Home

Nación

Artículo

| Foto: Unicef

JUDICIAL

El abuso infantil, crimen que sigue en la oscuridad

En el 2013 se registraron 16.457 casos de niños maltratados, la mayoría por sus propios familiares.

18 de diciembre de 2014

Un promedio de 45 niños y adolescentes ingresan diariamente a hogares del ICBF a por causa del maltrato infantil. Tres de cada cuatro casos reportados son perpetrados por sus propios padres o familiares.

Estas cifras alarmantes de abusos y maltrato salen a relucir en el marco de tragedias como la reportada el pasado 15 de diciembre, cuando las autoridades revelaron que cuatro niños eran víctimas de severos abusos en la localidad de Ciudad Bolívar, en el extremo sur Bogotá, y recuerdan el largo camino que la sociedad colombiana debe recorrer para que este crimen sea denunciado y no quede impune.

En el 2013, el ICBF registró 16.457 casos de menores maltratados. Los agresores suelen ser las personas más cercanas a la víctima y más de la mitad de los hechos suceden dentro de las viviendas. Los principales agresores de los niños son sus propios padres, de los cuales hay 4.015 casos registrados, seguidos por las madres, con 3.409 casos, y los padrastros, con 1.077. Hermanos y tíos también participan en esta problemática.

"La letra con sangre entra", "más vale un grito a tiempo que cien después", "porque te quiero, te ‘aporrio’" son dichos populares que demuestran el arraigo cultural de algunas formas de maltrato.

Ángela Rosales, directora nacional de Aldeas Infantiles, le dijo a Semana.com que uno de los principales obstáculos en la intervención del maltrato infantil es que las personas cercanas a los casos muchas veces no denuncian, además de que algunas formas de maltrato están arraigadas en la mentalidad de los colombianos.

En la primera encuesta sobre castigo físico en Bogotá, 1.324 adultos capitalinos de todas las localidades respondieron preguntas sobre cómo fueron reprendidos en su niñez. El 97 % reconoció haber sido víctima de castigo físico. El correazo fue la principal forma de maltrato (23 %). Le siguieron la palmada (6 %), el puño (4 %) y el golpe con una chancleta (3 %).

En porcentajes menores, algunos adultos encuestados mencionaron que fueron humillados con pellizcos y cachetadas. También se señalaron casos aislados de quemaduras, golpes con ortiga y en el tórax –para producir ahogo–, clavar la punta de un lápiz en el cuerpo, sumergimientos en el agua de albercas e inodoros, y heridas con cuchillo caliente.

“Miles de personas siguen creyendo que a los niños se les educa con golpes, palmadas, pellizcos y gritos, por eso esta violencia se observa como ‘normal’ por parte de otros familiares o vecinos, y por ello no se denuncia. Nuestra sociedad sigue creyendo erróneamente que nadie tiene derecho a intervenir en la forma como educa a sus hijos. Muchas veces perdemos la oportunidad de evitar el maltrato a un niño por quedarnos callados y pensar que no debemos inmiscuirnos en asuntos de otra familia. En algunos casos, haberlo hecho habría podido salvar una vida”, dijo.

Pero esa 'normalidad' es un delito, y creencias del tipo "no se meta porque no es su hijo" no tienen validez legal. Según el Código de la Infancia y la Adolescencia, todos los ciudadanos tienen la responsabilidad de proteger a la niñez.

"Se entiende por corresponsabilidad la concurrencia de actores y acciones conducentes a garantizar el ejercicio de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes. La familia, la sociedad y el Estado son corresponsables en su atención, cuidado y protección", expuso Rosales. Por lo tanto, los observadores –llámense vecinos, maestros, médicos, etcétera– incumplen sus obligaciones cuando no interceden por la protección de la niñez.

En cuanto al abuso sexual, los menores más afectados son aquellos que están entre 5 y 9 años de edad, en el caso de los niños, que dan cuenta del 14 % de los casos, mientras que las niñas son más vulnerables entre 10 y 14 años, con el 86 % de los reportes.

Para Rocío Mojica, oficial de protección infantil del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Colombia, el número de casos de violencia infantil va en aumento debido a que la sociedad aún no reconoce este tipo de maltrato como un problema, el cual, en su criterio, es un “tema recurrente y preocupante”.

La delegada también explicó las consecuencias del maltrato infantil. "(Los niños y adolescentes) pierden la autoestima y la seguridad. Se vuelven miedosos. Se pueden dar serias afectaciones físicas y emocionales y en la relación con el otro. En los casos más graves puede haber discapacidad".

¿Cuál es la fórmula correcta de crianza? La representante de las Naciones Unidas contó que desde temprana edad se debe establecer una "buena comunicación" entre los padres y los hijos, la cual permita "reconocerlos como diferentes (a los niños), no como una extensión de los padres, ya que no son de su propiedad".

"Entender lo que expresa el niño, explicarle por qué se le dice 'no' algunas veces, aprender a negociar con él y, a través de la comunicación, hacerle entender que hay cosas no negociables como robar, matar o maltratar. Una de las reglas al castigar es ir al hecho y no a la persona. Por ejemplo, no decirle que es mentiroso, sino más bien, aclararle que la mentira no trae nada bueno a quien se vale de esta", concluyó