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LA CIA Y EL MAS

En su libro, ¿A quién beneficia la cocaína?, publicado por Tercer Mundo Editores, dos periodistas franceses sostienen que la Cia creo el Mas y les enseñó a los carteles a hacer terrorismo.

19 de diciembre de 1994

PARA IVES LE BONNIEC Y MYLENE SAULOY el narcotráfico no solo ha beneficiado a los traficantes colombianos y "creer lo contrario" -dicen- "es una simplificación ingenua". Estos periodistas sostienen en su libro la tesis de que el narcotráfico es un macabro rompecabezas del que sacan provecho también traficantes de armas, banqueros que lavan dólares, miembros de la CIA y la DEA, mercenarios de diversas nacionalidades y agentes de los servicios secretos de los países involucrados en la guerra. "Esta guerra, dicen, no es de las que se ganan sino de las que se mantienen. Poco importa en el fondo que no se puedan celebrar más que efímeros éxitos -y la muerte de Escobar es uno de ellos- sin efecto real sobre la amplitud del trafico y del consumo. La guerra a la droga tiene funciones diferentes de la de frenar un comercio ilícito. Para Estados Unidos es un poderoso medio de presión y de intervención en su zona de influencia".

SEMANA reproduce apartes del capitulo de Sauloy y Le Bonniec sobre la influencia que, según ellos, tuvo la CIA en la creación del desaparecido grupo MAS, muerte a secuestradores.


EL EJERCITO DE LA COCAINA:
"Le enseñamos a la gente del cartel a volverse terrorista, le enseñamos cómo iban a comportarse sus enemigos y como debían reaccionar para oponérseles". Ramón Milian Rodríguez, ex oficial de la CIA.

El 2 de diciembre de 1981 Cali juega contra Medellín, en fútbol. El equipo América, cuyo principal accionista es el hermano del 'Ajedrecista', Gilberto Rodríguez Orejuela, enfrenta al Nacional de Medellín, apadrinado por los amigos de Pablo Escobar. Hay una multitud en las graderías del estadio de Cali y los millares de hojas volantes esparcidas sobre ella por una avioneta se dirigen a un público especifico. Título: "A los secuestradores comunes y a los secuestradores subversivos". En la parte baja de la pagina, estas palabras: "firma MAS (Muerte a Secuestradores) grupo de acción de la mafia", seguidas de una cruz. El texto anuncia "que 223 jefes mafiosos" decidieron asignar cada uno dos millones de pesos y 10 de sus mejores hombres para un objetivo común: "Ejecutar en forma directa a todas las personas que sean involucradas en secuestros (.. ), ya sean delincuentes o de grupos subversivos (...). (Los fondos) serán empleados para combatir el secuestro y serán invertidos en recompensas, ejecuciones y equipo." Los secuestradores "serán colgados de los arboles en los parques o fusilados y marcados con el signo de nuestro grupo (una cruz)". Una mafia cuya existencia era hasta entonces desconocida acababa, pues, de reunir un ejercito antisecuestro de 2.230 hombres con un presupuesto de unos siete millones de dólares.

Veinte días antes, Marta Nieves, la hermana de Jorge Luis Ochoa, había sido secuestrada en Medellín por un comando de la guerrilla del M-19. El 16 de noviembre los '223 jefes mafiosos' se habían reunido con varios grandes ganaderos y terratenientes, un alcalde, funcionarios municipales y un ejecutivo de la Texas Oil Petroleum, para decidir una estrategia de defensa común contra los riesgos de secuestro: unos militares les habían dado una lista de 95 personas 'secuestrables' -de las cuales muchas eran mafiosos- la cual pretendían haber encontrado en manos de los guerrilleros. El 20 de noviembre, Carlos Lehder fué herido de bala en el pecho al escapar de un comando del M-19 que intentaba secuestrarlo. La guerrilla creyó que podía obligar a contribuir a los nuevos ricos. El MAS iba a castigar esta afrenta.

En menos de dos meses un centenar de militantes y simpatizantes del M19 son abatidos en Medellín. La mayoría es salvajemente torturada y lleva la marca del MAS. Curiosamente, la muerte de varios de ellos tiene lugar algunos días después de que el B-2 -servicio de inteligencia del Ejercito- hizo una pesquisa en sus domicilios. El clan Ochoa anuncia que no pagara el rescate de Marta Nieves y ofrece 25 millones de pesos como recompensa por toda información sobre sus secuestradores. Lehder que hizo la misma oferta en su ciudad, Armenia, recibe pronto la visita de agentes de la policía secreta, el F-2, que fueron a mostrarle sus fotos de archivo. Decenas de cadáveres de 'secuestradores' aparecieron poco tiempo después en el basurero municipal.

Siempre tan locuaz, Lehder -que hizo publicar en la prensa grandes avisos firmados 'Los secuestrables'- declara que es necesario crear una fuerza táctica antisecuestro "con mercenarios extranjeros de Vietnam y Africa del Sur, los duros del F-2, los guerreros del B-2, la información del DAS, los halcones de la Fuerza Aérea y los tiburones de la Marina". ¿Delirio? No del todo.

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"El cartel no esta constituido por las personas más instruidas; en esa época algunos hicieron venir personas que los aconsejaban, como yo. Les explicamos lo que es terrorismo, el tipo de entrenamiento y algunos de los métodos necesarios para combatirlo. Estuvieron más bien impresionados y quisieron poner manos a la obra para deshacerse de la amenaza del M-19. (...) Nunca habían sido capaces de visualizar esta amenaza; una vez pudimos explicársela, quisieron acción".

"Y le enseñamos a la gente del cartel a convertirse en terroristas", concluye el ex oficial de la CIA Ramón Milian Rodríguez en su declaración ante la comisión Kerry. Este sorprendente personaje ya apareció varias veces en el curso de los capítulos precedentes. En 1979 este cubano-americano se reunió en Panamá con los que él llama major boys de la cocaína. Gracias a un colaborador remunerado de la CIA, el general Noriega. Gerenciando los fondos secretos de la central norteamericana de inteligencia a través de América Latina, se convirtió en uno de los lavadores habituales de los millones de 'cocadólares' de Ochoa, Rodríguez Orejuela, Escobar y otros.

Que Milian le haya propuesto servicios de otro tipo a un Jorge Luis Ochoa furioso por el secuestro de su hermana es bastante comprensible. Así, Milian le daba una mano a uno de sus fieles clientes y, más allá, iba en ayuda de aliados ideológicos expuestos a los desmanes de una guerrilla 'comunista': "El M-19 tiene una ideología marxista-leninista y el cartel es una empresa capitalista, incluso si no se ven como tales". Ferviente anticomunista, Ramón Milian no se enreda con matices. El M-19 nunca fué una guerrilla 'comunista'; siempre invocó los ideales y el nacionalismo del Libertador Simón Bolivar, de una revolución suigeneris exenta de todo modelo de importación, ya fuera el de Lenin o el de Mao.

Milian afirma haber asistido personalmente a la famosa reunión que dio nacimiento al MAS. "Además del dinero, cada grupo aportó sus más sádicos 'sociópatas ", le cuenta al senador Kerry. El oficial de la CIA no se limitó con colmar a sus clientes de buenos consejos: "Al comienzo, no tenían armamento homogéneo. Los hombres tenían sus armas personales y casi todos preferían las automatizas como los M16, los AK47 o los Uzi. Era como quisieran, pero podíamos suministrarles todo lo que desearan".

El senador Kerry, que recibe el testimonio de Milian, no trata de saber si la misma CIA garantizó y secundó el nacimiento del MAS. Para el ex analista de la CIA David MacMichael, "la cuestión sigue abierta: ¡hasta qué punto la CIA conocía estas operaciones con los carteles? Según Ramón (Milian), lo sabía todo". Y MacMichael lo cree sin vacilar. Así, por los consejos de un oficial de la CIA, los traficantes de cocaína montaron por primera vez un poder disuasivo conjunto.

Marta Nieves Ochoa fué liberada el 17 de febrero de 1982. Su hermano Jorge Luis Ochoa sabría mostrarse agradecido con la CIA. Trece meses después de su liberación, Wanda Doe acompañaba a Jorge Luis al aeropuerto de Barranquilla; los pilotos de la CIA a quienes ella ve descargar las armas destinadas a la Contra nicaragüense y embarcar cocaína del padrino, estaban en misión de rutina.

Los TUTORES DEL MAS
El clan Ochoa no había tenido que pagar rescate: "Las diferencias entre el M-19 y las personas que el M-19 veía como una lista para secuestrar fueron allanadas en cuestión de seis meses", contará Carlos Lehder. Varios comandantes del M-19 confirmaron después que un pacto de no agresión entre la guerrilla y la mafia había sido negociado por emisarios en Panamá. De hecho, el M-19 no registra más perdidas en sus filas. No es que el MAS haya puesto fin a sus actividades: sólo en 1982 rubrica aproximadamente 500 asesinatos. Pero ya no escoge sus víctimas en Medellín. Toma como blanco a los campesinos del Magdalena Medio, miembros del Partido Comunista y 'simpatizantes', o aquellos a quienes considera como tales.

Tan pronto como entra en funciones, en agosto de 1982, el presidente colombiano Belisario Betancur ordena al despacho del Procurador General abrir una investigación. Seis meses más tarde recoge sus primeras conclusiones: "Todo parece probar que el MAS original se desvaneció. (...) Lo que empezó bajo la divisa de 'muerte a los secuestradores' (...) se convirtió en 'muerte a todo el mundo' (...). Personas vinculadas directa e indirectamente a las Fuerzas Armadas se han dejado arrastrar por esta corriente de la disolución nacional (...)". Algunos días después el Procurador publica una lista de 163 miembros del MAS: 59 son militares activos.

Lehder, siempre tan prolijo, declara muy pronto: "La rama civil del MAS murió cuando Belisario Betancur se convirtió en presidente. El MAS de la CIA lo reemplazó. Hay un pacto de no agresión entre el M-19 y los socios originales del MAS. Los que hoy hacen parte de él son los de la CIA aliados con ex policías y ex militares. Ellos son los agresores". Efectivamente, la mayoría de los '223 jefes mafiosos' de los inicios ya no están afiliados a este 'grupo de autodefensa'.

Convertido en fuerza paramilitar, el MAS cercó el Magdalena Medio colombiano. Basados en el modelo de la legendaria Murder Inc., constituida en 1934 por la mafia siciliano-americana, en lo sucesivo va a servir de poder disuasivo anticomunista, con la bendición de altos responsables del ejercito regular. Un ejemplo entre tantos otros: en 1981 un socio de peso de Jorge Luis Ochoa, el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros, coordina con un general colombiano y tres traficantes españoles el desembarco en una isla panameña de un cargamento de fusiles y municiones provenientes de Europa. El destino de esa armas nunca fué oficialmente aclarado; todo permite pensar que habían sido adquiridas por el MAS.-