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ENTREVISTA:DANIEL SAMPER PIZANO

"No haré periodismo acá, con Ernesto de candidato o presidente"

16 de agosto de 1993

AL PARTIR HACIA ESPAÑA, DESPUES DE ENCAbezar el lanzamiento de la revista Cambio 16 Colombia, Daniel Samper accedió a responder algunas preguntas de SEMANA sobre la nueva publicación, el estado del periodismo colombiano, los problemas de corrupción del país, y la situación de su hermano candidato.
SEMANA: Muchos colombianos que no tuvieron acceso en estos años a su actividad periodística en España y que quizá sólo leían su columna en la revista Carrusel, pensaron que los tiempos de Daniel Samper en la prensa colombiana habían terminado. ¿Los resultados alcanzados en los primeros números de Cambio ]6 Colombia significan una revancha?
DANIEL SAMPER: En realidad, desde que vivo fuera de Colombia mi actividad como periodista y escritor para Colombia ha sido mayor que nunca. Sigo escribiendo en Carrusel y Revista Credencial; soy corresponsal de El Tiempo (es verdad que cada vez con menos tiempo para cumplir honradamente mis compromisos); participo con frecuencia como colombiano, en seminarios internacionales sobre periodismo; escribo dos comedias de televisión semanales; he sido argumentista de series como "Escalona" y "Puerta Grande"; y preparo con mi carnal Bernardo Romero una serie nueva, ambientada en el río Magdalena y una ópera salsa sobre Policarpa Salavarrieta. Aparte de lo anterior, y ya no para Colombia sino como colombiano, soy editor internacional de Cambio 16, fundé y soy editor de Cambio 16 América y escribo una columna semanal de humor para Diario 16. La aparición de Cambio 16 Colombia es producto del trabajo de un excelente equipo de periodistas colombianos del cual no he sido más que asesor de despegue durante pocos números. No podía perderme semejante experiencia. Y aprendí mucho al lado de ellos...
SEMANA: ¿Qué espera de Cambio 16 Colombia? ¿Cuál es la contribución que usted aspira que esta revista le haga al periodismo colombiano?
D.S.: Espero que ofrezca una posibilidad imaginativa, audaz, abierta, divertida e interesante para que el colombiano intente conocerse a sí mismo y comprender lo que lo rodea.
SEMANA: Después de varios años de no hacer periodismo en Colombia, ¿qué impresión se lleva al regresar a España sobre la situación actual del periodismo colombiano? ¿Cree que es mejor que antes? ¿Qué cambios, positivos y negativos, ha sufrido?
D.S.: Creo que el periodismo colombiano ha sufrido en los últimos 10 años una transformación importante que revela, al mismo tiempo, la bondad de las nuevas tecnologías y el impacto que ha producido en él la violencia: el síndrome de la chiva parece exacerbado, hay menos objetividad y más militancia en torno a ciertos temas, noto que la calidad de la reportería y la redacción han sufrido mengua. Por otra parte, su capacidad de fiscalización ha disminuído y parece haber más apuro que antes, por lo mismo que las noticias se atropellan las unas a las otras mucho más que antes. Todo esto muestra un estado de transición. Sinceramente, no creo que sea mejor de lo que fue hace dos o tres lustros. Y me parece que su principal deber, si quiere ser mucho mejor que ahora, es el de preparar, muy cuidadosamente, a los nuevos periodistas. Veo como positiva la fuerza que ha adquirido la franja de las revistas de noticias especializadas y semanales, donde SEMANA ha hecho un aporte trascendental.
SEMANA: ¿Qué impresión se lleva de El Tiempo, su casa periodística de tantos años?
D.S.: El Tiempo está cada vez mejor en su información especializada, pero ha disminuído el nivel de su información general. Es un fenómeno común a otros periódicos colombianos. Pero no hay duda de que sigue siendo el mejor.
SEMANA: Usted inauguró en el país la escuela del periodismo investigativo. ¿Cree que esa escuela subsiste, que tiene seguidores y que sigue cumpliendo un papel en la denuncia de los abusos del poder y de la corrupción?
D.S.: Me parece que la situación colombiana, con su violencia y sus presiones de diversa índole sobre los informadores, ha reducido el periodismo investigativo a su mínima expresión.
SEMANA: Y hablando de corrupción, el tema de moda en Colombia, usted que tanto escribió sobre ella ¿cree como el Veedor del Tesoro que este es el Gobierno más corrupto de la historia de Colombia? ¿Cree que hay más corrupción hoy que antes, o que quizás, como piensan algunos, hay más denuncias y más investigaciones que antes?
D.S.: Me parece que decir que este es el Gobierno más corrupto de la historia es una licencia poético-política del Veedor. Pero quizá sí podemos decir que el Estado colombiano, en general, muestra mayores niveles de corrupción que nunca, debido a su tamaño, al desfallecimiento de los resortes éticos en nuestra sociedad y a la abundancia de dinero y violencia. Resulta difícil saber si hay más corrupción hoy que ayer. Para eso sería preciso hacer un concurso, y me temo que podrían sobornar al jurado.
SEMANA: Muchos creen que la forma como los asuntos de corrupción se están vesltilando en el país no es la mejor, y que el tema se está utilizando políticamente, para lograr determinados efectos de opinión al iniciarse la campaña electoral. ¿Está usted de acuerdo con esa visión?
D.S.: La política en general, y las temporadas electorales en particular, han sido siempre no sólo un factor de corrupción sino también de confusión ética y de cinismo. He visto ahora con estupor que dictan cátedra sobre ética varios candidatos a diversos cargos que hace algunos años estaban comprometidos en escándalos de corrupción oficial. Tal parece que ahora las colas no son de paja sino de asbesto, o que no hay quien se atreva a arrimarles una chispa de candela.
SEMANA: Su hermano Ernesto Samper es hoy uno de los dos colombianos que mayores opciones tiene de suceder en la Presidencia de la República a César Gaviria. ¿Piensa que esto puede afectar la independencia de Cambio 16 Colombia en el curso de la campaña electoral que se avecina y en un eventual gobierno de su hermano?
D.S.: Cambio 16 es una revista que tiene un director autónomo, Darío Restrepo, y un comité editorial al cual, si usted se fija, pertenecí únicamente para la aparición del número 1 y del que me retiré una vez cumplido el propósito del lanzamiento. Ninguno de ellos depende de mí. Por lo demás, he dicho que no ejerceré el periodismo en Colombia mientras Ernesto sea candidato o presidente: me habría encantado hacerlo en Cambio 16 Colombia, por ejemplo, o volver a mi columna de El Tiempo. Pero me abstengo de ello por respeto a los lectores, y sólo lamento que otros periodistas en las mismas circunstancias piensen totalmente distinto. De todos modos, le cuento que, cuando regresé a España luego de asesorar por unas semanas al estupendo equipo de la nueva revista, Ernesto me llamó para agradecerme que me marchara: "Su independencia -me dijo- me tiene en una condición de desventaja feroz frente a los demás candidatos: es la única revista que no informa sobre mis avances en las encuestas". Era verdad. Yo pedí a Darío que, mientras yo estuviera en Bogotá asesorando la revista, no se mencionara a Ernesto más que en lo indispensable. Y Darío atendió mi deseo de evitar la menor suspicacia respecto a la independencia de la publicación . Soy de los que creen que todas las cuñas del mismo palo deben esmerarse en ser las que más aprieten.