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Las tierras de la temida guerrillera Karina

Decenas de campesinos retornaron a sus lugares de origen y recibieron títulos de propiedad en la antigua zona donde a sangre y fuego ejerció su mando la excomandante subversiva.

4 de agosto de 2017

Ángela Osorio de Arias hace parte de los millones de colombianos que si bien no tuvieron muertos en sus casas por causa del conflicto armado, sí dejaron su tierra ante la eventualidad de tener que velar y sepultar a sus seres queridos.

Pensilvania, en el departamento de Caldas, fue uno de los puntos clave de los ataques de la otrora guerrillera de las Farc Elda Neyis Mosquera, conocida con el alias de "Karina".

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Durante años "Karina" azotó el departamento de Caldas y el sur de Antioquia, hasta su desmovilización en 2008 en el municipio antioqueño de Sonsón. En zona rural de Pensilvania vivía Ángela Osorio con su esposo y sus 10 hijos.

Pero el 21 de mayo de 2004, una de sus hijas tuvo que presenciar un asalto rebelde en el llamado puente del Salado de Pensilvania. Johanna era entonces una adolescente y por petición de su madre había ido a comprar leche y queso.

"Yo vi que había muchos carros (...) De pronto una señora me dijo: ‘Johanna, esto es una toma guerrillera. Usted se tiene que esconder. Éntrese‘. Yo me entré, pero cuando menos pensé eso eran balas por todos lados", relató Johanna Arias Osorio.

Ese día partió en dos la vida de la familia Arias Osorio. De inmediato Johanna, despavorida, se marchó para Cali donde una hermana mayor. A los pocos días sus padres, Luis Arias y Ángela Osorio, decidieron marcharse en arriendo para una pequeña finca cerca de Manizales, la capital de Caldas.

Con la voz entrecortada, Ángela Osorio, de 67 años, le contó este viernes sus pesares y sus alegrías al presidente Juan Manuel Santos Calderón.

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El mandatario de los colombianos y director de la ANT, Miguel Samper Strouss, le hicieron entrega formal a Ángela Osorio del título que la acredita como definitiva y única dueña de su predio de 298 metros en la vereda San Peregrino de Manizales.

Aparte de Ángela Osorio, otras 58 familias caldenses recibieron también las escrituras de sus tierras en un animado acto en el polideportivo de San Peregrino.

Durante su intervención ante unos 300 campesinos en el polideportivo, el jefe de Estado recordó que durante su paso por el Ministerio de Defensa se logró la neutralización de alias "Karina".

A Ángela Osorio, dijo, la sacaron de su tierra "la guerrilla, la violencia (y) Karina... Después de los estragos que Karina causó ahora es una gestora de paz y (actualmente) está promoviendo la paz en zonas del país donde ella misma se había encargado de infundir el miedo", indicó el gobernante.

De acuerdo con el relato de Ángela Osorio, pocas semanas después del ataque guerrillero que tuvo que presenciar su hija Johanna, vendieron barata su finca El Paraíso en Pensilvania. A los Arias Osorio tal vez les dieron poco más de la mitad de lo que valía el predio. O menos. Lo importante, sin embargo, era salvar sus vidas.

Aparte del incidente de Johanna, la familia se cansó de ver que a diario eran asesinados en el pueblo y en la vereda amigos y conocidos.

Un día, sin que nadie supiera, los Arias Osorio empacaron sus cosas en un camión. Anochecieron pero no amanecieron. Antes de subirse al carro, Ángela Osorio miró por última vez la que durante por lo menos 15 años fue su casa y lloró por un momento.

"Eso es tenaz. Eso da mucha verraquera, mucha tristeza, uno tener que dejar las cositas que con tanto esfuerzo consiguió (...) Pasamos de tener una finca grande a esto (en San Peregrino), pero estamos vivos", comentó Ángela Osorio con los ojos encharcados, mientras hacía hincapié en que llegó a San Peregrino con la mejor compañía del mundo, Dios, "porque nosotros hemos sido de familia muy católica".

Tal vez ese estilo de vida apegado a Dios le ayudo a Ángela Osorio a salir adelante de la que según ella ha sido la prueba más difícil de su vida: su esposo Luis Arias fue, según dijo, embrujado por una mujer mucho mayor que él.

El hombre estuvo tres meses desconectado del mundo. Parecía en coma. No era capaz de comer; tenían que ayudarle a hacerlo. No le provocaba bañarse; casi que lo tenían que obligar a hacerlo. Finalmente, después de mucho rezar, Luis Arias se conectó de nuevo con la vida. Eso ocurrió en 1990. Veintisiete años después Ángela Osorio todavía habla del tema con miedo y en voz baja.

Aunque Luis Arias murió hace tres años de cáncer en el estómago, la vida de Ángela Osorio se desarrolla con normalidad y, según ella, con la fe puesta en Dios. No tiene dinero, pero en cambio sí unos hijos que le consienten y ayudan hasta donde económicamente les es posible.

Y, eso sí, está feliz y optimista con el proceso de paz que sellaron en Cuba el gobierno del presidente Santos y las FARC para poner fin a más de medio siglo de hostilidades entre las partes.

El proceso de negociación es "muy bueno. Dios quiera (que termine bien), porque en verdad (es difícil) vivir lo que nos tocó vivir a nosotros", dijo Ángela Osorio, quien además agregó que "no es bueno ver por televisión gente por ahí desplazada y pasándola mal".

Y con alias "Karina", Ángela Osorio no tiene resentimiento alguno. Para ella, los propios errores cometidos por la guerrillera son su propio castigo. Si  la llegara a ver, dijo, está segura de que no le diría nada. En cambio, sí elevaría una oración al Cielo por ella. "Usted es muy valiente, doña Ángela. La felicito", le dijo Samper Strouss después de escuchar su emotiva historia.