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Exclusivo: expareja de Miguel Ángel del Río rompe su silencio y lo acusa de un entrampamiento, estafa, violencia física y corrupción
SEMANA entrevistó a Ximena Bustamante, expareja del reconocido abogado Miguel Ángel del Río, quien asegura que rompió su silencio por las calumnias, el maltrato y el intento de entrampamiento que él trató de hacer en su contra.
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SEMANA: ¿Explíquenos en qué consiste el entrampamiento que le quería hacer su expareja Miguel Ángel del Río; el narcochofer Manuel Castañeda; y que buscaba afectar el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe?
Ximena Bustamante (X. B.): Esta situación me ha puesto en riesgo, atravesando un conflicto muy fuerte con una persona que hoy catalogo como muy poderosa (Miguel Ángel del Río). He sido testigo de la red de tráfico de influencias que él tiene y cómo la ha utilizado para dañarme a mí y a mi familia. Había una relación de pareja de ocho años y cuando decido poner fin por conflictos de violencia y manipulación, y busco representación jurídica, empieza a atacarme desde el contexto societario de la firma que creamos juntos, que llevo trabajando desde que tengo 23 años, con la esperanza de que era un proyecto de vida. Siento que para el abogado Del Río simplemente fue un instrumento para dañarme y afectarme como mujer.
En ese contexto entró Manuel Castañeda como cliente de la oficina. Él me había excluido de todos los escenarios con clientes con la finalidad de hacer lo que yo he llamado “la estrategia del caracol”; llevarse lo que estaba dentro de la organización y dejarme con los problemas y las deudas. Como seguí trabajando y eso no le sirvió para destrozar mi fuerza ni mi dignidad como mujer, tuvo que acudir a escenarios más escalofriantes como destruir mi imagen, hacer un montaje y hacerme ver ante el país como que yo tenía alianzas criminales con Diego Cadena. Ahí demuestra la intención real de acabar conmigo, con mi imagen y con mi familia.
No hay intereses políticos; sí cabe la coyuntura donde está el proceso del señor Álvaro Uribe; jamás he sido seguidora de Uribe, jamás he tenido ningún vínculo político.
Como yo seguía trabajando, haciendo resistencia a que se me excluyera de manera violenta e ilegal de mi participación, tuvo que recurrir al entrampamiento con Manuel Castañeda. Se me hizo extraño que me citaran a esa reunión porque me había enterado de que se reunían fuera de la oficina; inclusive Miguel estaba recibiendo dinero que no reportaba a la empresa; lo hizo con muchos clientes. Así que, mágicamente, aparece Manuel Castañeda y se sientan en una de las oficinas que saben que tiene cámaras, que es la mía.
Miguel Ángel ya me había dicho: 'Manuel está sacando un tema buenísimo que me va a ayudar con el tema de Álvaro Uribe, porque ahí sí les va a caer encima toda la opinión pública’. Yo no sabía de qué se trataba; ahí es cuando ingreso a la oficina y Manuel empieza a contar toda una historia.

SEMANA: ¿Lo hacen en su oficina porque saben que hay cámaras y quedaría grabado?
X. B.: Sí, lo hacen a propósito. No me había dado cuenta de que era un entrampamiento; me di cuenta cuando Castañeda intenta contactarme para que me reúna con él fuera de la oficina. Él quería grabarme o hacer que alguien me tomara una foto. Le dije: ‘Si tú quieres hablar conmigo, nos podemos ver en mi oficina; no quiero tener un encuentro sola contigo’.
SEMANA: Esa conversación fue después del encuentro con Del Río, ¿cómo encuentra pistas del entrampamiento?
X. B.: El único que sabía que Diego Cadena me había nombrado era Manuel Castañeda, de quien yo descubro que tiene un vínculo muy cercano con Miguel Ángel porque, como les digo, ya estaban recibiendo dinero por debajo de la mesa.
Miguel Ángel y Manuel Castañeda tenían planeado ser agentes provocadores del entrampamiento, inicialmente conmigo, y después repercutió en el proceso de Álvaro Uribe, debido a que ellos sabían que yo había ido a la oficina de Abelardo de la Espriella. Eso no tenía nada que ver con política; había ido a la oficina de De la Espriella con la finalidad de buscar una representación por todo el conflicto y por toda la violencia que venía sufriendo. Como ellos creían que él iba a ser mi abogado, sacan esta noticia, pero como mi objetivo nunca fue generar un conflicto político ni mediático para perjudicarlo a él, entonces salió mal.

SEMANA: Dejemos claras algunas cosas de lo que usted califica como entrampamiento: ¿Era amiga del abogado Diego Cadena?
X. B.: Jamás, yo no miento. No lo he visto, no lo conozco, no le he escuchado la voz, no sé quién es, no sé dónde vive.
SEMANA: Usted estaba buscando a Abelardo de la Espriella para que la representaran en los temas propios de su divorcio. ¿Planteó entregarle información referente al caso Uribe?
X. B.: Jamás, ni a él, ni a nadie; mi interés genuinamente era la defensa de mis derechos.
SEMANA: Vamos al tercer actor: ¿conocía al narcochofer Manuel Castañeda? ¿Por qué se dio cuenta de que era parte del entrampamiento?
X. B.: Manuel Castañeda llega como cliente y yo descubro el chat donde él está girando cheques a Miguel Ángel. Cuando Abelardo iba a ser mi abogado, Manuel me contacta y me dice: ‘Ximena, necesito hablar con usted porque tengo cosas que contarle de ese abogado Miguel Ángel; ese tipo es un HP, necesito que nos veamos’. Ahí le dije que si quiere reunirse conmigo, tiene que ser en las instalaciones de la oficina. El tipo no aparece. Después recibo una llamada telefónica de Wadith Velásquez, investigador y mano derecha de Miguel, y me dice: ‘¿Usted cómo se atreve a venderle información a Abelardo?’. Lo grabo porque ya entendía lo que estaban planeando.
Le dije que no sé de quién me está hablando, que por favor no me moleste; me atacó. De hecho, días anteriores Wadith Velásquez me había ido a amenazar a mi oficina, a decirme que mi vida y la de mi familia corrían riesgo. Curiosamente, después de que Manuel Castañeda no se presenta a la oficina, aparezco nombrada por Daniel Coronell y por otro grupo de amigos de Miguel Ángel del Río en la supuesta grabación que él tenía donde supuestamente tengo un vínculo con Diego Cadena.
Después descubro que Miguel Ángel sigue haciendo poderes de representación y actuaciones jurídicas para buscarle protección a Manuel Castañeda. Es decir, Manuel Castañeda me mintió diciendo que Miguel Ángel era un HP y que no quería que fuera su abogado; me estaban haciendo una trampa.
SEMANA: Hay un tema que tiene que ver con la inclusión en la lista Clinton del presidente Gustavo Petro y su hijo Nicolás, muy cercano a Miguel Ángel. Cuando señala que él empieza a manejar la plata en efectivo por debajo de cuerda, ¿puede haber lavado de activos?
X. B.: Es una pregunta difícil de responder; yo tengo una opinión muy clara al respecto, pero, por protegerme jurídicamente, hasta que una autoridad competente investigue, no me atrevo a decirlo.
SEMANA: Lo cierto es que dice que Del Río se está llevando los clientes, que los pagos se están haciendo por otros canales; en términos prácticos, ¿se está robando la empresa?
X. B.: Sí, eso es lo que está ocurriendo. Es lo que quiero denunciar; fui subestimada como mujer. No solamente he sido víctima de violencia en un contexto de relación sentimental, también económico, donde su instrumento es una firma. Hay cosas mucho más graves, como la seguridad mía y de mi familia; yo nunca había querido denunciar esto, pero cuando ya me di cuenta de todo lo que le estaban haciendo a mi familia, esas capturas, esas persecuciones que me hacían en la puerta de mi casa, tuve que hablar para proteger mi vida. No es un drama sentimental como lo ha querido vender el abogado Del Río.

SEMANA: Esta es la primera vez que usted habla; cuéntenos esos malos tratos. ¿Qué ha pasado con su vida después de que decidió separarse de Del Río?
X. B.: Me cuesta hablar de estas cosas. He tenido que ser fuerte para sacar adelante un proyecto que yo consideré propio y entender que todo esto hace parte de un círculo de violencia sistemática que este hombre ejerció sobre mí; es difícil de aceptar, pero así es.
Lo conocí cuando tenía 23 años; él era un abogado mayor que yo. Nos conocimos porque empezó a representar a mi familia en los procesos jurídicos, los mismos que está nombrando en las redes sociales para desprestigiarme, violando su secreto profesional, como represalia para que yo no hablara. En ese entonces estaba atravesando un conflicto familiar jurídico y él se presentó como el héroe.
La primera empresa que él monta a sus 40 años fue conmigo; se llamaba Del Río Bustamante. Cuando él empieza a ser reconocido, empieza a aislarme y a desprestigiarme como mujer. Yo empiezo a aislarme de la relación y a salir, una mujer muy joven; tenía 24 años. Cuando regresaba, me acusaba de que era infiel, que lo engañaba con todo el mundo. Decía que yo era una alcohólica, me hacía sentir degradada como mujer. En muchos de estos conflictos hubo violencia física.
SEMANA: ¿Violencia física de qué tipo?
X. B.: Es difícil para mí decir esto porque ustedes no me lo van a creer, pero yo empiezo a darme cuenta de que es violencia física con el tiempo. Violencia en el sentido de obstruirme para salir de la casa, porque yo me quería ir de su lado, pero él buscaba la manera de frenarme. Una de esas veces me golpeó en la cara y, en ese momento, él se arrodilló y me lloró y me dijo: ‘Perdón, fue sin culpa, fue sin culpa, yo no quería hacerlo’. Después, con el tiempo, cuando supe quién era él, me di cuenta de que nunca fue un acto accidental; él sí me había golpeado a propósito.
SEMANA: ¿Por qué tomó usted la decisión de separarse del abogado Miguel Ángel del Río?
X. B.: Ya no era una relación real. Él me seguía presentando como su esposa, pero en el escenario privado me minimizaba. Empecé a cansarme, pero no de un momento a otro porque él tenía mucho poder sobre mi familia. En agosto del 2024 armó un viaje familiar cuando ya conocía mi intención de rehacer mi vida, inclusive con otra persona; yo ya le había dicho. En ese viaje le digo que no use a mi familia para tenerme atrapada en su vida. No quería continuar en la relación porque había atravesado mucha violencia, me había dado cuenta de que era mentiroso, había descubierto infidelidades y unos gustos particulares, que yo ya no podía verlo como una pareja sentimental.

SEMANA: Son temas personales, pero quiero preguntarle: ¿La separación tuvo que ver con el matrimonio con Railin Elizabeth Yepes, su actual pareja, quien es buscada en Venezuela por presuntamente saquear PDVSA?
X. B.: Yo supe de ella porque llega a la firma por una consulta en junio de 2024 y empiezan a tener una cercanía. Él viajaba a México para verse con ella y yo simplemente le decía: ‘Mira, haz lo que quieras con tu vida’. Lo que pasa es que descubro, por una empleada doméstica que trabaja en la casa de ellos, que no tenían intenciones de que yo permaneciera en la vida societaria y en la vida de Miguel Ángel como él me lo pintaba. ‘Nadie va a tocar nuestro proyecto, yo todo te lo debo a ti’.
SEMANA: A la nueva esposa de Del Río se le ha conocido con un alias muy particular, ‘la muñeca de la mafia venezolana’; usted habla de amenazas de ella también...
X. B.: En la diligencia en la comisaría aparece Miguel Ángel con ella (Railin Yepes) de testigo en un proceso de violencia. Yo había pedido el derecho de no confrontación, pero me ponen a Miguel Ángel y a todo su esquema de seguridad armado. Aparecen Railin y Wadith Velásquez; mi mamá estaba un poco alterada. Resulta que una de las amenazas que me hacía Miguel Ángel era que si yo me atrevía a denunciar o me atrevía a ir en contra de él, los que tenían que perder eran mis familiares y eso nunca se me va a olvidar. Se aprovechó de que conocía los procesos jurídicos de mi familia para tenerme manipulada.
Ahí aparece esta mujer y me empieza a decir cosas como ‘alcohólica’; aparte de eso, se voltea (Railin) y me empieza a hacer así (señal en el cuello): ‘Te vas a morir’. Yo lo tomo como una amenaza muy seria. Lo más doloroso para mí es que el señor Wadith Velásquez me dice: ‘Saludos a su primo de parte del doctor Del Río y mías’. Apenas puse la queja en la comisaría, capturan a mi primo que ya tenía una condena; eso a mí no me da vergüenza, hablar de un proceso que tiene un familiar. Esto que le hicieron a mi primo, los hostigamientos, los seguimientos, es donde yo digo, ya no puedo más.
Ese mismo día, cuando ya estoy en la casa de una familiar, me empiezan a llamar desesperadamente. En frente de toda mi familia contesto el teléfono en altavoz y me dicen: “Ximena pa, pa, pa, te vas a morir”.

SEMANA: Usted también denunció el tráfico de influencias de Del Río, específicamente en la SAE, donde tramita camionetas, predios y hasta le consiguió trabajo a la esposa de Germán Londoño, muy amigo de Nicolás Petro…
X. B.: Conocí a Nicolás Petro y a Germán Londoño porque trabajé en la campaña para la cual había sido invitado Miguel Ángel del Río. Él se la pasaba todo el tiempo con Nicolás. Cuando aparece todo el escándalo, Germán Londoño llama a Miguel Ángel; yo estoy ahí presenciando esa llamada, y le dice que está molesto porque no apoyó a Nicolás, y le habla sobre una información que tiene de unos contratos o unas cosas que está gestionando Miguel con la ministra de Minas. De esos temas que tocaron hubo uno sobre un dinero que recibió de Euclides Torres.
SEMANA: Es decir, ¿el chantaje de Germán Londoño es con el tema de la supuesta licitación en el Ministerio de Minas y la presunta entrega de dinero por parte de Euclides Torres?
X. B.: Como se muestra en el chat, llama a la asistente que en ese momento nos apoyaba y le manda como una foto y le dice: ‘Oye, al fin, ¿en qué cargo quieren que desempeñemos? ¿En qué ciudad? ¿Y qué valor?’. Ahí aparece Miguel respondiendo esas cosas.
SEMANA: Aparece otro súperpoderoso, el vicecontralor Carlos Mario Zuluaga. ¿Cómo es ese episodio de las camionetas que tenía la SAE para la Contraloría y el conveniente aplazamiento de una audiencia de la Contraloría en la SAE?
X. B: En las pruebas está muy claro. El señor Carlos Zuluaga pidiéndole a Miguel Ángel que intermedie con Sebastián Caballero en el tema de unas camionetas. Que le entreguen 20 camionetas, desconozco para qué. También está la prueba en la que Sebastián Caballero le dice: ‘Claro, de una’. Como en contraprestación, se hace una prórroga a la auditoría que tenía que hacer el contralor en la SAE. Las pruebas hablan solas, no tengo mucho más que decir.

SEMANA: ¿Cómo era el poder de Miguel Ángel del Río y cuál era su relación con Sebastián Caballero, el anterior presidente de la SAE?
X. B.: Cuando conozco a Sebastián Caballero, pienso que es un acuerdo muy genuino en el que se iba a representar a la SAE en algunos asuntos. Cuando Miguel se desentendió de la empresa, inicio una investigación para saber qué era lo que estaba haciendo con la sociedad y por qué se desaparecieron los recursos de la empresa. Eso es a lo que él llama extorsión, a mi derecho a cuestionar qué hizo en su administración.
SEMANA: En las denuncias y las cartas que ustedes le han enviado a la fiscal Luz Adriana Camargo hablan de garantías de seguridad, porque sienten desconfianza por la relación cercana que hay entre Del Río y Camargo. ¿Cuál es esa cercanía?
X. B.: Presencié de primera mano todas las personas con las que se relacionaba; inclusive tengo que decir a la opinión pública: no se dejen engañar, porque lo vi, lo presencié con mis ojos, son amigos. Eso mismo presencié con muchas personas, incluyendo fiscales, pero lo más grave es que una de sus apreciaciones y de lo que él decía era que él tenía a los fiscales en su bolsillo. Eso me preocupa porque realmente qué garantías puedo tener.
SEMANA: ¿Cuáles fueron esas mentiras a las que habría acudido el abogado Miguel Ángel del Río para reforzar su esquema de seguridad con la UNP?
X. B.: Esa es la prueba reina de cómo Miguel Ángel miente, de cómo manipula a las entidades. En sus relatos y descargos anula tres años de relación, dice que nosotros terminamos en el 2022. Eso es falso; yo tengo el registro de que él se muda de la casa en la que vivíamos juntos hasta principios de 2024. En la UNP aparece pidiendo protección porque, además, uno de los hechos que él denuncia es que su esposa se ha tenido que ir del país por temas de seguridad, entonces es básicamente ese cuestionamiento. ¿A quién le mintió?, ¿a la comisaría?, ¿a la UNP?, ¿a mí?
