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LA CAIDA DE GUZMAN

Cómo llegó uno de los alcaldes más populares del país a enredarse en la telaraña del proceso 8.000.

4 de agosto de 1997

Hace tres años, cuando la Fiscalía tuvo en sus manos los primeros documentos incautados al cartel de Cali que dieron origen al proceso 8.000, los investigadores descubrieron un listado que contenía la primera letra del nombre y el apellido de varias personas que a simple vista parecían corresponder a conocidos miembros dela clase política. Allí estaban registrados nombres como los de A. Iragorri, J. Lara, R. González, K. Becerra, C. Abadía, R. Garavito, S. Medina y al final de la lista M. Guzmán.
Con el tiempo los investigadores lograron descifrar las verdaderas identidades que se escondían tras las iniciales de los nombres y los apellidos contenidas en esta y otras listas. Fue así como en menos de dos años cerca de medio centenar de importantes personalidades de la política cayeron en manos de la justicia y hoy la mayoría de ellos se encuentran presos.
A pesar de que los sabuesos escarbaron hasta el último rincón, varios de los nombres que aparecieron en esos listados terminaron por salvarse. Pero los hombres de la Fiscalía siempre tuvieron entre ceja y ceja un de ellos: M. Guzmán. Sus sospechas sobre la identidad de este personaje recayeron una y otra vez en la persona de Mauricio Guzmán Cuevas, el alcalde de Cali. Sin embargo nunca encontraron pruebas que les permitieran confirmar sus sospechas. Mientras los investigadores continuaron sus pesquisas de manera silenciosa, Mauricio Guzmán se convirtió en uno de los mejores alcaldes del país (ver siguiente artículo).
Atando cabos
En la mañana del domingo 27 de noviembre de 1994 el hoy desaparecido diario La Prensa publicó con gran despliegue un artículo basado en dos informes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos -DEA- sobre la existencia de la denominada 'organización Hugo Cuevas Gamboa', acusada de ser una de las empresas más grandes del lavado de dinero en el mundo. De acuerdo con esos informes esa organización, bajo la fachada de Universal de Cambios, con sede en Cali, tenía estrechos vínculos con Miguel Rodríguez Orejuela. Según la DEA, la red funcionaba desde 1980 y lavaba unos 50 millones de dólares semanales por medio de 900 empresas de cobros de cheques o transferencias electrónicas de capitales en más de 25 países.
A lo largo del informe del periódico de la familia Pastrana fueron relacionados los nombres de varios de los principales integrantes de la familia Cuevas Gamboa como los presuntos encargados del manejo de esas operaciones ilegales. Sólo en la parte final del artículo apareció mencionado Mauricio Guzmán, de quien, según el periódico, la DEA dijo lo siguiente: "Es sobrino de Hugo Cuevas Gamboa e hijo de Graciela Cuevas. Fue gobernador del Valle, se postuló al Senado para las pasadas elecciones de marzo y fracasó. Fue elegido alcalde de Cali. Guzmán suele asociarse con narcotraficantes. En 1983 tomó un curso en la universidad de Harvard".
Días después de la publicación los investigadores de la Fiscalía pensaron que por fin habían encontrado la punta de la madeja que les permitiría pasar de las simples sospechas sobre M. Guzmán. Por esa razón decidieron solicitar formalmente a la DEA en Estados Unidos el envío de los dos documentos y las pruebas que los sustentaran. Sin embargo la solicitud nunca tuvo respuesta. Una vez más los sabuesos se encontraron en un callejón sin salida en la investigación que habían iniciado en busca de M. Guzmán.
Frente a frente
Pero quien terminó tratando de utilizar a su favor el informe periodístico, basado en los supuestos documentos de la DEA, fue Claudio Borrero, el principal rival político de Mauricio Guzmán en la contienda electoral por la alcaldía de Cali. En plena campaña, y con la idea de sacar del camino a su contrincante, Borrero envió una carta al entonces fiscal Alfonso Valdivieso para solicitarle que le diera la oportunidad a Guzmán de explicarle a la justicia las sindicaciones que le hacía la DEA.
En la parte final de la campaña a la alcaldía Borrero y Guzmán fueron invitados a un debate en directo que organizó uno de los programas del canal regional de televisión. En una de sus intervenciones Borrero atizó la hoguera y acusó a Guzmán de haber aparecido en informes de la DEA sobre narcotráfico. Los ánimos se caldearon y los dos candidatos anunciaron demandas penales por calumnia del uno contra el otro. El escándalo no tuvo eco y Guzmán días después fue elegido como alcalde de Cali. Para sorpresa de la ciudadanía el alcalde electo le ofreció a Borrero el cargo de director del Departamento Administrativo de Registro Estadístico de Bienes Inmuebles de Cali. No menos sorprendente fue que éste último lo aceptó.
La pista final
Durante los dos últimos años Guzmán y Borrero se dedicaron a cumplir sus funciones en la alcaldía mientras que en la Fiscalía el caso de M. Guzmán volvió al tintero por falta de evidencias. Pero en enero de este año, y en desarrollo de unas diligencias judiciales contra políticos vallecaucanos, los investigadores encontraron una luz. En un viaje a Cali varios informantes les revelaron la existencia de aportes de empresas de fachada del cartel para Guzmán. Como si esto fuera poco, aseguraron que Borrero también había recibido dineros. La información fue muy fragmentaria porque no fue sustentada ni con cheques ni con documentos que probaran esas supuestas donaciones. Parecía inverosímil que los dos contrincantes de la contienda electoral estuvieran 'untados'.
Tres meses después la búsqueda por fin dio el primer resultado. Tras revisar de manera minuciosa los registros bancarios los hombres de la Fiscalía encontraron un cheque por valor de cuatro millones de pesos, firmado por Miguel Rodríguez y depositado en una cuenta corriente de Claudio Borrero. Unos días después hallaron un segundo cheque girado a él, también procedente de una cuenta de fachada del cartel.
Con base en estas evidencias la Fiscalía expidió una orden de captura contra el funcionario, la cual se hizo efectiva el martes de la semana pasada. En su primera indagatoria Borrero reconoció la existencia de esas donaciones y ofreció colaborar con la justicia.
No aparecía, sin embargo, nada contra Guzmán. Los investigadores decidieron revisar nuevamente los miles de cheques girados desde las cuentas de fachada de los hermanos Rodríguez Orejuela. Esa labor demoró varios meses y a través de cruces de computador se descifró el acertijo.
Al finalizar la revisión de las cuentas bancarias de los Rodríguez los investigadores encontraron 15 cheques por 300 millones de pesos que fueron a parar a por lo menos cuatro cuentas bancarias de personas muy cercanas a Guzmán. Después de rastrear los movimientos de esos depósitos los investigadores descubrieron que una parte de esos 300 millones terminó en las arcas de la campaña política del entonces candidato a la alcaldía de Cali, quien había tenido manejo directo de esos dineros.
El descubrimiento de esa triangulación de dineros de los Rodríguez Orejuela tiene hoy entre los palos a Mauricio Guzmán. Esta semana rendirá indagatoria ante un fiscal sin rostro que escuchará sus explicaciones sobre lo ocurrido. Es probable que ese mismo día sea detenido.