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Hombres de las disidencias de las Farc y del ELN.

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¿Cuáles son los propósitos del sometimiento a la justicia?

Los analistas de la Fundación Paz y Reconciliación plantean que el nuevo decreto del gobierno busca atender los acercamientos con el Clan del Golfo.

León Valencia y Ariel Ávila
3 de mayo de 2020

El pasado 28 abril, el gobierno nacional, expidió el decreto 601 que autoriza al Alto Comisionado para la Paz para verificar la voluntad de paz, reinserción y sometimiento ala justicia de grupos armados organizados. Según el comisionado Miguel Ceballos, esto incluiría cinco de estos grupos: El ELN; las disidencias de las FARC; el Clan del Golfo; Los Caparrapos y el EPL o Pelusos.

El anuncio sorprendió a la mayoría de los colombianos y las preguntas comienzan a surgir: en dónde operan estos grupos, qué tan grandes son y quiénes podrían estar interesados. La Fundación Paz y Reconciliación hizo el siguiente balance. 

Las disidencias de las FARC son, al menos, 23 estructuras. Se agrupan en tres grandes organizaciones. Por un lado, las que están al mando de Gentil Duarte: son alrededor de 13 de estos grupos, ubicados, la mayoria, en los llanos orientales. Luego, están los de Iván Márquez y compañía, quienes se denominan Nueva Marquetalia: agrupan, al menos, seis de estos grupos. Por último, están los que andan cada uno por su lado trabajando con carteles méxicanos o creando franquicias del narcotráfico.

A continuación se ve el mapa de todas las disidencias. En total, más de 80 municipios. 

El Clan del Golfo, estructura surgida luego de la desmovilización paramilitar, se autodenomina Autodefensas Gaitanitas de Colombia y su comandante, Otoniel, ha manifestado desde hace varios meses su intensión de someterse a la justicia. Esta conformada por dos grandes partes. Una, que se podría denominar la fuerza élite y se compone de cerca de 1.500 personas. Luego, están pequeñas estructuras subcontratadas, como pandillas o grupos delincuenciales urbanos que trabajan para ellos. En este caso abría otra cifra similar. 

El Clan del Golfo tiene su casa matriz en el Urabá chocoano y antioqueño. Actualmente, libra varias guerras a muerte. La principal se desarrolla en el Bajo Cauca antioqueño, allí la disputa es con el Bloque Virgilio Peralta o Caparrapos, quienes eran sus antiguos socios. Descuartizamientos, decapitaciones y masacres han marcado esta guerra. La disputa se ha ido desplazando hacia el sur de Córdoba y el norte del departamento de Antioquia. 

La otra guerra que libra el Clan del Golfo es con el ELN en el departamento del Chocó. Actualmente, la frontera invisible se encuentra en el municipio de Bojayá. Allí se centran tropas de ambos grupos y una batalla es cuestión de tiempo. La guerra lleva dos años y no parece que vaya a parar en los próximos meses. 

A continuación, se ve el mapa de presencia del Clan del Golfo, Los Caparrapos y el EPL o Pelusos. 

El EPL o Pelusos es una estructura que opera en la región del Catatumbo, departamento de Norte de Santander. Allí, desde hace más de 24 meses están en una terrible guerra contra el ELN, la cual ha dejado decenas de muertos, desplazamiento y asesinatos de líderes sociales. Incluso, esa guerra se trasladó al lado venezolano y al área metropolitana de Cúcuta.

Una vez el ELN logró controlar la gran mayoría de los municipios del Catatumbo, comenzó a bajar hacia la zona plana y allí inició una feroz guerra contra el Clan del Golfo, Los Rastrojos y una serie de bandas locales como La Línea y La Frontera. Todos estos grupos a su vez se unieron con el EPL y así formaron un bloque contra el ELN.  Esa guerra es la que actualmente desangra a Norte de Santander. 

A continuación, se muestra el mapa de la presencia del ELN en el país. Opera en 136 municipios, de los cuales, en 35 se ha expandido luego de la firma del acuerdo de paz. De hecho, su crecimiento más grande se ha presentado en los últimos dos años.

 

Se debe decir que el Clan del Golfo o, al menos, una parte importante de esta estructura, desde el último año del gobierno de Juan Manuel Santos, manifestó su intención de someterse a la justicia. Incluso, en julio de 2018 el entonces presidente Santos reconoció los acercamientos y avances que existían. Sin embargo, el presidente Iván Duque, una vez posesionado, dejo el asunto de lado. Lo cierto es que la intención por parte del Clan del Golfo aún existe y los intentos de acercamientos han continuado. 

Los procesos de sometimiento a la justicia se hacen en muchos países. También en Colombia se han practicado; algunos con experiencias amargas, como La Catedral de Pablo Escobar y otros con mejores resultados. La ecuación que se logré entre verdad, entrega de información, reducción de penas y entrega de bienes determinara el modelo de sometimiento colectivo a la justicia. 

Sobre los grupos armados organizados que se podrían beneficiar quedan algunas dudas. Por ejemplo: ¿por qué no están estructuras como La Oficina o antigua Oficina de Envigado? De hecho, esta estructura no aparece como prioridad para ninguna institución de seguridad del Estado. Situación similar se puede decir de la banda La Constru, en el Putumayo, o la banda La Empresa, en Buenaventura. 

Al parecer este decreto de sometimiento tiene dos propositos: atender a los acercamientos que se adelantan con Otoniel y el Clan del Golfo y responder con una evasiva a las presiones de la comunidad internacional y de las organizaciones de la sociedad civil colombiana para que se avance hacia un cese bilateral del fuego y unas negociaciones de paz con el ELN.