial de ese barrio.
El joven se acercó a una mujer para preguntarle quién estaba parado encima de la canasta improvisada que hacía las veces de tarima. La respuesta fue Miguel Uribe; en seguida escucharon las balas.

El sicario, quien según la investigación ya habría sido entrenado en polígono, pues abrió fuego con solvencia de un tirador experto, apuntó contra el candidato y, aunque se escucharon más de seis tiros, fue impactado en dos ocasiones, una en la pierna y otra en la cabeza. Esta última fue la que lo tuvo todo este tiempo en la Unidad de Cuidados Intensivos a la espera de un milagro.
De inmediato el sicario echó a correr por el parque El Golfito, por donde pretendía escapar de acuerdo con la ruta que habían establecido el día anterior cuando estuvo en la misma zona planeando el crimen con sus cómplices.

En medio del fuego cruzado, fue impactado por uno de los dos escoltas de Uribe Turbay, quien consciente de la necesidad de que el sicario quedara con vida para llegar a las personas que ordenaron el crimen, le disparó en la pierna, y unas cuadras más adelante fue atrapado.
Ahí llegaron las primeras pistas. El menor, al verse reducido y sintiendo la muerte encima como después lo confesó, dijo: “Fue el man de la olla, yo digo quién fue, déjenme darle los números”.
Mientras esto ocurría, de forma simultánea, en la avenida principal de Modelia, los acompañantes de Uribe Turbay buscaban afanosamente la forma de salvarle la vida. Los asistentes al mitin político apenas se paraban del piso a donde se tiraron buscando evadir las balas que se cruzaron en la zona.
En medio de la confusión Miguel Uribe Turbay fue tomado por uno de los anfitriones, el edil de Fontibón, Víctor Mosquera, quien lo llevó en sus brazos a una de las camionetas de seguridad que estaban en la vía. Avanzó unos pasos, metieron al precandidato, pero sus pies no permitían que la puerta cerrara.

Esa demora resultó milagrosa, como la aparición de una ambulancia que se dirigía a atender un accidente de tránsito de menor nivel, que fue interceptada y en la que de inmediato se llevaron a Uribe Turbay, quien estuvo en procesos de reanimación y primeros auxilios que lo mantuvieron con vida hasta que llegaron a la clínica Medicentro de Fontibón, donde estuvo apenas unas horas.
Por la gravedad de las heridas, tuvo que ser trasladado a la Fundación Santa Fe, donde fue intervenido por el prestigioso neurólogo Fernando Hakim.
La planeación y los cómplices
Lo ocurrido en estos convulsionados minutos se venía planeando desde días atrás. Aun sin tener claro quién es el autor intelectual de este crimen, la logística para el atentado fue planeada con una semana de anticipación, tal como ya lo confesaron el menor y Carlos Eduardo Mora, el conductor el Chevrolet Spark gris que transportó a los cómplices y cerebros materiales del crimen.

En este momento entran dos fichas clave. El primero de ellos es quien podría considerarse como el jefe y es conocido con el alias de El Costeño, un hombre que, según el testimonio del conductor Mora, vivía en Soacha, o por lo menos ahí lo recogió en más de una ocasión.
Mora, quien tiene antecedentes por tráfico de armas, coincidió con el Costeño por un amigo en común y empezó a hacerle carreras, pues se dedicaba a trabajar en plataformas de transporte.
En medio del diálogo se reconocieron como delincuentes y rápidamente el Costeño lo invitó a participar en una vuelta para que Mora le sirviera de “patrulla”, es decir, el encargado de transportarlo.
“Todo esto empezó el día viernes 6 de junio de 2025, cuando yo estaba trabajando en la aplicación InDrive y me encontraba en Soacha, San Antonio (…) Recibí un mensaje por WhatsApp a mi número, me lo envió el Costeño, que es una persona que conocí hace una semana más o menos y me lo presentó un amigo que está en Ecuador; a él le dicen Churco”, dijo en la declaración tomada el jueves 12 de junio en la noche.
La de Miguel Uribe Turbay no fue la primera vuelta que le ofreció el Costeño. Esa misma semana, el martes, le habló de contratarlo para el robo de una mula, que irónicamente le pareció muy arriesgado.
En la declaración, el conductor Mora lanzó otro dato que resulta clave: la participación de otra persona. Se trata de el Viejo, al parecer el socio y jefe del Costeño, con quien iban a participar también en el robo de la mula. Se sabe que se mueve en vehículo azul que ya está siendo buscado por la Policía y la Dijín.
“Ahí El Costeño llama a un tal viejo, que es uno de un carro azul, que fue a la reunión que hicieron en la estación de servicio. Esa reunión había sido el martes porque se iban a robar una mula y necesitaban patrulla para que yo los acompañara. A mí no me pareció mucho lo de ese robo y me fui, yo lo vi como arriesgado y dije que no. En esa reunión estaba uno al que le dicen el viejo, pero en esa no se habló nada de lo de matar al man”, dijo el conductor a las autoridades.
El plan criminal, el costeño y su novia
La declaración del conductor fue reveladora, pues contó en detalle cómo se hizo la planeación y las visitas que hicieron al barrio, días antes, estableciendo la ruta para cometer el crimen y salir corriendo del sector. Él ya sabía que iban a matar a alguien en Modelia, pero nunca supo ni preguntó de quién se trataba, según su versión.

“Me dijo que iba a hacer una operación de meterle plomo a alguien, que si yo le servía de patrulla me daba cinco millones. Me dijo que era a las 4:30 en Modelia, pero no me dijo quién era la persona ni nada”, explicó el conductor Mora.
Ese es el momento en el que se conoce con el menor de 14 años que cometió el atentado, quien ya rindió testimonio y tiene a su familia bajo protección.
El joven fue claro con las autoridades. Pese a su edad, la conflictiva vida lo curtió en las calles, es una persona que sabía disparar y no mostró miedo al cometer el atentado.

Luego de haber sido capturado, la Fiscalía le tomó el testimonio y contó que le iban a pagar 20 millones de pesos por el crimen, pero entendió que la promesa de darle la plata después del atentado no era más que la certeza de que no saldría vivo. “A mí me iban a matar en esa vuelta”, dijo a la Fiscalía, mientras se encontraba recluido en la Clínica Colombia.
Por eso está dispuesto a contarlo todo, así se los dijo a las autoridades, a las cuales les pidió que protegieran a su familia, en especial a su abuela, la única persona que le ha tendido la mano. Su mamá murió siendo muy pequeño y de su papá no recibió más que maltrato.
Así como al joven sicario le ofrecieron 20 millones, al conductor le prometieron cinco millones. A ninguno de los dos les pagaron.
“Me dijo que fuéramos a ver en dónde era la vuelta para ver la zona (…) Cuando íbamos cerca del centro comercial Plaza de las Américas, el Costeño me dijo que fuéramos a recoger un muchacho (…) y nos fuimos para Modelia”, contó sobre la planeación del crimen que realizaron el viernes.
Ahí fue cuando el conductor conoció la negociación con el sicario adolescente: “Volteamos a la derecha por una callecita que da al parque donde se iba a cometer el hecho. En el camino, el Costeño le iba diciendo al otro chino que iban a llegar al punto, que tenía que matar a alguien. Le dijo que le iba a pagar 20 millones”.
Según la narración, hicieron el recorrido de planeación del crimen sin saber aún que se trataba del atentado contra Miguel Uribe Turbay. “Nosotros llegamos al parque como pasadas las siete de la noche. Ellos se bajaron y comenzaron a caminar por un lado y el otro (…) Se subieron al carro de nuevo como a los 15 minutos. El Costeño le decía: ‘Ya yo le mostré dónde es, usted llega al punto y cuando esté ahí me marca que yo le llego’”, contó el conductor.
Y aparece de nuevo el Viejo, la ficha que aún busca la Fiscalía: “El viernes llama al Viejo y le dice que ya tenía el chino para eso, que ya lo había llevado al sitio y que se iba a hacer eso. De ahí arrancamos a dejar al chino en Bosa”.
Minutos antes del crimen
Tal como narró el conductor Mora, “el Costeño me llama y me dice que listo, que lo recoja, porque tenemos que estar en el parque a las 4:30 (…) Llegamos como a las cinco. Ahí está una muchacha y el chino que fue el que hizo el hecho”.

Esta parte es clave para las autoridades, pues es el momento en el que le entregan el arma al menor y él deja varias de sus pertenencias.
“El Costeño se baja y trae para el carro al chino. El chino se monta adelante, el Costeño y la china atrás, ahí es cuando la muchacha saca el arma -que la llevaba en la cintura-, se la pasa al Costeño y se la pasa al chino. La muchacha le dice que se quite la chaqueta y la gorra”, contó el conductor Mora.
Así se puede observar en las cámaras de seguridad del sector que ratifican la versión. Se ve el carro, el joven cuando entra con cachucha y chaqueta, y se monta en la parte delantera. Luego sale apresurado y seguido a unos metros por El Costeño y su novia.

Esta mujer, Katerine Andrea Martínez Martínez, alias Gabriela, también había estado esa semana con sus cómplices y era la encargada de entregarle el arma al sicario. Así lo hizo en el Spark Gris, donde también se quedó con la ropa del menor.
El Costeño y su pareja lograron evadir a las autoridades el día del crimen. Sin embargo, Martínez fue capturada el sábado en la mañana en Caquetá y es clave para encontrar a su pareja, el único que puede llegar al Viejo, quien sería el jefe de la banda.
En su declaración,Mora González afirma que no sabía de la magnitud del hecho, que tenía claro que se trataba de un asesinato, pero no midió las implicaciones.
“Yo creía que eran problemas entre bandas, porque ese muchacho Costeño tiene una banda y en esa vuelta lo hicieron fue como banda. Ellos se movilizan haciendo esas vueltas”, dijo.
Así se perpetró el crimen de Miguel Uribe Turbay, de quien hoy se confirmó su fallecimiento luego de luchar por días en cuidados intensivos de la Fundación Santa Fe. Un crimen que se planeó por una semana, en el que se daba por hecho que el autor moriría y que dejó más pistas de las que esperaban los criminales.
Vendrán capturas, pero, lo más importante, dar con los autores intelectuales, aún está lejos. Las fichas de este hecho criminal siguen cayendo, mientras el país se despide de Miguel Uribe Turbay. Paz en su tumba.