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| Foto: Alto Comisionado para la Paz

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Arranca el desarme sin entrega de armas

Aunque las FARC no entregaron el primer 30 % de sus fusiles como estaba previsto, la Misión de la ONU puso a andar el proceso de registro e identificación de armas. ¿Se quedó Colombia sin una postal para la historia?

1 de marzo de 2017

"Por Colombia, por la paz, dejad las armas", fueron las palabras que retumbaron en Santo Domingo (Cauca) minutos antes de que Carlos Pizarro se sacó del cinto la pistola 9 milímetros -que siempre acompañó al comandante de turno del M-19- y la depositó sobre una pila de fusiles cubierta con la bandera de Colombia. Era el adiós definitivo. "¡Oficiales de Bolívar, rompan filas!", le dijo minutos después a la tropa.

Esa fue la escena que quedó grabada en la memoria de los colombianos cuando se negoció el primer acuerdo de paz con un grupo armado, y la postal que muchos anhelan ver congelada ahora cuando las FARC comenzaron su camino rumbo al desarme.

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Con un enérgico mensaje, el presidente Juan Manuel Santos comenzó este miércoles a ambientar el que sería el día más importante desde cuando arrancó la negociación. "Hoy las FARC marchan, pero hacia la legalidad", dijo. Pero a mitad de camino, la noticia se desinfló.

No hubo fotografías, ni relatos que recrearan el histórico momento que se vive en las 26 zonas veredales donde se concentran más de 7.000 hombres y mujeres las FARC. No las hay, ni las habrá. Ya lo había anticipado en el 2013 el jefe guerrillero Andrés París cuando anunció que "el Gobierno no tendrá la foto de entrega de armas" y el anuncio ahora es una realidad.

Con total hermetismo la Misión de la ONU y la guerrilla manejan el tema. No sólo por lo crudo que anda el proceso, sino también porque después de las tensas discusiones que se gestaron en La Habana, al parecer, se impuso la idea de "no protagonizar un acto de rendición ni sometimiento" como ha advertido la guerrilla.

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Este miércoles de ceniza, cuando el país esperaba las imágenes del primer 30 % de guerrilleros desprendiéndose de sus fusiles, lo que trascendió fue otra cosa, el inicio de "la identificación y el registro de todas las armas presentes en los campamentos de las FARC". Es decir, como el traslado a las puntos no se hizo en el tiempo estimado todo el calendario se reajustó y apenas comienza la relación de cada arma con su código, tipo, modelo y el nombre de quien la porta.

"Tenemos todo tipo de armas: de asalto, artillería, artillería pesada, explosivos y cohetes. En algunos bloques logramos experimentar con cohetes de dos tiempos", manifestó en entrevista con Yamid Amat el jefe guerrillero Iván Márquez.

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Una vez en poder de la ONU, las armas serán depositadas en contenedores que estarán bajo su supervisión y control continuo para luego proceder a su destrucción antes de convertirse en el insumo de tres monumentos que serán ubicados en Nueva York, La Habana y Colombia.

Pero antes de que eso suceda, los colombianos tendrán que esperar. Aunque el Gobierno y las FARC insistentemente han advertido que la totalidad de las armas de la guerrilla reposarán en los contenedores de la ONU el día D+ 180, es decir, el próximo primero de junio, como quedó pactado en el documento que firmaron en noviembre pasado en el Teatro Colón, los tiempos los vienen obligando a hacer algunos cambios.

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La demora en la muestra de resultados es consecuencia de los tropiezos logísticos que, entre otras cosas, han retrasado el traslado de los contenedores a los puntos de concentración, algo a lo que el jefe del equipo negociador de las FARC le restó importancia.

Como ya se había anticipado, el primero de marzo tampoco se ganó el lugar en la historia como el día en que los miembros de las FARC entregaron los fierros. Arrancó el desarme sin entrega de armas. Ni siquiera la fecha se recordará por las 322 armas que entregarían los guerrilleros que conforman el Mecanismo de Monitoreo y Verificación porque al final del día la noticia nadie lo confirmó.

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Con rapidez el Gobierno y las FARC rescataron de un naufragio el momento y desde varios sectores se esgrimió el argumento de la complejidad y los retos que para el país representa el proceso. Un cambio de fechas dentro del mismo marco de tiempo es un ajuste menor siempre que se garantice que la voluntad de desarme no está en juego, como parece ser el caso.

"En este proceso se han dado hitos que eran inimaginables y se han convertido en hechos reales. Nadie puede negar hoy que las FARC han cumplido con el cese de hostilidades como también lo han hecho el Ejército y la fuerza pública. Nadie puede negar que a pesar de las dificultades, hoy ha empezado esa dejación. Puede ser que no se esté dando como estaba anunciado en el cronograma, pero ha empezado efectivamente ese proceso", manifestó el senador del Polo Democrático Iván Cepeda.

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Aunque no todos piensan lo mismo y el incumplimiento se convirtió para las toldas uribistas en un ejemplo más de que las cosas no están marchando bien. "No sorprende que Santos no les haya exigido a los cabecillas de las FARC inventario sobre las armas. Si no les exigió devolver a los niños que tienen secuestrados -a título de reclutados-, pues menos les ha pedido un inventario sobre las armas. El país anda con este proceso con los ojos vendados", manifestó el senador del Centro Democrático Ernesto Macías y señaló que no hay ninguna garantía de que la guerrilla vaya a entregar "todos los misiles tierra aire, el armamento que han entrado de los países cómplices en los últimos años".

Con el tiempo corriendo contrarreloj para que se cumplan los prometidos 180 días en los que se concretará el tránsito de las FARC a la vida civil, el Gobierno y la guerrilla tendrán que ingeniárselas no sólo para evitar que los tiempos de la dejación de armas se posponga más y realmente brote la posibilidad de tener que correr la fecha, sino que también les llegó la hora de pensar en la respuesta que les darán a los miles de colombianos que esperan ver un retrato como el que el M-19 le regaló al país en el 1990 cuando decidió jugársela toda por la paz.