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Daniel Quintero se ha hecho conocer por denuncias sobre Hidroituango y su activismo en las redes sociales. | Foto: león darío peláez - semana

ELECCIONES

Daniel Quintero, el candidato sorpresa de Medellín

Quintero aparece como el candidato que más ha crecido en intención de voto para la alcaldía de Medellín, según la medición de Invamer. ¿Quién es este joven que tiene nerviosos a muchos antioqueños?

14 de septiembre de 2019

Daniel Quintero Calle nació en Medellín el 26 de julio de 1980. Se crio en Campo Valdés, comuna tres de la capital paisa, un barrio entre Aranjuez y Manrique, zona que disputaron a bala las milicias en los años ochenta, los sicarios y los paramilitares en los noventa, y los combos delincuenciales desde hace más de una década. Quintero Calle dice ser un hombre salido de la entraña de Medellín, no es ningún advenedizo, ningún bogotano, como han querido hacerlo ver sus contrincantes en la carrera por la alcaldía de esa ciudad.

Aunque pocos lo conocían en la capital paisa, ha dado la gran sorpresa de las elecciones. Con el movimiento Independientes es hoy la segunda opción para la alcaldía y el candidato que más crece. En efecto, pasó entre abril y septiembre del 8 al 21 por ciento, solo por debajo del candidato Alfredo Ramos Maya, del Centro Democrático. Este tiene el respaldo del expresidente Álvaro Uribe Vélez y del exgobernador Luis Alfredo Ramos, su padre.

Quintero tenía 14 años cuando se graduó del colegio, un muchacho prodigio que se matriculó inmediatamente en la Universidad Nacional, sede Medellín, para estudiar Ingeniería Química. Sin embargo, pocos meses después su madre, Stella Calle, murió de un infarto con tan solo 39 años. Quintero quedó huérfano y acompañado por sus hermanos Miguel, de 17 años, y Juan David, de 13. Tuvo que dejar la universidad y por casi dos años los tres trabajaron en la calle como vendedores ambulantes. Sin embargo, por cuenta de un computador que le regaló su madre, aprendió a diseñar software sencillo. De ahí, probablemente, heredó su gusto por las redes sociales, uno de sus fuertes en esta campaña.

Se presentó a Ingeniería Electrónica en la Universidad de Antioquia; pasó, pero no consiguió plata para matricularse, por lo que tuvo que aplazar su carrera. Cuando logró entrar, a los 17 años, se ganó una beca. Rápidamente empezó a dar clases particulares de matemáticas y física, un hermano consiguió trabajo estable en Foto Japón y llegaron mejores épocas.

Creó una empresa que llamó Intrasoft S. A. Colombia que desarrollaba software, y en 2010 le dieron la Orden del Zurriago al Ejecutivo Antioqueño del Año. Luego cursó una especialización en finanzas de la Universidad de los Andes; hizo una especie de diplomado en administración de finanzas públicas en la Harvard Kennedy School of Government y se graduó de una maestría en administración de negocios (MBA) en Boston University.

Tras su paso por Estados Unidos llegó a Colombia, y creó el movimiento ambientalista Sembremos por un Deseo. Entonces despuntó su carrera política: fundó el movimiento del Tomate con un par de amigos; aspiró a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal en Bogotá y obtuvo 17.000 votos; estuvo en la campaña de reelección del presidente Juan Manuel Santos. Y meses después este lo llamó a participar en la convocatoria para gerenciar Innpulsa, la cual ganó con un puntaje excepcional. Luego se convirtió en viceministro de las TIC.

Ha tenido una carrera vertiginosa. Asegura que el eje de su propuesta es cerrar brechas de inequidad y cambiar el discurso de que todo se logra soñando. “Hay barreras muy fuertes como las que yo viví y, por eso, debemos tener instituciones generosas, esa es mi meta, quitar barreras”, dice. Las redes sociales son su fuerte, así como los flash mobs y las denuncias que ha hecho en torno a la emergencia de Hidroituango, tema que ha convertido en uno de sus caballos de batalla.

Ser el candidato que más crece le ha traído ventajas, pero también ataques. La semana pasada, Uribe lo calificó de ser “agente” de Petro, por haber apoyado al candidato de la Colombia Humana después de gerenciar la campaña de Humberto de la Calle. “Yo nunca he sido de izquierda. Ni fajardista, ni petrista, ni uribista”, puntualiza Quintero.