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"Como partido de la coalición de gobierno debemos ayudarle al presidente de la república, y en ese sentido debemos no aceptar las objeciones", aseguró Iragorri.

POLÍTICA

La U, el partido de gobierno que no aprobará las objeciones a la ley JEP

Después de una larga reunión entre la bancada, la presidenta de la JEP, el fiscal general y la ministra del Interior, La U tomó la decisión de respaldar la jurisdicción especial. Aunque se suman votos a los defensores de la JEP, la llave la sigue teniendo Cambio Radical.

20 de marzo de 2019

Este martes el gobierno restó de sus cuentas para aprobar las objeciones a la ley que reglamenta la JEP los votos del partido de La U. Su presidente, Aurelio Iragorri, anunció que apoyarán la jurisdicción especial y por tanto no aceptarán las objeciones. Esto a pesar de ser un partido que formalmente hace parte del gobierno.

La decisión no es sorpresiva, pero sí demuestra coherencia por parte de los dirigentes del partido. No en vano La U se la jugó por el proceso de paz durante el gobierno Santos, su pasado reciente influyó en la decisión. “Este partido contribuyó y seguirá contribuyendo siempre a la construcción de la paz estable y duradera. Ha sido fundamental en la construcción del acuerdo y nos ha costado mucho políticamente”, explicó Iragorri, a quien le parece que justamente como partido de la coalición de gobierno deben “ayudarle al presidente” y no aceptar las objeciones.

Consulte: “Hay una intención del gobierno de dinamitar todo el acuerdo de paz” Luis Felipe Henao

Para La U objetar la ley estatutaria no es el camino, proponen presentar un proyecto de acto legislativo en el que el gobierno convoque a todos los partidos para hacer un acuerdo y así poner sobre la mesa las observaciones al acuerdo de paz.

La U tiene 39 congresistas, es decir, 14 curules en el Senado y 25 en la Cámara. Según Iragorri la decisión aunque no es unánime, es mayoritaria y se dio después de una reunión de seis horas entre la bancada, la presidenta de la JEP, el fiscal Néstor Humberto Martínez y la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, en la que analizaron los argumentos jurídicos.

En contexto: La JEP, en las manos de Cambio Radical

“De los 39 parlamentarios fueron 32 a la reunión, pero esa es la tendencia mayoritaria del partido, para no decir que dos no están de acuerdo”, precisió Iragorri. Sin embargo, aunque los votos son importantes no alcanzan para lograr la mayoría en contra de las objeciones. La llave la sigue teniendo Cambio Radical, sus votos podrían inclinar la balanza, sin embargo, todavía no han decidido en cuál sentido votarán.

Sin embargo, todavía falta un largo camino por delante, las comisiones accidentales hasta ahora se están formando y deberán analizar las objeciones para después presentar un informe a plenaria donde votarán los congresistas. “Espero que todos los que hayan fijado posiciones, de todos los partidos, se mantengan y no sea para posicionarse”, advirtió el senador Armando Benedetti.

La U ya había ejercido presión ante el gobierno. Días antes de que Duque decidiera objetar la ley estatutaria de la JEP, envió una misiva a Palacio para advertir que objetar generaría una inseguridad jurídica tal que “pondría en entredicho el esquema especial de control que el constituyente ha establecido especialmente para esta clase de normas”. La carta nunca recibió respuesta.

Ahora, tras las objeciones, Iragorri vuelve a insistir al gobierno en que este no es el camino correcto porque ni siquiera así se podrían “corregir” puntos claves. “Hay temas que no es cierto que esten en la estatutaria, como el tema de los delitos sexuales”, aseguró. En la decisión que tomó el partido pesó la advertencia del procurador Fernando Carrillo de que ya existe cosa juzgada, y que de ser así el Congreso podrían entrar en faltas disciplinarias si toman decisiones sobre una sentencia de la corte.

Más allá de las objeciones, este es un duro golpe para el gobierno pues formalmente pierde a una de las colectividades que considera aliadas. Su tarea será ahora convencer a los congresistas individualmente, tarea que no será fácil si se mantiene en la promesa de no repartir mermelada.