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Mario Noriega ha sido miembro del grupo asesor urbano del World Economic Forum y ha sido profesor de la Maestría de Planeamiento Urbano y Regional de la Universidad Javeriana, Universidad de California en San Diego y Universidad de Pennsylvania (Philadelphia). | Foto: SEMANA

CIUDAD

“Con el nuevo POT Bogotá sería la segunda ciudad más densa del mundo”

Uno de los objetivos fundamentales del Plan de Ordenamiento Territorial propuesto por el gobierno de Enrique Peñalosa es que la ciudad crezca hacia arriba, con edificios más altos. ¿Qué implicaciones puede tener? El Urbanista Mario Noriega da su punto de vista.

29 de septiembre de 2019

Una de las intenciones del gobierno de Enrique Peñalosa con este nuevo POT es que Bogotá sea más densa. Esto quiere decir que en un menor espacio quepa más gente. Según ha explicado el secretario de Planeación, Andrés Ortiz, la idea es que la ciudad pueda crecer hacia arriba, con edificios más altos, para no seguir ocupando la superficie, que es finita. Eso sí, con la condición de que el espacio público y el acceso a servicios públicos sean suficientes. Sin embargo, algunos urbanistas no están de acuerdo con esto. Uno de ellos es Mario Noriega, miembro del grupo asesor urbano del World Economic Forum y profesor de la Maestría de Planeamiento Urbano y Regional de la Universidad Javeriana, Universidad de California en San Diego y Universidad de Pennsylvania (Philadelphia). Hablamos con él acerca de sus principales críticas a la propuesta de densidad de Peñalosa.

SEMANA: Uno de los objetivos del POT es que Bogotá crezca en altura. ¿Por qué no está de acuerdo con esa medida?

Mario Noriega (M.N.): Es un objetivo muy arriesgado y posiblemente totalmente equivocado. Bogotá es hoy la novena ciudad más densa del mundo, con 135 habitantes por hectárea, según la lista de la página web ‘Citymayors’. Pero según los cálculos que hizo la Universidad Nacional que publicó en la Silla Vacía la propuesta del Pot es elevar la densidad a 290 habitantes por hectárea. Eso nos llevaría a ser la segunda ciudad más densa del mundo. Apenas seis habitantes menos que Mumbai (India), la ciudad más densa. Y las ciudades más densas son precisamente las que tienen peor calidad de vida. Por ejemplo, Viena (Austria), considerada por The Economist la ciudad con la mejor calidad de vida, en el mundo solamente tiene 34 habitantes por hectárea y más de cien metros cuadrados de espacio público por habitante. Curiosamente dentro de la misma lista de calidad de vida las ciudades más densas son precisamente las que tienen los peores índices. Por ejemplo Lagos (Nigeria) y Karachi (Pakistán).

"Esto es el hacinamiento total. Mire este ejemplo de simple proporción matemática. Si en un TransMilenio biarticulado de los nuevos caben 250 pasajeros y esto es el equivalente a la densidad de Viena, con la densidad propuesta para Bogotá es como si en ese mismo bus metemos 3.500 pasajeros".

SEMANA: El Distrito defiende que si la ciudad es más alta se puede tener mayor espacio público y gastar menos superficie. ¿Qué les responde?

M.N.: El Distrito está totalmente equivocado. Las cifras lo demuestran. Como acabamos de ver, Viena con 5,5 veces menos densidad que Bogotá, tiene un índice muy superior de calidad de vida y además tiene más de diez veces el espacio público de parques por habitantes que tendremos nosotros. El Pot nos propone el peor de los escenarios: más densidad, menos espacio público por habitante y menos calidad de vida. ¿Qué sentido tiene aprobar un Pot así?

SEMANA: ¿Cómo hacer para que no se siga expandiendo y se puedan conservar espacios para otros fines como la agricultura o protección de reservas?

M.N.: Decir que si las ciudades se expanden es malo, es un mito que no se cree ni el POT. Como vemos el mismo POT propone expandir hacia el norte ocupando la poca zona verde que queda en ese costado. También propone expandir ocupando la zona verde que queda en el borde del río Bogotá y lo mismo hace hacia el sur oriente. Esto es expansión en todos sus bordes, que es precisamente lo contrario de lo que hacen las ciudades más productivas y con mejores condiciones urbanísticas del mundo.

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SEMANA: ¿Qué hacen esas ciudades?

M.N.: Lo que se hace hoy en el mundo es crear una región y crecer en muchos polos articulados con buenos sistemas de transporte. La ciudad central no es la que más crece.

Por ejemplo, en París, el 83 por ciento de la población está en la región y no en la ciudad central. En Londres es el 61 por ciento; en Sao Paulo, el 48 y en Bogotá es exactamente lo contrario: el 85 por ciento de la  población se concentra en Bogotá y solamente el 15 por ciento en los municipios de la Sabana. Y lo peor es que el POT considera que esto es buenísimo porque quiere que en los próximos 12 años nadie salga de Bogotá y la desproporción y desbalance regional se aumente, exactamente lo contrario de lo que se hace en el mundo civilizado.

Por ejemplo, en Madrid (España), en 1991, el 61 por ciento de la población de la región se concentraba en la ciudad, en el año 2000 disminuyó al 50 por ciento y hoy es el 46 por ciento. Ellos crecen como una región articulada, integrada, que preserva zonas agrícolas, que usa transporte masivo público y que no necesita acudir a las densidades de las peores ciudades asiáticas o africanas para tener una excelente calidad de vida. Ir en contra de los mejores ejemplos y esperar buenos resultados es un poco extraño.

SEMANA: ¿Qué problemas puede traer para los bogotanos que la ciudad sea más densa?

M.N.: El Distrito dice que va aumentar la densidad donde también se pueda generar espacio público. Eso parece interesante pero es tal la cantidad de gente que se quiere meter en todas partes que con grandes esfuerzos dicen que aspiran a 6 o 10 metros cuadrados de espacio público por habitante, con la densidad similar a la de Mumbai. Esto es el hacinamiento total. Mire este ejemplo de simple proporción matemática. Si en un TransMilenio biarticulado de los nuevos caben 250 pasajeros y esto es el equivalente a la densidad de Viena, con la densidad propuesta para Bogotá es como si en ese mismo bus metemos 3.500 pasajeros.

Para evaluar los problemas de la densidad descontrolada es suficiente con imaginarnos más pasajeros en los buses, más colas en las clínicas y menos cupos en los colegios. Curiosamente el POT aumenta la densidad pero permite que las áreas de los servicios dotacionales, como colegios y universidades, puedan disminuir el área que ocupan y destinen la parte que segregan a vivienda, oficinas y comercio. Esto parece una locura: ¿más densidad con menos equipamientos educativos? En ninguna parte de POT hay una relación clara entre cupos escolares y la densidad que se quiere incentivar.

"Hacer más densa a Bogotá no va a bajar el precio del suelo. Es un mito. Se van a aumentar las ganancias de los que construyen".

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SEMANA: ¿Hay alguna manera de sortear esos desafíos?

M.N.: Por supuesto, es lo que están haciendo en las ciudades más desarrolladas del mundo. Piensan y actúan en términos de región. Crean polos de desarrollo y sistemas articulados de ciudades preservando el ambiente y distribuyendo la población de acuerdo a la oferta de empleo, de equipamientos y demás servicios. Es simplemente quitarse de la cabeza que “Soacha es un hueso”, como dijo el alcalde, y pensar que todo el desarrollo se debe hacinar en Bogotá.

SEMANA: Hay polémica porque para algunos no es necesario construir el número de casas que propone el Distrito (816.000). ¿Usted qué opina al respecto?

M.N.: La obsesión del POT es que todo el desarrollo se concentre en Bogotá. Dice textualmente que no se debe “expulsar” gente hacia la Sabana. Esto es lo que se llama “urbanismo de Excel”. Se trata de poner cifras en un cuadro y forzar a la gente para que haga lo que está en el cuadro que generalmente coincide con los intereses de los especuladores inmobiliarios. La gente ocupa la Sabana porque la ciudad está expulsando el empleo. Y este POT ayuda. Mire la calle 80 o Funza o Mosquera. Y mire como el POT quiere que zonas industriales se conviertan en proyectos de Renovacion Urbana que van a desplazar la industria. La gente va a ocupar la Sabana porque la densidad va a ser más amable y el empleo va a estar más cerca y la vivienda más económica. Así que los cálculos del POT son puro urbanismo de Excel para favorecer a los especuladores inmobiliarios.

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SEMANA: ¿Es decir que no tiene nada de malo que la gente que trabaja en Bogotá se vaya a Madrid, Cundinamarca a vivir, pese a que le queda un poco más lejos? 

M.N.: La gente ha estado haciendo eso desde los últimos 20 años. No tiene nada de malo que la gente se vaya a Chía, a Madrid o a cualquier municipio vecino. El asunto es que estén conectados, que sea una región. Hacer más densa a Bogotá no va a bajar el precio del suelo. Es un mito. Se van a aumentar las ganancias de los que construyen.

SEMANA: Usted dice que los constructores son los que se van a beneficiar al construir más, pero ¿cómo se benefician si no va a haber suficiente demanda porque la gente se está yendo?

M.N.:  Hay un libro que se llama Killing the host (Matando al huesped) y dice básicamente que a los grandes inversionistas lo que le interesa es valorizar, no rentar o vender porque tienen tanto dinero que lo importante es que aumente el valor de la tierra, aunque en el mercado se demoren más en asimilar el producto. Como es una inversión en tierra a ellos no los perjudica. Muchas de las grandes constructoras en colombia son extranjeras porque a ellos lo que les importa es que se valorice, no necesariamente que vendan a corto plazo. No tiene nada que ver con el mercado, por eso este POT es tan complicado, beneficia a los inversionistas, no a la gente.

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